miércoles, 22 de enero de 2014

Cristina Alcázar: "La guardería de 'La vida resuelta' es como la isla de 'Perdidos'"

El Teatro Quinero de Sevilla acoge del 23 al 26 de febrero la obra La vida resuelta, una obra, estrenada el 8 de agosto del año pasado en el Festival Internacional de San Javier (Murcia), situada en un marco tan singular como una guardería y en la que una serie de personajes se disputan para su hijo la plaza vacante que en ella queda.


Escrita por Marta Sánchez y David Sánchez, la obra la pone en pie la Compañía La Ruta Teatro, responsable de Perversiones sexuales en Chicago de David Mamet, uno de los éxitos de la pasada temporada teatral. De aquel montaje repiten el director, Juan Pedro Campoy y los actores Javier Mora (El Zagal en Isabel), Adriana Torrebejano (Tierra de Lobos) y Cristina Alcázar a los que hay que sumar Laura Domínguez (Gran Hotel, La Señora) y Carlos Santos (Povedilla en Los hombres de Paco, Félix en El tiempo entre costuras y actualmente en Bienvenidos al Lolita).

El Rinconcillo de Reche ha hablado con Cristina Alcázar. La inolvidable Juana de Cuéntame cómo pasó demuestra, como sus compañeros, que ama el teatro. La actriz nos ha hablado de La vida resuelta y otros títulos de su extensa trayectoria teatral y televisiva, sin olvidar el cine.



Pregunta: La vida resuelta supone la continuación del éxito que supuso Perversiones sexuales en Chicago, ya que repite director y varios actores, como usted, de aquella función...

Cristina Alcázar: Sí, las dos obras fueron hechas por La Ruta Teatro, una compañía de Murcia y lo que se pretende es que sea un poco más familiar, por eso repetimos varios. Eso es lo bonito de esta profesión, somos todos como hermanos.

P: La obra transcurre en una guardería ¿es un personaje más? ¿hubiese sido distinta la obra de desarrollarse la acción en otro lugar?

C.A.: Sí, la guardería es un personaje más. Ya pensar que las sillas en esos lugares no tienen las proporciones un adulto para sentarse en ellas. Cualquier cosa que te haga modificar la forma de moverte o de comportarte se convierte en un personaje más. Todos los personajes estamos allí para conseguir una plaza para nuestros hijos y eso hace que tengamos que sacar nuestras mejores armas. Es como la isla de Perdidos aunque osos blancos no salen.

P.: Precisamente esa parte de la obra de la pelea por la plaza en la guardería recuerda un poco a Un dios salvaje de Yasmina Reza, donde el comportamiento de dos niños hacen que dos matrimonios saquen también las garras...

C.A.: Claro, lo que ocurre es que en Un dios salvaje hay un niño que ha hecho algo mal y entonces ahí ya hay desde el principio un perdedor y un ganador, o alguien que tiene que disculparse y otro no. En La vida resuelta no ocurre eso, no hay disculpas de ningún tipo, cada uno es como es y persigue el mismo objetivo. Es un poco también El método Grönholm (de Jordi Galcerán), lo que pasa es que no se hacen pruebas.

P: Aparte de ese conflicto principal en la obra hay una reflexión sobre la vida de los personajes...

C.A.: Sí, en un momento de la obra los personajes recordarán cuando eran pequeños diciendo cada uno lo que querían ser de mayor. Es una reflexión que hacemos todos. Es en plan comedia pero lo bueno es que, en esta función, los cinco personajes, tienen picos de alta comedia y picos de drama, aunque no de dramatismo absoluto.

P.: Supongo que el repetir con compañeros y director ha facilitado la labor en el proceso de poner la obra en pie...  

C.A.: Es mucho más fácil, porque ya sabes cómo trabaja cada uno, lo que pasa es que el ser personajes diferentes, como actores, se ve diferente al compañero. Se nota que todo es mucho más relajado y divertido fuera de los ensayos. Javier Mora y yo nos reímos mucho por ejemplo. Hay muy buen ambiente entre todos, aparte de tener una profesionalidad absoluta.

P.: Sus compañeros y usted son conocidos por el gran público por sus papeles televisivos, pero luego demuestran que en el teatro lo dan todo...

C.A.: Es que somos actores que venimos del teatro. Carlos Santos y yo venimos de la Escuela de Murcia, de la misma generación. Laura Domínguez se formó en la RESAD y Javier Mora en el CAT. Somos actores de teatro que hemos acabado haciendo cine y televisión. Luego, Adriana Torrebejano, tiene veintiún años y esta es su segunda función grande, y también ha hecho mucho Microteatro. Adriana en La vida resuelta, hace un personaje bombón, para llevársela a casa, es muy graciosa.

P.: Si no estoy mal informado los creadores de La vida resuelta, Marta Sánchez y David Sánchez son guionistas de series como Siete Vidas o Aída.

