miércoles, 11 de septiembre de 2013

Laila Ripoll: "Lope de Vega tenía un concepto del teatro que es insuperable"

Laila Ripoll es una mujer vinculada fuertemente al teatro. Desde la Compañía Producciones Micomicón, que fundó a comienzos de los años 90 junto con Mariano Llorente, Juanjo Artero y José Luis Patiño, ha reivindicado la obra de nuestros más destacados dramaturgos del Siglo de Oro y otros clásicos y promovido espectáculos para hacer pensar y pasar un buen rato.

La última muestra de su inquietud como directora, La dama boba de Lope de Vega,  podrá disfrutarse en el claustro del Espacio Santa Clara del 12 al 14 de septiembre a las 21:30 horas (las entradas pueden adquirirse a través de www.generaltickets.com y con ello el Teatro Lope de Vega de Sevilla inaugura oficialmente la  nueva temporada teatral de la capital hispalense. Laila Ripoll ha hablado en una entrevista concedida a El Rinconcillo de Reche del nuevo acercamiento que han hecho a la obra de Lope de Vega y de proyectos presentes y futuros. 
Laila Ripoll, directora de La dama boba de Lope de Vega
Pregunta: En 1997 ya llevó a escena La dama boba ¿qué le ha hecho volver a ponerla en pie?

Laila Ripoll: La hemos recuperado porque es un texto que nos gusta muchísimo y, como estamos en un momento muy duro en todos los sentidos: económico, moral, apenas hay trabajo, la subida del IVA nos ha machacado, pues necesitábamos algo que nos transmitiese alegría, que nos pusiese contentos y La dama boba fue un montaje que en su momento nos hizo muy felices y ahora hemos decidido retomar el texto y la idea, aunque con distinto decorado, vestuario, reparto... y bueno, creo que hemos aprendido desde 1997 muchas cosas y las hemos aplicado en este nuevo espectáculo.

P: En este montaje no sólo se verá La dama boba sino que se hará un poco de metateatro por mostrar lo que hay detrás de una representación teatral...

L.R.: Efectivamente, es algo que en Micomicón trabajamos muy a menudo, el metateatro, el estar todo el tiempo en escena...se muestra a una compañía muy precaria, en una situación muy particular como son los años cuarenta en plena posguerra española y se reflejan cosas que siguen pasando ahora mismo.

P: Aunque se ha añadido ese elemento en el espectáculo ¿La dama boba se representa tal cual es o se ha modificado algo?

L.R.: No se ha alterado absolutamente nada, ése era el reto. Eso es lo que intentamos hacer cada vez que representamos a Lope o a cualquier otro clásico: Respetar absolutamente la estructura y el texto, decir el verso como Dios, que es una de nuestras señas de identidad, respetar al mismo tiempo la estructura del espectáculo barroco contemporáneo de Lope en cuanto a las canciones y además reproducir todo ese mundo. Ese es el trabajo de relojería que ha supuesto la puesta en escena. Es algo que lleva mucho trabajo detrás, ya que sin trabajo esto no sale. La totalidad de los actores o tocan o cantan o bailan o las tres cosas, es un trabajo de años. Era precisamente lo que los actores de la época de Lope hacían.  

P: En la trayectoria de Micomicón hay muchos textos representados de Lope de Vega ¿qué tiene de especial para que sea recurrente el que hayan representado varias obras suyas?

L.R.: Supongo que es una cuestión más bien de gustos, nos gusta mucho. Aparte pienso que algo tendrá cuando los actores en el siglo XVII querían interpretar obras de Lope de Vega a toda costa, Calderón estaba muy bien pero ellos lo preferían a él. De algún modo a nosotros nos pasa lo mismo: Lope de Vega era un poeta enorme, tenía un concepto del teatro que es insuperable y a fuerza de conocerle y representar sus obras, le queremos casi como si fuera de nuestra familia. Parece mentira que se pueda querer a alguien que murió hace varios siglos, pero es así, nos gusta mucho.

P: Aparte el tema que se trata en La dama boba o los que se tratan en otras obras suyas no pierden nada de vigencia...

L.R.: Así es, nosotros tuvimos una experiencia en 1996. Estuvimos trabajando en Centroamérica durante tres meses con actores de Nicaragua, Honduras o El Salvador que, curiosamente, no conocían el teatro clásico español. Pues al trabajar sobre Fuenteovejuna, ellos utilizaron la obra para denunciar una situación con una explotación norteamericana de frutas en la que les estaba pasando exactamente lo mismo que en la obra. Fue muy emocionante, nos mandaron fotos y, aunque para ellos el comendador era un gringo, respetaron el texto sin tocar una coma y tenía una absoluta vigencia. Eso demuestra que Lope de Vega está vivo.

P: En la parte de la obra correspondiente a la compañía que representa la obra ¿El viaje a ninguna parte es un referente que han tenido en cuenta?

L.R.: Sí, absolutamente, es un referente sin duda como Cómicos de Juan Antonio Bardem y luego muchas conversaciones, aunque luego son cosas que no se aplican tanto en el montaje porque no da para tanto y si te centras mucho en lo de fuera descuidas a Lope. También nos han servido muchas biografías como la de María Luisa Ponte que fue fundamental, así como conversaciones con actores mayores que han vivido eso. 

Incluso nosotros, cuando empezábamos en los años 90, tuvimos la suerte de conocer teatros que aún no los habían arreglado sin baño, en vez de lavabo daban una palangana con una jarra de agua, eso lo hemos vivido nosotros entre otras cosas, como el poner los zapatos en alto para que no se metieran las cucarachas, guardar el maquillaje para que no se lo comieran los ratones, bajar al camerino dando golpes en las paredes para que las ratas se fueran. Todo eso lo hemos conocido, parece de otro siglo, pero está ahí y los que llevamos años recorriendo España con una obra de teatro hemos vivido situaciones similares.

P: Desde que se estrenó este montaje ¿cómo ha sido la respuesta del público?

L.R.: Muy positiva y entra mucho en la convención que se le propone y notas de que la gente tiene ganas de pasárselo bien, tiene ganas de Lope de Vega y de pasar una hora y pico sin preocupaciones, la gente necesita "respirar" un poco.

P: En Sevilla van a representar el montaje en el claustro de un antiguo convento ¿el representar en sitios que no sean un teatro propiamente dicho es un aliciente para los que integran la compañía?

L.R.: Sí, además esta función está pensada desde el principio para poderla adaptar a cualquier sitio. En Almagro lo hicimos en el Teatro Municipal que es una maravilla pero en el estreno absoluto, en Cáceres, se hizo en una plaza y hacer un texto de Lope al aire libre, ya sea en un corral de comedias o en un patio es perfecto, porque está pensado para eso.

P: Hablando de otros temas he comprobado que usted está involucrada en dos montajes para la presente temporada del Centro Dramático Nacional: Nada tras la puerta y El triángulo azul (ambos se podrán ver en la Sala Francisco Nieva del Teatro Valle-Inclán de Madrid) ¿qué puede contar de ambos proyectos?

L.R.: Nada tras la puerta se estrena el día 20 de este mes y es un texto colectivo en el que también participan Yolanda Pallín, José Manuel Mora, Juan Cavestany y Borja Ortiz de Gondra. Es un proyecto muy bonito en el que estamos involucrados desde hace dos años, tiempo en el que el equipo de Traspasos K nos buscó para que, con la ayuda de Hernán Zin, corresponsal de guerra que ha estado en muchos conflictos y tiene un blog en el que habla de sus experiencias, escribiésemos un texto. A partir de sus crónicas se ha construido este espectáculo hablando sobre todo de la violencia, sobre todo con las mujeres, ya que, por ejemplo, las violaciones se utilizan como arma de guerra.

Por otro lado El triángulo azul (que se estrena el 25 de abril) es un texto escrito por Mariano Llorente y por mí que además dirigiré con el equipo habitual de Micomicón. En esta función se habla de un tema del que se conoce muy poco: Los presos republicanos que fueron deportados y fueron víctimas de los nazis en los campos de concentración, sobre todo en el de Mauthausen en Austria. Ellos fueron los que consiguieron sacar de tapadillo todas  las pruebas fotográficas que sirvieron para probar la culpabilidad de los nazis en los juicios de Nuremberg. Fueron muy machacados y esto no se conoce mucho en España. No hay ningún monumento ni una calle que los recuerde, no se quiere hablar de ello y no sé por qué y antes de que todos desaparezcan se les podrá homenajear de alguna manera. Aunque parezca mentira hay censura aún en este país al hablar de estos temas y uno cuando hace teatro es porque le va la vida en ello y hay que ser coherente con tus cosas. Si hubiera querido ganar dinero habría hecho unas oposiciones y hay ocasiones en que, aunque no ganes dinero, por lo menos  se debe procurar que lo que hagas te proporcione satisfacciones.

P: Además de estos dos proyectos dentro de Micomicón ¿hay algún proyecto que estén barajando?

L.R.: Sí, reestrenamos a finales de este año Atra Bilis que fue un montaje que giró muchísimo, pasando por toda América Latina y lo retomamos porque creemos que es un buen momento para ello y en enero representamos en Madrid en una sala lo que denominamos La Trilogía, que está formada por Atra Bilis, Los niños perdidos y Santa Perpetua que son los textos nuestros que hablan de la memoria y del pasado más reciente de España. Coincide con el hecho de que se publican los tres textos juntos con una edición de Eduardo Pérez-Rasilla y con un prólogo muy trabajado.

Además estamos dándole vueltas a algún texto de Shakespeare, ya que es una asignatura pendiente que tenemos, y probablemente sea algún texto de los que denominan "los más españoles", los de su última época que tiene que ver mucho con nuestro teatro clásico.      

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