lunes, 20 de mayo de 2013

Lección magistral de Don Arturo Fernández

                                         CRÍTICA TEATRAL: LOS HOMBRES NO MIENTEN

La vitalidad es algo digno de admirar y ver a actores veteranos para los que parece que el tiempo no pasa: Ese es el caso de Arturo Fernández y podrá comprobarlo todo aquél que se acerque al Teatro Lope de Vega de Sevilla hasta el domingo 26. El actor asturiano lleva desde la semana pasada triunfando con su nueva aventura teatral, Los hombres no mienten, una nueva obra del francés Eric Assous.

Tras triunfar con otro texto de Assous, La montaña rusa, Arturo Fernández nos ofrece otra pieza, en este caso con la infidelidad como telón de fondo. El peculiar "juego de sociedad" propuesto sobre admitir las aventuras amorosas dentro del matrimonio hacen que Pablo (Arturo Fernández) y Silvia (Sonia Castelo) se vean en la tesitura de mentir o no, conscientes de las consecuencias de tal confesión.

Un momento de la función
En Los hombres no mienten hay momentos delirantes donde Arturo Fernández da una lección interpretativa digna de elogios ya que su capacidad para mantener el tono cómico y no bajar la guardia en ningún momento es impresionante, aparte de mantener una elegancia que se ha convertido en una seña de identidad desde  hace décadas.

La obra de Assous tiene la capacidad de plantear un tono cómico que hace las delicias del público pero se reserva una vuelta de tuerca inesperada en el tramo final que cambia el tono demostrando que no todo es lo que parecía, un cambio que hace contemplar lo que transcurre en el escenario con un ligero gesto de sorpresa.

La puesta en escena es glamurosa y elegante, una de las señas de identidad de las obras que Arturo Fernández elige para representarlas con su compañía teatral. El decorado y el vestuario destilan aromas a alta sociedad, saraos, golf, padel y perfumes caros. Concretamente, el vestuario de Sonia Castelo es muy destacable y ayuda a hermanar esta obra a otras del estilo, como Sé infiel y no mires con quién de John Chapman y Ray Cooney. Concretamente, a un servidor se le vino a la memoria la elegancia de Ana Belén en la adaptación al cine que dirigió Fernando Trueba en 1985.

Sonia Castelo y Carlos Manuel Díaz son unos idóneos compañeros de escena para Arturo Fernández para llevar a buen puerto una comedia con un fondo dramático que se encuentra con sólo rascar un poco.

Arturo Fernández demuestra la conexión con el público y el cariño que éste le profesa así que los sevillanos que aún no hayan visto Los hombres no mienten no lo duden, tienen hasta el domingo para pasar un buen rato desde el patio de butacas.   

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