viernes, 30 de marzo de 2012

Fernando Cayo y Roberto Alamo: Dos actores y una amistad

Roberto Alamo y Fernando Cayo son dos actores de demostrada eficacia y profesionalidad. Triunfan en la televisión y el cine pero el teatro forma una parte esencial en sus carreras. Precisamente el teatro es lo que los ha unido profesionalmente en esta ocasión: Representan hasta el sábado, en el Teatro Lope de Vega de Sevilla, De Ratones y Hombres, una adaptación de la célebre novela del escritor John Steinbeck. Alamo y Cayo interpretan, bajo la sabia dirección de Miguel del Arco, a dos jornaleros, Lennie y George, que sueñan con prosperar en la vida durante la gran depresión americana de los años 30 del siglo XX. De la presente obra, sus otros nexos en común y otros asuntos hablaron amablemente para este blog.
Un servidor con Fernando Cayo y Roberto Alamo               A.Reche Selas

Pregunta: La obra se pone en pie coincidiendo con el 75º aniversario de la publicación de la novela ¿Creen que, a pesar del tiempo transcurrido no ha perdido vigencia?

Roberto Alamo: Yo creo que las obras maestras son atemporales, por lo que no pierden vigencia como Julio César de William Shakespeare o De ratones y hombres, de John Steinbeck. No lo hacen porque hablan de temas que nos importan día a día a los seres humanos y los conflictos que los seres humanos tienen a lo largo de la Historia, los grandes conflictos. Eso no tiene fecha de caducidad, por lo que puedes ver "De ratones y hombres" y asumir que es de ahora.

Fernando Cayo: Miguel del Arco, además, ha intentado extraer del texto y buscar en la interpretación de los actores una contemporaneidad absoluta: los impulsos, la forma de hablar con diálogos cruzados,montados, conversaciones superpuestas, un ritmo muy rápido, muy vertiginoso en los diálogos...La sensación es que hay un "perfume" en la puesta en escena que ambienta en los años 30 en Estados Unidos, pero se han eliminado los localismos y, por este tipo de interpretación podría estar ocurriendo en una explotación agrícola de Almería o Huelva, por ejemplo.

P: Luis Merlo dijo en una ocasión que la amistad es otra especie de amor ¿cómo definirían la relación entre los dos personajes que interpretan?

R.A.: Yo, profundizando en lo que dijo Luis Merlo, diría que la amistad no es un tipo de amor, sino que es amor. No sé por qué la gente cuando escucha la palabra amor piensa en el sexo, siempre. Se ve una relación de amor entre dos amigos y se piensa que es homosexual. El amor es el amor: hacia un hijo, hacia un amigo, a tu familia... En ese sentido yo sí creo que la relación entre nuestros personajes es de amor y de profunda amistad entre dos seres humanos que se entienden a pesar de que sus cerebros funcionen de forma diferente. Es una relación absolutamente afectiva y cariñosa, y de amistad.


P: ¿Se puede decir que también es una historia de superación, por el entorno  y las situaciones que se van encontrando por el camino?

R.C.: Lo que está detrás de esta historia de amistad que se confronta con un medio laboral muy duro es un grito de Steinbeck que habla de humanidad, de libertad, en un mundo asfixiado por la codicia, que es un poco lo que nos está pasando ahora. En el mundo hay más cosas aparte del dinero. A veces hay que recordar que ni andar, ni respirar, ni disfrutar de la vida, ni amar cuesta dinero, y en eso la crisis no nos puede afectar. Para eso tiene que haber un hueco para el optimismo. De eso habla Steinbeck en esta obra, de que hay que salir de la esclavitud, tenemos que cumplir nuestros sueños, todos tenemos sueños y la posibilidad de cumplirlos.

P: ¿Cómo se ha planteado la dirección con tantos actores sobre el escenario para evitar choques...?

R.A: En esta obra hasta nos pisamos textos intencionadamente.

F.C.: Es una desorganización organizada.

R.A.: Está todo organizado, y en eso Miguel del Arco es un maestro. Sabe manejar muy bien a un grupo humano y esta es una prueba más.

P: Ambos tienen en común el haber trabajado en la compañía Animalario (Fernando Cayo en Tito Andrónico y Roberto Alamo en la mayor parte de sus montajes, incluso obtuvo premios por Urtain) ¿Qué destacarían de esta compañía?

R.A: Yo he trabajado en todos sus montajes menos en dos. Yo empecé en el grupo y hasta ahora. Nos une el amor, el humor y la admiración mutua de unos a otros, básicamente. Eso es Animalario.

F.C: Para mí es una de esas compañías que está generando espectáculos para un público mayoritario desde un espacio de libertad e innovación. Es lo que destacaría de Animalario y de Andrés Lima como director. A Miguel del Arco le ocurre un poco lo mismo, ya que está acercando a un público mayoritario el teatro de una forma muy viva y muy auténtica, y eso atrae a los espectadores.

P: Ambos también trabajan en series de época (Fernando Cayo actuó en La Señora, 14 de abril. La República y ahora en Toledo, mientras que Roberto Alamo es uno de los integrantes del reparto de Aguila Roja). ¿Pueden confirmar que al público les gusta este tipo de producciones, sin reticencias?

F.C.: La época forma parte de la vida y como tal es interesante. Todos hemos fantaseado con la idea de haber vivido en otra época y en mi caso, "Toledo", habla de un ambiente medieval, y en España hay una gran tradición y vivimos rodeados de esa Historia. De alguna manera, como espectador, poder ver algo relacionado con tu Historia, ficcionado, es algo muy interesante. En mi caso yo me he llevado muchos años en la Compañía Nacional de Teatro Clásico y ese trabajo con la época me ha resultado familiar.

P: El llegar a mucha gente a través de la televisión les ha hecho aumentar su popularidad. Teniendo en cuenta que sus personajes tienen un importante peso en las tramas de las ficciones en las que participan ¿hace que la gente por la calle les confunda con el personaje que interpretan y, por ejemplo, les den consejos?

R.A.: Es algo normal. En mi caso, cuando voy por la calle el cien por cien de la gente que ve la serie me llama Juan, y yo me llamo Roberto. El cien por cien de la gente que me ha visto en Urtain o en De ratones y hombres,  que me han visto en teatro me dicen "Roberto, enhorabuena por la obra" pero jamás me llaman Urtain o Lennie, por ejemplo. El teatro tiene otro tempo:compras una entrada, te dan un programa, lo lees, ves que Roberto es tal, Fernando es tal. Cuando ven la obra, la gente dice: "Qué buen papel hace Fernando Cayo".

F.C: A mí señoras, con Toledo, me han llegado a decir "Qúe malo eres". Lo que me gusta más de todo es el  poder transitar por distintos recorridos: estar en la televisión e interpretar a un malvado y luego llegar al teatro y hacer una historia de amistad tan bonita como ésta con Roberto y el resto de los compañeros. El haber hecho también un capitán de las SS en la anterior producción teatral, La caida de los dioses. Hacer esos tránsitos que a veces son del blanco al negro, creo que nos enriquece a los actores como personas.

1 comentario:

  1. Gracias por la entrevista. Voy a ver esta noche la obra y espero disfrutarla.

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