sábado, 8 de febrero de 2014

Actuaciones impresionantes para una gran tragedia

                                  CRÍTICA TEATRAL: OTELO

Pasmado y sin pestañear, así asistí al recital interpretativo que presencié viendo la versión de Otelo que la Compañía Noviembre estrenó el pasado año y que se representa hasta el domingo en el Teatro Lope de Vega de Sevilla. Si hace dos años un servidor disfrutó como un niño con Noche de Reyes, este nuevo acercamiento al universo creativo de William Shakespeare deja enmudecido al patio de butacas por la profunda carga dramática del texto y, sobre todo, por unos actores absolutamente entregados de los que el director Eduardo Vasco extrae lo mejor de cada uno de ellos.

La trágica historia de Otelo, el moro de Venecia corroído por los celos, tiene en el binomio formado por Daniel Albaladejo y Arturo Querejeta uno de sus grandes atractivos. Albaladejo aporta su portentoso físico y su profunda voz a un personaje envenenado por las palabras y que expresa la violencia de una manera muy gráfica para exponer con toda claridad la brutalidad que contiene la obra de Shakespeare. Quien disfrutase de su impecable interpretación del Rey Alfonso V de Portugal en la serie Isabel, se quedará fascinado por su interpretación de uno de los iconos del teatro universal.
Cristina Adua (Desdémona) y Daniel Albaladejo (Otelo)
Por su parte, Arturo Querejeta, que, en Noche de Reyes, se ganó al patio de butacas por su composición del bufón Feste, compone un Yago difícil de olvidar, ya que la tela de araña que va tejiendo para conseguir sus fines es de una sutileza que los demás personajes son manipulados por él sin darse cuenta. Las palabras envenenadas son dichas con el sigilo y la astucia de una sigilosa serpiente. Querejeta demuestra una vez más su versatilidad y su seguridad en el escenario y con los textos clásicos.  No en vano formó parte del estreno mundial de La gran sultana de Cervantes en la Expo'92, todo un acontecimiento dirigido por Marsillach, y tiene una extensa carrera con numerosas obras de nuestro Siglo de Oro, algo que comparte con Albaladejo.
Albaladejo con Arturo Querejeta (el embaucador Yago)
El resto del reparto cumple con su cometido con creces, muchos de ellos ya presentes en Noche de Reyes: Fernando Sendino compone un Casio que se ve abrumado por las circunstancias mientras Héctor Carballo, en el papel de Rodrigo, muestra matices de ambición en los que Yago ve el perfecto comienzo para su particular venganza. El elenco masculino lo completan a la perfección José Ramón Iglesias y Francisco Rojas, todos ellos como Albaladejo y Querejeta, con una amplia experiencia en el teatro clásico.

Párrafo aparte les deseo dedicar a las dos actrices del elenco: Isabel Rodes, a la que recuerdo en El alcalde de Zalamea y, sobre todo, como la Dorotea de El perro del hortelano (ambas dirigidas por también por Eduardo Vasco) cumple a la perfección la labor que se le encomienda al fusionar al personaje de Blanca con el de Emilia, algo que dramáticamente funciona muy bien junto con su increíble alegato feminista. Por su parte, un servidor se quedó prendado de la interpretación de Cristina Adua como la inocente Desdémona, mostrando su fragilidad e incomprensión ante unos hechos en los que ella no ha formado parte.

El montaje está bien acompañado por la música en directo de Ángel Galán al piano, acentuando el aire trágico-dramático de la historia y por la potente luz Miguel Ángel Camacho. La acertada dirección de Eduardo Vasco hace que los diferentes cuadros de acción se vean claramente sin confundir al espectador con una escenografía de Carolina González con los elementos justos y necesarios para trasladar las acciones de un lado a otro.

Por su parte, Lorenzo Caprile demuestra de nuevo su saber hacer y viste a los actores acertadamente para incidir en la atemporalidad del marco de acción y, por ejemplo acierta de pleno con el traje blanco de Desdémona, transmitiendo su pureza exterior e interior en un montaje donde la tensión dramática se corta con un cuchillo y que es un regalo para el que, como yo, no había visto esta obra nunca sobre un escenario. FELICIDADES, NOVIEMBRE.  

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