miércoles, 24 de noviembre de 2010

El embrujo del teatro

Cuando se es pequeño, hay muchas cosas que no se aprecian en su justa medida. Una de ellas es el teatro. Hasta que no fui al Teatro Lope de Vega, y me remonto al año 2001, no pude comprobar lo absorbente que es la experiencia de presenciar una representación teatral. Debo decir que, desde entonces, siempre he asistido al teatro movido por dos razones: la obra, pero, sobre todo, los actores. Dada mi afición al cine, siempre he querido ver a aquellos actores que veía en las películas o en las series de televisión sobre las tablas. Desde entonces he podido ver a varios de los actores más importantes del país y también llevarme gratas sorpresas con actores jóvenes. Personalmente, destacaría a dos actrices que, sobre el escenario, me cautivaron: Concha Velasco, a la que vi en dos funciones: "Filomena Marturano" y "La vida por delante". Esta última la recomiendo porque, aparte de seguir en cartel, emocionó a gran parte del público. La segunda que quiero destacar es Ana Belén a la que vi en "Fedra", demostrando una gran presencia en el escenario acompañada por un sorprendente Fran Perea que convenció con su actuación y que, curiosamente, también vi actuar al lado de la hija de Ana Belén, Marina San José, en una revisión del Tenorio. A pesar de haber destacado a dos actrices no puedo olvidarme de otras experiencias gratas en el teatro: Belén Rueda, Sergio Mur (Física o Química) y José Luis García Pérez en "Closer", la obra que dio pie a la película de Mike Nichols con Natalie Portman y Julia Roberts, Eloy Azorín (visto actualmente en Aida) haciendo una adaptación de la novela "El retrato de Dorian Gray", de Oscar Wilde; o la puesta en escena de textos clásicos como "Hamlet", con Eduard Fernández y Marisa Paredes, "La Gaviota" de Chejov, con Roberto Enríquez (Viriato en Hispania) y Silvia Abascal o "El sueño de una noche de verano" con Verónica Forqué. Mención aparte de todo estarían las cuatro ocasiones en las que he visto a mi actriz favorita, Maribel Verdú: "Las amistades peligrosas", junto a Amparo Larrañaga, "Te quiero muñeca", al lado de Luis Merlo, "Por amor al arte" y "Un dios salvaje", con Aitana Sánchez Gijón. No quería olvidar a Félix Gómez al que vi en Madrid en la función "Krampack", demostrando una solidez que luego ha seguido demostrando a lo largo de los años. Me faltaría mencionar muchas otras obras, pero, en resumidas cuentas, lo que quiero desde aquí, es animar a la gente a que acuda al teatro y experimente una buena experiencia gracias al poder magnético de los escenarios

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