sábado, 20 de octubre de 2012

Espejo de duras realidades

          CRÍTICA TEATRAL: UN TROZO INVISIBLE DE ESTE MUNDO

Una fuerte ovación y en pie. Así reaccionó el público a la representación que un servidor presenció en las Naves del Español-Matadero de Madrid de Un trozo invisible de este mundo. Esto ocurrió tras una hora y cuarenta minutos en los que éramos testigos de la plasmación en el escenario de cinco realidades que suponía un golpe sobre la mesa sobre situaciones a las que la gente, normalmente, no suele prestarle la debida atención. 

Exiliados, inmigrantes, delatores o torturados son representados en la piel de los actores Juan Diego Botto, autor a su vez del texto, y Astrid Jones. Dirigidos sabiamente por Sergio Peris-Mencheta, un actor con una buenísima visión como director de escena, ambos actores lo dan todo en el escenario para plasmar distintas situaciones que se repiten constantemente en nuestra sociedad. El texto tiene la virtud de mostrar las dos caras de la moneda y combinar el dramatismo con el humor. Todo ello para dar a conocer historias concretas desconocidas por la mayoría. Por eso esta obra es de las que nos hace ser conscientes de muchos dramas humanos que a veces vemos de reojo en los informativos televisivos o en las páginas de los periódicos que pasamos casi sin darnos cuenta.
Juan Diego Botto en un momento de la representación
En el apartado interpretativo me detengo primero en Juan Diego Botto: Jamás un servidor olvidará esas lágrimas en una de las historias. El actor despliega todos sus recursos interpretativos para pasar por diversos estados emocionales, en consonancia con los diversos personajes que interpreta. Actor de gran versatilidad, como demuestran sus papeles en el cine, en el teatro se muestra como un intérprete total. De hecho, he de confesar que fui expresamente a Madrid para ver esta función y a él, de quien tengo un recuerdo permanente en la memoria, ya que él era el protagonista de la primera obra que yo vi en el Teatro Lope de Vega de Sevilla: Rosencrantz y Guildenstern han muerto de Tom Stoppard. Era el año 2001 y él junto a Ernesto Alterio, Juan Ribó o Nur Levi, consiguieron que me atrapara el teatro, una pasión que hoy sigue vigente más que nunca.        

Por su parte la actriz Astrid Jones se convierte en una gran sorpresa. Ella se encarga de plasmar el drama de las mujeres africanas, como el caso de Samba Martine, quien murió en un Centro de Internamiento para Inmigrantes. La actriz se desdobla en distintos personajes con una absoluta naturalidad y deja con un nudo en la garganta a más de uno con la canción que entona en un momento de la representación.
Astrid Jones, Sergio Peris-Mencheta, el director, y Juan Diego Botto 
La puesta en escena es sencilla, porque una cinta transportadora y varias maletas es suficiente para mostrar lo que la obra pretende. Esas maletas están llenas de ilusiones y sueños que a veces se cumplen y otras, se rompen. Un trozo invisible de este mundo es una obra idónea para remover conciencias y no ignorar situaciones que vemos incluso cuando paseamos tranquilamente por las calles y otras que pasaron y siguen pasando en muchos países.

La obra está en cartel hasta el 4 de noviembre. Yo cogí un autobús para ver esta obra. Por favor, vayan a verla como hice yo. Si no son de Madrid, como es mi caso, al terminar la función tendrán la sensación de que el viaje valió la pena. 

FOTOS: JAVIER NAVAL

2 comentarios:

  1. creo que te reconozco como uno de los presentes en el encuentro con el público. Fuí el miércoles porque quería prolongar la emoción que viví el sábado, cuando vi la obra.
    Me impresionó la "interpretación" de Juan Diego. Y sentí que no era una representación, sino que se vaciaba frente a los espectadores, que nos exigía que nos mancháramos con su mensaje. Yo estaba sentada en la segundo fila y ví muchas veces la fuerza, la fiereza de su mirada, que se clavaba en los espectadores. Alimentándose de nuestra complicidad y emoción y haciéndonos compartir las suyas.
    Para mí también fue una experiencia inolvidable.
    Le ví también en Rosencraz y Guilderstein han muerto, y me gustó.
    Pero aquí ha dado un salto a otra galaxia.
    Darme cuenta de que sólo tiene 35 años y ha alcanzado tal madurez es una de las pocas noticias buenas de este periodo oscuro.
    Que siga dando tanto y nosotros, en la brecha, alimentándonos de su genio.

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  2. Gracias por proponerme ir contigo a ver esta maravilla de obra. El día fue inolvidableeeee, cuantas emociones!!!!! La verdad es que ojalá todo el mundo tenga la oportunidad de verla. GRANDES PROFESIONALES Y GRANDES PERSONAS JUAN DIEGO BOTTO, SERGIO PERIS-MENCHETA Y ASTRID JONES.
    Y tu crónica como siempre, FANTÁSTICAAAAA!!!

    Milhojas rosas

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