jueves, 7 de febrero de 2013

Teatro a la máxima potencia

                            CRÍTICA TEATRAL: LA VIDA ES SUEÑO

Si alguien se pregunta por qué hay un período de nuestra literatura denominado Siglo de Oro, cuando vea el montaje que la Compañía Nacional de Teatro Clásico ha hecho de La vida es sueño, y que se representa en el sevillano Teatro Lope de Vega hasta el domingo, encontrará la respuesta.

Lo que el espectador recibe desde el patio de butacas es grandiosidad por todos lados, empezando por los hermosos versos de Calderón de la Barca recitados por un grupo de actores que es para quitarse el sombrero

Blanca Portillo demuestra una vez más que es un diamante teatral. Su composición de Segismundo es sencillamente espectacular, dando esos matices salvajes al principio, por su incomunicación física, y de buenos sentimientos que redimen al personaje al final de la obra, cuando podía haber optado por tomar una vengativa decisión. Pero el arco emocional que Blanca Portillo traza deja simplemente sin palabras.
Segismundo contra su padre en el clímax de la obra
El resto del extenso reparto se entrega con igual énfasis a la interpretación de sus personajes, desde Fernando Sansegundo o Joaquín Notario, con una enorme seguridad en el escenario mostrando los debates internos de sus personajes, pasando por el gran esfuerzo que hace Marta Poveda interpretando a Rosaura, digno de admiración. Otros actores como Pepa Pedroche y Rafa Castejón, en los papeles de Estrella y Astolfo, o David Lorente, que aligera los momentos dramáticos con sus cómicas intervenciones, contribuyen, junto al resto del reparto, a conformar un tapiz interpretativo sin mácula alguna.

La dirección de Helena Pimenta otorga un dinamismo al texto versionado por Juan Mayorga que hace que la acción y las conversaciones o los monólogos vayan pasando sin que se tenga que estar pendiente del reloj mientras se contempla una historia donde los sentimientos, las supersticiones, la honra o las ansias de poder hacen de La vida es sueño un orgullo de nuestro teatro.

El montaje se ve favorecido por una lograda escenografía de Alejandro Andújar y Esmeralda Díaz y una música en directo que nos transportan no sólo al lugar de la acción sino a una época donde España brilló con luz propia gracias a unos escritores irrepetibles, como Calderón de la Barca, que crearon textos universales y atemporales, como demuestra este soberbio montaje que se merece todos los elogios habidos y por haber por acercarnos de nuevo de manera brillante una joya en verso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario