domingo, 27 de octubre de 2013

Batalla conyugal

                             CRÍTICA TEATRAL: ¿QUIÉN TEME A VIRGINIA WOOLF?

Hay muchas obras de teatro que tratan el tema de las relaciones de pareja y matrimoniales con multitud de variables sobre el conflicto por el que atraviesan los protagonistas. Sin embargo, ¿Quién teme a Virginia Woolf? de Edward Albee es quizá la más descarnada de todas por la violencia física y sobre todo verbal que muestra. En ese sentido, Albee supera con esta obra al siempre "polémico" Tennessee Williams, no tanto por tocar temas tabú sino por la manera en que expone las situaciones dramáticas. Eso por mencionar a un contemporáneo del autor porque luego otros autores más adelante cogieron el modelo de Albee para hacer un ejercicio parecido: Dudo mucho que Patrick Marber hubiese escrito Closer de no haber existido la obra de Albee, por poner un ejemplo.

Daniel Veronese ha tomado el pulso a este texto y le ha imprimido su habitual velocidad de crucero, algo que beneficia al dinamismo de una obra donde pasan y se dicen muchas cosas.

Yo no vi la puesta en escena de la obra que hicieron Adolfo Marsillach y Nuria Espert hace trece años pero sí la famosa adaptación cinematográfica de Mike Nichols (quien también adaptó a la gran pantalla Closer) de 1966. Por este referente puedo decir que la versión que se representa hasta hoy domingo en el Teatro Central de Sevilla le da tres mil vueltas a la película gracias a una sabia dirección y a unos actores descomunales, donde Carmen Machi da una master class interpretativa que ya la quisiera haber dado Elizabeth Taylor por mucho Oscar que le dieran. No olvidaré su personaje en el Roberto Zucco que volvió a montar Lluis Pasqual en 2005 y desde entonces no ha dejado de asombrar con su cantidad de registros. 
Pere Arquillué y Carmen Machi, impecables en la función

La pareja Machi-Pere Arquillué da todo su potencial actoral y más para encarnar a Martha y George, un matrimonio que pretende ahogar sus frustraciones en alcohol y que en presencia de otro matrimonio, Nick y Honey (unos futuros George y Martha, por lo que se deja entrever) juegan a destruirse mutuamente.

Muy acertada la elección de los actores para encarnar al matrimonio joven: Ernest Villegas tiene el físico contundente y necesario para atraer a Martha, en un juego de seducción que da sus frutos pero no como se esperaba (otro punto álgido de la obra) y que reafirma la valentía de Albee por concebir esta obra y estrenarla en los años 60 (1962, para ser exactos). Por su parte, Mireia Aixalá aporta ese toque de aparente inocencia que destila el personaje de Honey pero que también esconde un secreto, desvelado como tantos otros en una obra valiente y sin concesiones que, repito, con cuatro actores entregadísimos a sus personajes, regalan al espectador casi dos horas de teatro con mayúsculas.     

No hay comentarios:

Publicar un comentario