sábado, 24 de noviembre de 2012

Iván Hermes: "Es un gusto volver a estar a las órdenes de Miguel Narros"

Iván Hermes (Madrid, 1976) pertenece a una generación llena de talento sobradamente demostrado. Se hizo popular por su papel de Flipe en la serie juvenil Al salir de clase y recientemente ha protagonizado la serie de época Bandolera. Además, el teatro le ha dado la oportunidad de demostrar de qué pasta especial está hecho gracias a sus trabajos con directores como Lluis Pascual (Roberto Zucco de Bernard Marie Koltés, Hamlet y La Tempestad de William Shakespeare), Mario Gas (A Electra le sienta bien el luto, de Eugene O' Neill), Andrés Lima (El mal de la juventud, de Ferdinand Bruckner o Miguel Narros, quien le dirigió en Panorama desde el puente de Arthur Miller en 2001, y de nuevo lo hace ahora en Yerma de Federico García Lorca, que representa hasta el domingo en el Teatro Lope de Sevilla, interpretando al pastor Víctor. De este montaje y de otras experiencias teatrales y televisivas del pasado nos habló amablemente el actor en esta entrevista. 
Con Iván Hermes tras la entrevista     Alejandro Reche Selas
Pregunta: Es la segunda vez que trabaja con Miguel Narros, tras
Panorama desde el puente, de Arthur Miller, en 2001 ¿Cómo ha sido el reencuentro en Yerma?

Iván Hermes: Panorama desde el puente fue una experiencia maravillosa. Miguel fue el primero que me dio la oportunidad de subirme a un escenario. Fue una función mágica y especial, con un elenco maravilloso: Sancho Gracia, Ana Marzoa, Israel Frías. Luego Sancho Gracia fue sustituido por Helio Pedregal. Yo recuerdo esa experiencia con mucho cariño. Luego el reencuentro ha sido como si el tiempo no hubiese pasado, muy cordial, fraternal y es un gusto volver a estar a las órdenes de Miguel.

P: En Yerma usted interpreta a Víctor, uno de los dos hombres que rodean la vida de la protagonista, y es incluso un contrapunto con respecto a Juan (Marcial Álvarez), el marido de Yerma ¿Qué directrices le dio Miguel Narros para componerlo?

I.H.: Miguel lo llevó siempre, desde el principio, desde la sensualidad, la frescura y la inocencia de una persona de pueblo, un pastor, que cuando quiere algo en el monte va a por ello y lo atrapa, no se anda con chiquitas ni le da vueltas a la cabeza. Él es directo, franco, alegre, simpático, muy natural y muy de la tierra.
Con Silvia Marsó y Marcial Álvarez, en Yerma

P: ¿Considera que todos los personajes en la obra están condicionados por el mundo en el que les ha tocado vivir?

I.H.: Todos estamos condicionados por la época en que vivimos y estos personajes también, aunque tenían sus pequeñas salidas de presión, como es la escena de la romería, donde se muestra que, aparte de todo ese lado católico, de culpa y de sufrimiento, luego hay una parte más pagana, donde estaba permitido acostarse con quien se quisiera y todo se perdonaba. Todas las épocas tienen sus restricciones pero siempre buscamos la forma de saltárnoslas.

P: Pero sin embargo, en aquella época, los hombres tenían más libertades por el hecho de ser hombres...

I.H.: Por supuesto, parte de lo que cuenta la obra es que la mujer estaba totalmente reprimida bajo el  dominio de los padres y luego del marido. Era una época bastante dura.

P: ¿Su personaje se puede considerar una especie de objeto de deseo inalcanzable?

I.H.: Ese sería más el punto de vista de Yerma. Todo era más natural. Los pastores no solían vivir en el pueblo, sino en el monte, no tienen esa contaminación social de los que están con el trigo, haciendo negocios. En ese sentido tienen otro carácter más fresco y más natural.

P: Haciendo un salto en el tiempo, tras su primera obra con Narros, ¿considera esencial en su carrera teatral su encuentro con Lluis Pascual, que lo dirigió en Roberto Zucco (2005)?

I.H.: Fue fantástico afrontar un papel protagonista, con este texto. Fue algo providencial porque habían hecho la prueba a mucha gente y yo fui el último en hacerla, le gusté y tiramos para delante.
Con Aida Folch en Roberto Zucco

P: ¿Tuvo reparos o dudas a la hora de afrontar ese personaje, ya que interpretaba a un asesino en serie?

I.H.: No, sobre todo por el lado por el que lo llevó Pascual. Lo que interesa más es el motivo por el que mata. Roberto Zucco mata porque ha tomado una decisión. De alguna manera es el paso a la madurez. Un hombre, cuando madura, se desprende de sus padres, metafóricamente, aunque Roberto Zucco lo haga en vivo y en directo. Él ha tomado la decisión de irse a Africa, a las montañas nevadas y no va a parar, y todo lo que se le ponga en el camino lo elimina. Hay un momento en la vida, sin llegar al asesinato, en que uno tiene que tomar un rumbo en solitario. Todo ser humano llega un momento en que debe ir en contra de la sociedad y de todos, para ir a favor suyo. Y eso es un poco lo que plantea Roberto Zucco.

P: Tras esa experiencia con Lluis Pascual repite con él en el díptico de William Shakespeare Hamlet/ La Tempestad (2006), que aquí en Sevilla representaron ambas el mismo día con poco tiempo de diferencia entre una y otra ¿cómo afrontó ese reto de hacer dos obras a la vez?

I.H.: Fue algo maravilloso, estoy muy contento de que me haya ocurrido. Es un elenco de reparto que ya no hay, como los que iban por los pueblos con cuatro o cinco obras preparadas, que podían hacer en cualquier momento. La experiencia que propuso Pascual, como director del Teatro Arriaga, fue cinco meses de ensayos, en el que todo el elenco estuvo preparando las dos obras. Hubo un tiempo de convivencia y se tenía la sensación de ser una compañía de reparto que ya no existe.

P: En el terreno televisivo, si yo le digo Al salir de clase ¿qué le recuerda esa época?

I.H.: Mucho miedo, mucha inseguridad. Una experiencia extraña. También inmadurez, muchas cosas juntas y contrapuestas. Era la primera vez que trabajaba profesionalmente como actor haciendo un personaje, y en una serie diaria. Me desconcertó la popularidad bastante, porque todo el mundo empezó a tratarme diferente. Fue una experiencia agridulce. Estuve nueve meses y no quise alargar el contrato. Fueron los comienzos, lo de la popularidad me sentó raro, algo que ya tengo asumido.

P: En televisión, aparte en la serie diaria Bandolera ha participado en miniseries basadas en hechos reales (Fago, El Bloke.Coslada Cero) y también interpretó a Antonio Arribas en la miniserie sobre Carmina Ordóñez. Al afrontar estos proyectos ¿hay un poco de temor por la reacción de las personas que directa o indirectamente salen retratadas o usted se limita a hacer su trabajo?

I.H.: Yo me limito a hacer mi trabajo. Además, asumo desde el principio que no estoy interpretando a esa persona. En el momento en que un texto lo escribe un guionista ya no es esa  persona. Esa persona no diría esas frases ni haría esas cosas. Aunque esté inspirado en la realidad, cuando pasa por las manos de un guionista, el personaje ya cambia, por lo que yo no tengo ningún conflicto con llevar a la pantalla algo inspirado en la realidad porque, para mí, es ficticio desde el principio.

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