CRÍTICA TEATRAL: DRÁCULA
Por mucha experiencia que se tenga, estrenar una obra de teatro impone siempre. Con el aliciente de tratar la historia del vampiro por antonomasia, Drácula se ha estrenado en el Teatro Lope de Vega sevillano. La versión de los directores Jorge de Juan y Eduardo Bazo demostró, como ya se dijo en la presentación a la prensa, ser la clásica de la que se alimentan la mayoría de las versiones cinematográficas y sus derivados.
Por mucha experiencia que se tenga, estrenar una obra de teatro impone siempre. Con el aliciente de tratar la historia del vampiro por antonomasia, Drácula se ha estrenado en el Teatro Lope de Vega sevillano. La versión de los directores Jorge de Juan y Eduardo Bazo demostró, como ya se dijo en la presentación a la prensa, ser la clásica de la que se alimentan la mayoría de las versiones cinematográficas y sus derivados.
La puesta en escena y la intensidad dramática son dos de las notas a destacar por un servidor. El escenario recrea con precisión la sala de un sanatorio del siglo XIX, donde transcurre la mayor parte de la acción, que comienza con una conferencia de Van Helsing, encarnado por un Emilio Gutiérrez Caba que ha demostrado una vez más su profesionalidad.
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| Cartel de la obra de teatro Drácula |
La trama, como menciono en el título del post, tiene la virtud de ir de menos a más con un clímax final en una cripta que sirve de colofón a una serie de acontecimientos donde se exponen una serie de hechos. Aquí el público juega con ventaja porque sabe desde el principio que el Conde Drácula es un vampiro, algo desconocido por los personajes. Eso hace que, antes de que se descubra todo, el público se inquietase ante cada aparición de Drácula (un convincente Ramón Langa).
La dirección de actores es más que correcta, donde sobresale la interpretación de María Ruiz en el papel de Mina, portentosa en cada una de las fases por las que va pasando el personaje, llegando a inspirar el mismo temor que el propio Drácula y Martiño Rivas demuestra ser capaz de desvincularse del papel que hacía en El Internado, a pesar de que no abandona la temática sobrenatural.
Los efectos especiales, los sonidos y los juegos de luces son el complemento perfecto para crear ese ambiente tétrico y misterioso que acompaña desde siempre a esta historia y consiguen envolver al público, que agradeció el esfuerzo del equipo y los actores con clamorosos aplausos.
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