C.A.: Sí, luego David Sánchez también está detrás de series como Los Quién o Fenómenos y de películas como Que se mueran los feos, Fuera de carta etc... Yo trabajé con él en Los Quién y me dijo que él nunca había escrito teatro y que le gustaría mucho y Juan Pedro Campoy le dijo "¿Por qué no te atreves a escribir nuestra siguiente función?" y, junto con Marta Sánchez, escribió La vida resuelta.

P: En su trayectoria teatral hay varias obras de Federico García Lorca. Nuria Gallardo me dijo la semana pasada que hablar de Lorca era hablar de un autor con mayúsculas ¿Comparte esa opinión? 

C.A.: Por supuesto que sí, totalmente, es uno de nuestros autores más grandes. Yo hice La casa de Bernarda Alba en Teatro Danza y hacía de Bernarda y es uno de los espectáculos que recuerdo con más cariño de los que he hecho. Creo que si Lorca hubiese vivido ahora sería un poco como Pedro Almodóvar, ya que hablan mucho sobre las mujeres. Luego tengo un amigo que conocía a una persona que asistía a las reuniones de García Lorca y afirma que le gustaba llegar con la obra que había escrito en ese momento y se ponía a interpretar a todos los personajes. Además tengo entendido que Almodóvar también rueda sus películas leyendo e interpretando mucho, por lo que pienso en ambos y creo que tienen mucho que ver los dos. Y la mujer tiene mucho importancia en ambos.

P.: También participó en un montaje de Calígula de Albert Camus...

C.A.: Sí, pertenece a mi etapa en Murcia. Destacaría también obras como Desnudas de Roberto Santiago dirigida por David Lorente que me dio la oportunidad de hacer más papeles tanto en cine como en televisión. También guardo mucho cariño a El manual de la buena esposa, donde sustituí a Mariola Fuentes, y la hice en el Teatro Lara de Madrid con Llum Barrera y Natalia Hernández y luego La vida resuelta, que es muy especial.

P.: Perversiones sexuales en Chicago es de David Mamet, un autor contemporáneo de referencia que siempre da en la diana con temas muy variados como la mencionada, Oleanna o Glengarry Glenn Rose ¿Lo considera usted así?

C.A.: Por supuesto, además es que sigue trabajando, no para. Hay gente que viene a este mundo para hacer cosas concretas y Mamet nació para escribir. Además a mí me gustan mucho también Sergi Belbel y Sanchis Sinisterra, como autores contemporáneos y cuando me encontré con Mamet me di cuenta de que eran autores muy cercanos, ya que escriben diálogos, rápidos, limpios, picados.
Con sus compañeros en Perversiones sexuales en Chicago

P.: De sus papeles en el cine me llamó la atención el de Siete minutos. Parecía una persona muy enamorada que quería que los demás también consiguieran enamorarse ¿no?

C.A.: Sí, era una persona que creía mucho en el amor. Se hizo un taller con actores para trabajar si el guión, escrito por Daniela Fejerman y Ángeles González Sinde, funcionaba. Yo estaba en ese taller y ese personaje se trabajó de mil maneras, conocimos mucho cómo funcionaban los locales de citas rápidas y fue una sorpresa que me diesen ese papel.

P.: Pasando a la televisión su personaje en Física o Química llamó la atención por ser portadora del VIH, otro tema serio de los muchos que se trataron en una serie que recibió quejas de asociaciones pero que para mí no era exagerada en cómo mostraba los temas...

C.A.: Lo que ocurría es que todo ocurría en 200 metros de instituto. Parece que todo ocurre allí pero eran cosas que pasan realmente. Cuando me ofrecieron el personaje de Marina y me dijeron que tenía el VIH fue como el regalo, porque era una forma de recordar que el SIDA sigue existiendo, lo que ocurre es que como ahora es considerada enfermedad crónica, se olvida en cierta manera y que se tratase ese tema en la serie era para concienciar a la gente de que hay que cuidarse y protegerse.
Con Ana Milán en Física o Química

P.: Su personaje de Juana en Cuéntame cómo pasó ha quedado en la memoria de muchos telespectadores porque tiene muchos matices. Supongo que como actriz es un personaje que ha disfrutado ¿no?

C.A.: Lo curioso es que ese personaje estaba pensado para que apareciera en cuatro capítulos, aparecer como la fotógrafa del periódico y luego no salir más, no era un personaje que llegara para quedarse, pero de repente veo que me mandan el guión de otro capítulo, luego otro y de repente dice "Uy, que estos dos se gustan" (por su personaje y el de Toni, interpretado por Pablo Rivero) y luego "Perdona, ¿que me caso con él?". Cuando me fui de la serie y me llamaron a los dos años para volver me encuentro que tengo un niño de dos años, lo cual me sorprendió también. 
Con Pablo Rivero en Cuéntame cómo pasó
Trabajar en Cuéntame cómo pasó me ha hecho aprender mucho de lo que hemos sido y trabajar con grandes profesionales de los que, como actriz también aprendes mucho.

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