jueves, 9 de febrero de 2012

¿Por caridad?

                       CRÍTICA TEATRAL: YO, EL HEREDERO

En el teatro, como en el cine, puedes reír, llorar, emocionarte etc...Pero si una obra te hace reflexionar es que te ha dejado una huella más profunda después de verla. Esta sensación se experimenta viendo Yo, el heredero. La obra de Eduardo de Filippo, hasta el domingo en el Teatro Lope de Vega de Sevilla, tiene una temática que, a pesar de haber transcurrido más de setenta años desde su estreno, parece totalmente actual. 

Si, por ejemplo, Arte de Yasmina Reza, hace reflexionar sobre la amistad, Yo, el heredero lo hace sobre la condición del ser humano centrándose en la caridad, que queda genial de puertas para fuera. ¿Pero qué pasa si vemos a una de estas caritativas familias desde dentro? Esta respuesta la encontrará el espectador que vaya a ver la obra. Partiendo del reclamo de una herencia algo peculiar por parte de un buscavidas (Ernesto Alterio) se pondrán en evidencia comportamientos inesperados en la mayoría de los miembros de una familia acomodada.
Ernesto Alterio y José Manuel Seda durante la representación

Los actores componen sus personajes a la perfección: Alterio encarna a este peculiar "heredero" con una cantidad de matices increíble, mostrándose descarado, astuto, con más de un as de la manga y con una intervención final que es la que pone el contrapunto serio al comportamiento previo.

Por otro lado, el sevillano José Manuel Seda, borda su papel de abogado respetable, al que los acontecimientos, como al resto de la familia, le sacan de sus casillas, creyendo tener el control de la situación cuando en realidad, por detalles que no desvelaremos, demuestra ser una persona que no lo tiene todo tan previsto como se creía. 

Todos los actores, como he dicho, están muy bien, ya que, además de los dos  intérpretes mencionados, Yoima Valdés tiene una actitud acorde con su posición y la veterana Concha Cuetos muestra, también gracias al personaje de Alterio una vulnerabilidad que la hace ser un personaje diferente al del principio de la acción.
Concha Cuetos en un momento clave de la obra
La puesta en escena es sencilla, con un único lugar donde transcurre toda la acción y yo destacaría, además, el vestuario: las mujeres están muy elegantes, destacando dos hermosos trajes que luce Yoima Valdés, uno blanco y otro naranja que son un complemento más para mostrar la posición social que ocupa y José Manuel Seda, está vestido también de manera muy acertada, dando esa apariencia de gentleman italiano y respetable abogado.

En definitiva, la obra es una de esas composiciones hechas para hacernos reír, en algunos momentos, pero, sobre todo, para meditar sobre aspectos como qué es ejercer realmente la caridad y el deseo de cumplir la voluntad de nuestros mayores. Creo que estos son buenos motivos para ir a ver Yo, el heredero, una obra napolitana que podría ocurrir en cualquier ciudad.

FOTOS: LUIS MALIBRAN

1 comentario:

  1. Quiero ir a verla, ademas los actores me gustan muchísimo.Gracias por acercarnos el teatro y por hacerlo tan bien.
    Besos

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