domingo, 6 de mayo de 2012

Arte vs Pura Realidad

                                      CRÍTICA TEATRAL: EL NACIONAL

Retomar una obra ya estrenada hace casi veinte años y comprobar que no ha perdido nada de vigencia pone de manifiesto que los buenos textos son atemporales pero, sobre todo en este caso más actuales que nunca. La compañía Els Joglars ha elegido dentro de su extenso repertorio El Nacional para conmemorar sus bodas de oro y no ha podido estar más acertada porque, cosas de la vida, lo que se nos presenta sobre el escenario es aplicable a la crisis que ocurrió en 1993, año de su estreno y de esta nueva variación, cuando se vive una situación similar. 
 
El acierto de Albert Boadella, fundador de la compañía y autor y director de la obra, es la de utilizar una situación particular para hablar de una verdad universal que se desarrolla en los exteriores del lugar donde se desarrolla la acción: un antiguo teatro que va a ser demolido. Aquí se crea un microuniverso donde el que fuera acomodador del edificio se siente como pez en el agua y del que nadie le saca, a pesar de la triste situación que se plantea. 
Ramón Fontseré observando a una de las mendigas de la obra
 El empeño del acomodador Don José (un soberbio Ramón Fontseré) por montar Rigoletto con la ayuda de unos mendigos (unos actores en estado de gracia) sirve como base a Boadella para lanzar dardos a muchos objetivos: altas y bajas esferas, instituciones, personalidades, incluso los integrantes de su gremio, el de los artistas. Desde el primer momento se muestra a un personaje, el citado Don José, que vive en un mundo aparte, con sus propias creencias, de las que, sólo en contables ocasiones, en especial con el único personaje extranjero (una gran Minnie Marx), es capaz de darse cuentas de ciertos errores de los que está convencido de ser verdades inalterables. El empeño por lograr montar la ópera de Verdi le lleva a ignorar lo que realmente está pasando.

Con esta obra "Els Joglars" demuestra que los sueños se pueden lograr a pesar de los obstáculos, que la ilusión por conseguir algo puede más que la situación más penosa y que, el arte o la ficción, es a veces más preferible que la pura realidad, aunque, si se me permite y recordando la canción de Mónica Naranjo, Sobreviviré, cuya letra serviría de perfecto complemento a El Nacional, no quedaría mal si se cambiase la letra erre de "pura", por una "t".

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