viernes, 26 de abril de 2013

Emoción directa al corazón

                    CRÍTICA TEATRAL: CONVERSACIONES CON MAMÁ

Anoche se vivió una noche muy emotiva en el Teatro Lope de Vega de Sevilla y todo fue gracias a dos actores maravillosos: Juan Echanove y María Galiana. Ambos inundaron de sentimiento al público con la obra Conversaciones con mamá.

La labor de Jordi Galcerán para adaptar a escena la película homónima argentina de Santiago Carlos Oves, protagonizada por Eduardo Blanco y China Zorrilla, ha sido muy efectiva para reducir de manera muy convincente a sólo dos personajes los que interactúan en la función, aunque se mencionen constantemente otros. El saber hacer de Echanove como actor y director queda patente y María Galiana se luce dando una lección de interpretación inolvidable.
María Galiana y Juan Echanove en un momento de la obra. David Ruano
La relación entre una madre y un hijo se muestra de una forma muy natural en la primera parte de la función. Los diálogos son muy reconocibles y creo que la mayor parte del público se vio identificado en un momento determinado. El humor impregna la obra, donde hay un contraste muy bien marcado y diferenciado: La tranquilidad con que la madre cuenta ciertas cosas sobre su vida y el desconcierto del hijo al oírlas.

Echanove y Galiana demuestran una conexión y complicidad especial en el escenario, el cual se ve reducido a una cocina, otro acierto de la propuesta por la importancia que tiene esta parte de la casa en la cultura española y latinoamericana.

La segunda parte de la función es la que denota en mayor medida el origen argentino del texto, ya que en ese país en particular la influencia del realismo mágico es muy fuerte y plantea una situación que todos desearíamos que fuera posible experimentarla. Sin desvelarla, la tristeza se ve compensada en alguna medida por los toques de humor que llenaban gran parte de la primera parte de la función.

Conversaciones con mamá es una obra que provoca de manera inmediata la necesidad de llamar a tu madre, decirle que la quieres y aprovechar los momentos que la vida nos permita para hablar con ella, ya que no hay persona más comprensiva y sabia en lo que es la aventura de la vida que una madre, que nos sigue tratando como niños a pesar de ser adultos, pero que, a la larga, son  momentos únicos e irrepetibles.

Esta obra hace que los sentimientos se impongan a las necesidades económicas que son el punto de partida de la acción y demuestra de nuevo la enorme calidad interpretativa de Juan Echanove, patente para los telespectadores desde aquel episodio de La huella del crimen titulado El caso del cadáver descuartizado (Ricardo Franco, 1985) mientras que María Galiana, un descubrimiento para muchos por Solas (Benito Zambrano, 1999), demuestra que es un portento sobre las tablas.

La ovación del público ayer en el teatro fue impresionante y un servidor intuye que se repetirá en las funciones siguientes, hasta este domingo. A Juan Echanove, María Galiana y al resto del equipo artístico sólo me queda decirles una cosa: GRACIAS POR UNA TARDE TEATRAL INOLVIDABLE.  

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