sábado, 31 de marzo de 2012

Irene Escolar: "Mi personaje en "De ratones y hombres" es un regalo"

Ver actuar sobre un escenario a Irene Escolar (Madrid, 1988) es una delicia pero conversar con ella no tiene precio. Hija del productor José Luis Escolar, nieta de la inolvidable actriz Irene Gutiérrez Caba y sobrina nieta de los igualmente geniales Emilio y Julia Gutiérrez Caba, se puede decir que la devoción por la  interpretación impregna todo su ser. Aunque ha trabajado en cine con maestros como Carlos Saura, Vicente Aranda o José Luis Cuerda, es en el teatro donde está desarrollando la mayor parte de su exitosa carrera, a la vez  que estudia Filología Inglesa.

El último ejemplo de su talento interpretativo lo hallamos en la  encarnación  de la mujer de uno de los personajes de De ratones y hombres, sobre la novela de John Steinbeck y dirigida por el talentoso Miguel del Arco. De esta obra, que representa hasta hoy en Sevilla acompañada por Fernando Cayo y Roberto Alamo entre muchos otros, y de varios aspectos de su carrera ha hablado en una entrevista de la que les recomiendo no se pierdan ni una coma.
Irene Escolar                      Foto: Media Art Management        

Pregunta: De ratones y hombres es su siguiente trabajo en el teatro tras Agosto a las órdenes de Gerardo Vera ¿Qué le hizo decidirse por esta historia, de John Steinbeck?

Irene Escolar: En primer lugar, Miguel del Arco. El hecho de que él me llamara hizo que yo dijera que sí, independientemente del texto que me hubiera ofrecido. He visto todos los montajes que él ha hecho y soy una gran admiradora de su trabajo. Otra razón es el texto. Yo ya lo conocía porque lo había leído en el colegio, pero ya hace unos años. Lo volví a leer y el personaje es un regalo. Es el único personaje femenino, muy complejo y muy bonito de hacer. Además vamos a actuar en el Teatro Español, que no hay teatro que me pueda gustar más en el mundo.

P: Su personaje pasa por diversos estados ¿qué le indicó Miguel del Arco para hacer el viaje emocional que realiza en esta función?  

I.E.: Como actor, se van haciendo las escenas y Miguel te va guiando. Yo supongo que al elegirme a mí, él corre un riesgo porque, cuando se lee la novela o la obra de teatro, mi personaje se describe como una mujer voluptuosa, muy sexual... y yo no soy eso, parezco más joven en el escenario, no soy la típica mujerona mayor sino todo lo contrario. Creo que Miguel me escogió por ser una niña y creo que, en realidad, es una apuesta muy buena. Ella realmente es una niña, que está sola, al ser la única mujer en la granja, y necesita conversar, cariño y sentirse parte de algo. Es una niña abandonada en el fondo. La vulnerabilidad del personaje viene de ahí, de esa soledad, de esa necesidad de conversar con los demás y expresarse. Su sensualidad y su sexualidad vienen de querer tapar todo eso. Además Miguel y yo hablábamos de que, seguramente, mi personaje, de pequeña, era la típica niña guapa que la madre la vendía para conseguir todo: la comida más barata, el que la invitaran a algunas fiestas... Luego ella se confronta porque, al sentirse en un terreno hostil, saca la fuerza para enfrentarse a todo.

P: ¿Cómo se siente con sus compañeros?

I.E.: Es un lujo, todos me han cuidado mucho, siendo la única chica del espectáculo, me he sentido muy protegida y también lo siento en escena porque sé que, pase lo que pase, ellos van a estar ahí para ayudarme.

P: Antes de Agosto hizo Oleanna de David Mamet, compartiendo escenario con José Coronado (por cuyo trabajo obtuvo el Premio Ojo Crítico de Radio Nacional de España).  Por el tema de la obra (el acoso sexual) ¿fue un reto interpretar esa obra?

I.E.: Fue un reto para mí porque era mi primer papel protagonista en teatro, y era muy complejo de entrada. Al final resultó más fácil interpretarlo de lo que yo pensaba. Aparte de que el tema era difícil, suponía sostener una obra, con  sólo dos personajes hablando durante hora y media. Es muy difícil sostener eso y yo no sabía si iba a estar a la altura. Creo que es el personaje que más me ha marcado y que supongo que recordaré siempre, aunque no me olvido de ninguno, pero vino mucha gente a ver esa función y a la gente le sorprendía mi trabajo, ya que no era un personaje fácil y yo también me sorprendí a mí misma y a partir de eso siento que todo lo demás me resulta más fácil.

P: Usted ha trabajado en dos ocasiones con Alex Rigola (Días mejores y Rock n'Roll) ¿Qué aporta este director al panorama teatral?  

I.E.: Para mí es un maestro. 2666 era espectacular, La gata sobre el tejado de zinc, que es el más reciente.... Todos los espectáculos que he visto suyos son especiales. Tiene algo único. Tiene una forma de contar a través de las imágenes, a través del tema visual que es impresionante. Me encantaría volver a trabajar con él. Creo que Rock n'Roll es de las funciones más bonitas en las que he estado, un texto de Tom Stoppard. Ese montaje fue impresionante. Luego alguien muy importante para mí es Andrés Lima, con quien estoy haciendo un taller sobre el capitalismo, sobre un libro, La doctrina del shock de Naomi Klein, durante varios meses investigando sobre este tema y vienen periodistas y gente muy interesante a hablar con nosotros, con Animalario haciendo improvisaciones, y está siendo una de las cosas más interesantes que he hecho nunca y que más cosas me está aportando. Andrés es otro ejemplo de un panorama fabuloso, en el que cada uno aporta algo distinto, tienen un sello distinto.

P: ¿Hay algún personaje en especial que quisiera interpretar a lo largo de su carrera?

I.E.: Muchos. Me encantaría hacer una tragedia griega en Mérida. También hacer personajes en inglés, de Shakespeare o del que sea, un texto en inglés que no haya que traducir sino tal como está escrito y poder hacerlo en su idioma. Siempre digo que me gustaría interpretar a Laura en El zoo de cristal, pero en realidad me gustaría hacer cualquier personaje de Tennessee Williams o Anna Christie de Eugene O'Neill, y tantos otros.

P: ¿Piensa que un actor se forja en el teatro?

I.E.: Sí. Pero no sólo lo digo yo, sino gente a la que he leído y admiro. Todos los actores: Ian McKellen, Al Pacino, Laurence Olivier, Philip Seymour Hoffman. Actores de todas las épocas lo dicen, y yo creo que es así, sin duda.

P: Como actriz ¿no le importaría hacer un personaje masculino?

I.E.: No me importaría nada, todo lo que sea más contrario a mí me gustaría interpretarlo.

P: Ha hecho pocas incursiones en televisión. Ahora hay muchas series de época ¿le gustaría intervenir en algún proyecto de esas características?

I.E.: Sí, lo que pasa es que se pueden tomar muchos caminos. Cuando empecé me aconsejaron, y yo quise siempre, trabajar en teatro. Tuve la suerte de que Alex Rigola me cogiera para hacer Días mejores y, desde entonces, he ido compaginando un espectáculo con otro. Y yo, haciendo teatro, no lo compagino . Sobre todo porque quiero hacerlo bien. Ahora prefiero ir aprendiendo todo lo que pueda haciendo teatro.

P: En cine participa en El séptimo día (Carlos Saura, 2004). La escena en la que baila con sus otras "dos hermanas" la canción Una rosa es una rosa de Mecano es muy recordada ¿Cómo recuerda el rodaje de esa escena?

I.E.: A Carlos Saura le encantan las escenas de niños bailando y cantando. Fue muy fácil, porque nosotras podíamos hacer lo que quisiéramos y teníamos a una persona, que ya ha fallecido, Julio Madurga, que era uno de los mejores cámaras que ha tenido el cine español. Yo le tengo mucho cariño porque en esa película me ayudó mucho y siempre me acordaré de él. Nos seguía con la cámara. Era maravilloso y se lo pasó en grande con nosotras aquel día. En la habitación, con la música, podíamos bailar y hacer lo que quisiéramos.

P: También interviene en Los girasoles ciegos (José Luis Cuerda, 2008). El papel era breve pero muy intenso y dramático ¿fue duro hacerlo?

I.E.: No fue duro. Fue una experiencia maravillosa, todo lo contrario, trabajar con José Luis Cuerda, otro de los grandes directores de este país, del que estoy deseando ver su siguiente película Todo es silencio, Maribel Verdú, Javier Cámara, Raúl Arévalo. Yo era feliz en ese rodaje, aunque la historia fuera muy dura pero eso no quita que yo como actriz disfrutase mucho haciéndolo. El final de mi personaje es muy triste, pero eso está bien que lo sufra el espectador, sin embargo si lo sufre el actor, malo. Es como decía Billy Wilder: "Para hacer de tonto tienes que ser muy listo, para hacer de borracho tienes que estar muy sobrio". Pues aquí lo mismo, para que el personaje sufra tienes que estar bien, para poder transmitir eso.

P: Usted representa la sexta generación de una familia dedicada al mundo del espectáculo (saga que comienza en el siglo XIX con Pascual Alba). A la hora de ser actriz, el pertenecer a una familia con tanta tradición, ¿le ha hecho ver la profesión desde otro punto de vista diferente?

I.E.: Yo creo que sí. He sido muy afortunada, porque siempre ha sido lo que más me ha gustado hacer y he tenido clarísimo que me quería dedicar a esto, pero teniendo la suerte de que en las cenas familiares se hablara de teatro,  de cine, de lo que más me gusta. Hay otras personas que tienen mucha vocación y su familia no entiende que quieran dedicarse a esto. Eso debe de ser muy duro. Yo eso no lo he tenido que afrontar, el decirles que me quiero dedicar a esto y que no lo entendieran. Es que si no me hubiera dedicado a esto, hubiera sido extraño, porque toda mi familia se dedica. Lo que sí me gusta aclarar es que no lo he tenido más fácil que otras personas, porque mi familia no me hubiese ayudado si yo no hubiera demostrado talento, no me lo habrían impuesto porque mi familia no trabaja así. Son trabajadores, no estrellas y nadie me ha colocado en ningún sitio, yo he llegado donde he llegado haciendo pruebas, como todos los demás, y trabajando.

P: En el programa Protagonistas para el recuerdo dedicado a su abuela usted declaraba que recordaba jugar con ella a interpretar personajes. ¿Se puede decir que ese fue el primer contacto con ese mundo  que desembocaría en su vocación de actriz?

I.E.: Claro, es que lo normal era que cuando venía a verme a casa, jugábamos a eso. Yo tengo un recuerdo muy claro de nosotras jugando a interpretar Romeo y Julieta. Y claro, si ya desde muy pequeña jugaba eso con mi abuela ¿qué se iba esperar? Era lo que yo le pedía, jugar a eso en la escalera de casa. Lo hacíamos para nosotras dos, para pasarlo bien. Y en eso consiste al final esta profesión: jugar, disfrutar y hacer sentir muchas cosas al espectador, pero tú estás jugando.

1 comentario:

  1. desde luego,que su genética hace que lleve la interpretación en la sangre.Y está triunfando en un mundo tan complejo como es el de ser actriz.Un ejemplo de luchar por vivir de lo que a uno le gusta.Preciosa entrevista.Un beso!

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