viernes, 10 de mayo de 2013

Un clásico inagotable

                            CRÍTICA TEATRAL: YO SOY DON QUIJOTE DE LA MANCHA

El Quijote fue adquiriendo con el paso de los siglos una importancia a nivel mundial de gran magnitud que se mantiene hasta nuestros días y el dúo protagonista se convirtió en un icono literario y cultural. La grandeza de los clásicos es que permiten acercarse a ellos y darles nuevas dimensiones temporales o artísticas de lo más diversas sin que sus valores varíen.

La sabiduría de personas con talento como José Ramón Fernández logra que la dramaturgia que propone en Yo soy Don Quijote de La Mancha sea atractiva, nada aburrida y un disfrute tanto para los familiarizados con la obra de Cervantes como para los que no, ya que expone una sutil dicotomía entre actores y personajes a los que interpretan, se rememoran pasajes conocidos del libro con algo tan hermoso como es la palabra y el protagonismo que se le da a Sanchica, la hija de Sancho Panza es un gran recurso argumental.
José Sacristán, Almudena Ramos y Fernando Soto. Guillermo Casas
La función tiene en sus actores uno de sus puntos fuertes donde Don José Sacristán deleita con su interpretación del  famoso caballero andante, con una expresividad corporal y, sobre todo, una voz que convierten en deleite cada una de las frases que salen de su boca. Sacristán demuestra las tablas que le han dado los años, que han ido a su favor, y que le han permitido interpretar, en lo que a teatro se refiere, desde Salieri a Willy Loman, del propio Don Quijote (en una aclamada y musical ocasión, anterior a este montaje) al profesor Higgins.

Sacristán y su Sancho Panza (un correctísimo Fernando Soto) hacen transitar al público por pasajes hermosos y, sobre todo, cómicos, por lo que el transcurrir de la obra se hace de lo más ameno, a lo que contibuye indudablemente el saber hacer en la dirección de Luis Bermejo, que ha logrado no irse por las ramas y construir una función sólida y metaliteraria de enorme eficacia para el disfrute del público.

Hay que destacar también la labor, para un servidor una grata sorpresa, de la actriz Almudena Ramos, su creación de Sanchica y de la actriz que le da vida son un soplo de aire fresco que acompañan perfectamente a Sacristán y a Soto, gracias a su naturalidad y a su dicción, narrando pasajes y reflexiones sobre La Mancha y El Quijote con una gran desenvoltura.

La música interpretada en directo por el violonchelista José Luis López contribuye al ambiente entre el universo de Cervantes y la actualidad que supone la base de la obra.

Yo soy Don Quijote de La Mancha (hasta el domingo en el Teatro Lope de Vega de Sevilla) supone una aproximación acertada a un icono literario que es mucho más porque no sólo hoy abundan muchos Quijotes sino que no deberían dejar de existir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario