jueves, 6 de septiembre de 2012

Más testosterona y acción a palo seco

                                        CRÍTICA DE LOS MERCENARIOS 2

Existe una tendencia actual a reivindicar el cine que se hacía en otros tiempos, con The Artist (Michel Hazanavicius, 2011) como mejor exponente debido a la gran cantidad de premios que recibió esa oda al cine de finales de los años 20 del siglo pasado. Con una intención más comercial Sylvester Stallone reunió hace dos años en Los Mercenarios a un grupo de estrellas del cine de acción actual y del que se hacía en los 80 (del que él mismo formó parte). Dado el éxito de aquélla nos llega ahora su continuación, donde Stallone delega la dirección a Simon West, un artesano del cine adrenalítico, como lo demostró dirigiendo a Nicolas Cage, John Malkovich y John Cusack en Con Air: Convictos en el aire (1997).
Schwarzenegger, Stallone y Bruce Willis el trío de ases reunido
 Pues buen, esa delegación de poderes ha dado como resultado una historia que mejora sustancialmente a su predecesora e incluso un servidor se moja y dice que es mejor. El argumento y, sobre todo, las escenas de acción, están mejor diseñados, tomando parte en la misión en la que se ven envueltos nuestros protagonistas otras presencias familiares para el espectador: Bruce Willis y Arnold Schwarzenegger pasan de cameos sorpresa en la primera película a participar más activamente, y de qué manera, en esta (las escenas de acción de ambos son de lo mejor, se nota que saben empuñar una metralleta con pulso firme) y la aparición sorpresa de Clint, perdón, Chuck Norris. La música que suena cuando aparece remite a los spaguetti western de Clint Eastwood aunque pretende que se le asocie con la serie Walker Texas Ranger que Norris protagonizó desde 1993 a 2001.

En el desarrollo de la historia central un nuevo personaje se convierte en el eje de la misma. Se trata del nuevo y joven mercenario encarnado por Liam Hemsworth, hermano de Chris "Thor" Hemsworth y, por lo tanto cuñado de Elsa Pataky. Por lo menos sirve para que nos suene más su cara por estos lares ya que Chris aquí es más conocido dentro y fuera de las películas que protagoniza.

La película demuestra que hay una retroalimentación  entre el cine y los videojuegos y viceversa con escenas llenas de disparos múltiples y sangre que recuerdan a una entrega de Call of Duty y una escena en concreto protagonizada por Jason Statham parece sacada de Assassin's Creed.
Stallone y Statham vuelven a liderar a Los mercenarios
Se puede afirmar que la acción se convierte en el verdadero atractivo de esta película como ya ocurriera con su antecesora, a lo que ayuda las actitudes de varios miembros de la banda liderada por Stallone: Dolph Lundgren desprende una socarronería donde demuestra ser sólo un peligro letal para sus enemigos y Terry Crews demuestra ser mortífero disparando. Todo ello trufado de bromas y autorreferencias al pasado que harán las delicias de los seguidores de aquel cine de hace 30 años y que esta película reivindica exitosamente
Jean-Claude Van Damme, el malo de la película
Sólo una observación al malísimo de la función Jean-Claude Van Damme: no te quites las gafas de sol, la cirugía estética no le sienta bien a todo el mundo.

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