domingo, 4 de diciembre de 2011

Nuria Espert multiplica su enorme talento interpretativo

               CRÍTICA TEATRAL: LA VIOLACIÓN DE LUCRECIA

A los actores les gusta, a lo largo de sus carreras, sorprender y hacer disfrutar al público. Nuria Espert ha demostrado con La violación de Lucrecia ser una de esas actrices que asumen retos. De nuevo con Juanjo Seoane como productor, la veterana actriz demuestra con este monólogo, sobre un poema de William Shakespeare, que puede con todo. La naturalidad con la que Espert interpreta a varios personajes, sin nadie que le dé la réplica es absolutamente asombrosa. La actriz envuelve al público gracias a su perfecto dominio del ritmo y las emociones. 
Nuria Espert en un momento de su genial interpretación
La obra tiene en la sencillez de la puesta en escena uno de sus alicientes donde una cama vacía cobra un protagonismo esencial por el hecho específico que se narra y que Espert "llena" totalmente ella sola, sin necesidad de que haya alguien en ella. Otro aspecto destacable es el perfecto juego de luces que va teniendo lugar a medida que la obra avanza y que contribuye a crear la atmósfera adecuada en cada momento. La dirección de Miguel del Arco es perfecta, lo cual demuestra que fue una sabia elección para este proyecto.

La narración del acontecimiento que ya está explícito en el título demuestra, como en muchas obras de grandes autores, que hay temas universales que tienen validez absoluta a pesar de que la acción transcurra en la antigua Roma. Este montaje, que arrancó los aplausos entusiastas del público demuestra varias cosas, pero sobre todo una: Nuria Espert es una actriz sobresaliente y todo terreno ya que interpreta con total convicción a un violador, a la víctima de éste, y a la narradora del poema, que se va dejando llevar por la emoción, debido a la fuerza de la historia y todo ello  con mínimos cambios de vestuario:capas, túnicas y un traje negro

Después de lo visto, se entiende que pueda interpretar con total solvencia a personajes de gran fuerza como Medea, Celestina, Bernarda Alba, Martha, en ¿Quién teme a Virginia Woolf?, recorrer el mundo con Yerma, atreverse a estrenar Las criadas de Jean Genet, a finales de los años sesenta, o afrontar el papel protagonista de La Loba de Lillian Hellman, su próximo proyecto sobre las tablas. Visto lo visto sólo me queda decir: "Nuria Espert, vuelve pronto a Sevilla, que quiero (y queremos) volver a verte".   

FOTO: JAVIER NAVAL

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