jueves, 14 de abril de 2011

Arthur Miller, El Grande

                      CRÍTICA TEATRAL: TODOS ERAN MIS HIJOS

Sé que el atributo que da fin al título de esta entrada suele ser puesto a reyes o conquistadores pero es que después de la representación de Todos eran mis hijos que he visto esta noche en el Teatro Lope de Vega de Sevilla, no puedo evitar calificar así a este gran autor americano.

Yo iba con el conocimiento justito sobre Miller gracias a que fue parte del temario de mi quinto curso de Filología Inglesa. Conocía sus obras más importantes, pero sólo había visto un Estudio 1 en blanco y negro, genial, por cierto, de Las brujas de Salem dirigido por Pedro Amalio López e interpretado magistralmente por Irene Gutiérrez Caba, Francisco Piquer y Gemma Cuervo, entre otros. De Todos eran mis hijos conocía algunas pinceladas del argumento y el reparto de esta versión, que para mí, era un gran reclamo. Después de terminar la representación, la ovación ha sido espectacular y no es para menos.

Es curioso que éste sea uno de los primero éxitos de Miller, estrenada en 1947, y adaptada al cine al año siguiente con Burt Lancaster y Edward G. Robinson  como principales protagonistas. En España se hizo también un Estudio 1 encabezado por Narciso Ibáñez Menta, Julián Mateos y Marisa Paredes

Miller plantea un conflicto entre familias donde los hechos del pasado están muy presentes, y que estalla al removerse un asunto que hizo al padre de familia estar en la cárcel y a otro vecino suyo permanecer en ella. La cuestión es que los dos trabajaban en una fábrica de elaboración de material para la guerra y el protagonista de la obra, Joe Keller, fue acusado de la muerte de muchos soldados durante la contienda por permitir colocar material defectuoso. Por otro lado, la familia espera la llegada de un hijo desaparecido hace tres años y uno de los puntos clave del conflicto dramático es el enamoramiento del otro hijo de la familia, Chris, y la antigua novia de su hermano, Ann, hija a su vez del hombre que permanece en la cárcel. Y hasta aquí cuento para el que quiera leer o ver la obra.
Momento de la obra
Por lo que respecta a las actuaciones, sólo puedo decir una palabra: sobresaliente. Carlos Hipólito borda su papel de Joe Keller y Gloria Muñoz en el de su mujer está  fantástica. Por otro lado la pareja joven formada por Fran Perea como Chris y Manuela Velasco como Ann es soberbia.

De Perea es la tercera obra que veo representada sobre las tablas, siendo las otras dos de grato recuerdo: Fedra con una inmensa Ana Belén y El burlador de Sevilla, donde curiosamente, trabajaba con la hija de ésta, Marina San José, además de  Manuel Tejada y Jorge Roelas. Con esta obra de Miller, Perea se muestra como un actor de teatro sólido y que se atreve con todo, ya que ha representado obras de todas las épocas.

Con lo que respecta a Velasco, conocida por Rec o la serie Aguila Roja, demuestra un control en el escenario admirable. También hay que destacar a Jorge Bosch en el papel de George, hermano de Ann y desencadenante del fin de esa calma tensa en la que vivían los Keller.

La puesta en escena es sencilla sin variaciones en el escenario principal, el exterior de la casa de los Keller y eso le hace ganar puntos positivos aparte de que el ritmo de la obra es constante y no decae en ningún momento. Una obra, señores, que hay que ver. No se arrepentirán en absoluto. Y reitero mi deseo de que esta obra haga a muchos descubrir la obra de un autor esencial del siglo XX, Arthur Miller.

1 comentario:

  1. Lastima no haber podido ir a verla,me hubiera encantado,pero fuerzas mayores han hecho que pudiera ir.Enhorabuena por el articulo,eres genial.
    R.R.S.

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