sábado, 29 de marzo de 2014

Combate de ideas

                       CRÍTICA TEATRAL: LA ANARQUISTA

"He abrazado a Jesús, no me he convertido en él". Ésta es una de las muchas frases para la reflexión contenidas en La Anarquista, la última obra escrita y estrenada de David Mamet. El dramaturgo estadounidense vuelve a recurrir, como en Oleanna, a sólo dos personajes para llenar el escenario de reflexiones y temas candentes y motivo de debate.

La entrevista entre Cathy, una mujer presa durante treinta y cinco por haber matado a dos policías, y Ann, la funcionaria de la prisión, se convierte en un intenso duelo dialéctico donde dos portentosas actrices, Magüi Mira y Ana Wagener, dan una lección de cómo llenar un espacio escénico con la palabra.

Las diversas facetas (ideología, creencias, sexualidad) de la anarquista del título son mostradas por Mira de manera impecable. Su libertad de pensamiento y el creer que domina la situación la hacen pasar de entrevistada a entrevistadora, poniendo en ocasiones sobre la mesa las razones ocultas de la funcionaria a la que Wagener insufla una intensidad que la hace no bajar la guardia en ningún momento, consciente en todo momento de la labor que debe desempeñar.

Magüi Mira y Ana Wagener en intenso momento de la obra. Javier Naval
La intensidad va aumentando poco a poco, con Cathy hablando en un tono suave y pausado, el cual sólo se altera por momentos ante las presiones de lo que Ann le plantea y en la que el dolor por los familiares de los policías que Cathy mató es una de las claves de su comportamiento.

El factor a favor de esta función es que la voz cantante en la entrevista va pasando constantemente de una a otra, lo cual hace más enigmático el desenlace, un as escondido hábilmente por Mamet eso sí, antes  de cuestionar temas como el papel de los políticos actuales, la corrupción o poner en tela de juicio el dogma de fe que Cathy ha afirmado adoptar, ya que durante la función se van sabiendo datos del pasado del personaje que hacen cambiar a veces la percepción que el público tiene de ella. Todo esto hace que, gracias a Ann, conozcamos algunas contradicciones en la ideología de Cathy como en el caso del tema del perdón, de ahí, la frase con la que abre esta crítica.

La obra plantea si el arrepentimiento después de cumplir una condena es suficiente para obtener la libertad, aunque Cathy use como pretexto un motivo familiar y humanitario.

La Anarquista, hasta mañana en el Teatro Lope de Vega de Sevilla supone ver un texto con hondura interpretado por dos actrices que son oro molido

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