lunes, 10 de marzo de 2014

David Castillo: "Trabajar con mis compañeros de 'Emilia' es una delicia"

Con tan solo 21 años el actor David Castillo ya es una referencia para muchos españoles gracias al personaje de Jonathan de la veterana serie Aída. Este talentoso intérprete, que empezó en la profesión siendo un niño, ha crecido ante nuestros ojos físicamente pero también profesionalmente. Prueba de ello es la obra Emilia, escrita y dirigida por Claudio Tolcachir en la que comparte escenario con Gloria Muñoz (Gran Reserva, la obra Todos eran mis hijos, dirigida también por Tolcachir), Malena Alterio, Alfonso Lara (ambos en la reciente obra Los hijos se han dormido, dirigida por Daniel Veronese) y Daniel Grao (visto en la serie Acusados o en la obra La Avería, ambas experiencias junto a Blanca Portillo). 
David Castillo
Aprovechando el paso de Emilia por el Teatro Central de Sevilla, donde ha permanecido en cartel el pasado fin de semana, David Castillo concedió una entrevista a El Rinconcillo de Reche donde habló de Emilia, sus anteriores experiencias sobre las tablas, sus recuerdos de la película Cachorro (Daniel Albaladejo, 2004) o impresiones sobre Aída, que afronta su recta final.

Pregunta: ¿Cómo surge su participación en Emilia?

David Castillo: Se hicieron unas audiciones previamente por parte de Rosa Esteve, con un vídeo que Claudio Tolcachir vio y supuestamente le gustó. Luego hice audiciones con más actores en los Teatros del Canal. Me llamaron finalmente y, según me llegó el texto y viendo los compañeros con los que iba a estar en el escenario y dirigido, además, por Claudio, no me hizo falta ni leerlo.

P.: ¿Qué destacaría de Claudio Tolcachir como director de escena?

D.C.: Creo que es un director muy completo: te entiende, te escucha, te apoya, te anima, te hace ver las cosas por ti solo sin darte cuenta de que, en realidad, te lo está diciendo él. Tiene esa cosa de enseñar pero sin querer hacerlo, como si le saliera solo. Además, es muy buena persona y eso favorece el trabajo con el equipo, creando una muy buena conexión entre todos. Eso hace que haya una facilidad para trabajar bastante grande y, eso, para mí, es lo máximo.

P.: ¿Se puede decir que todos los personajes en Emilia se encuentran en una situación no habitual?

D.C.: En efecto, no es una familia muy convencional pero tampoco se diferencia mucho de una familia considerada "normal". Todos estamos más inestables a nivel emocional, pero después la obra transcurre con mucha normalidad hasta que vas entrando y empiezan a cambiar las cosas. Al principio suele ser bastante cotidiano.
Junto a Alfonso Lara y Daniel Grao en Emilia
P.: Por las relaciones entre los personajes, favorece el que el grupo de actores esté muy compenetrado ¿no?

D.C.: Claro, sobre todo cuando interpretamos, como en este caso, a los miembros de una familia y han de mostrarse las conexiones entre los personajes. Tener unos compañeros, con los que trabajar es una delicia, es un lujo. Mirarles a los ojos y poder decirles las cosas con una gran complicidad es algo que se nota, es un placer. Es como trabajar con las herramientas que tú quieres, como un pintor al que le han dado las mejores pinturas y unas brochas que pintan casi solas.

P.: ¿Qué puede decir de la reacción del público desde el estreno de la obra el año pasado?

D.C.: La verdad es que a la gente le gusta mucho. Suelen quedarse a los encuentros con el público, algo que llama mucho la atención. La gente se queda bastante y sale con muchas preguntas, mucha incertidumbre y eso me gusta.

P.: Emilia es su tercera obra de teatro tras Münchhausen y Naturaleza muerta en una cuneta ¿Se puede decir que las tres son propuestas, en el buen sentido, arriesgadas?

D.C.: Sobre todo Emilia y Münchhausen porque tratan más el tema de la familia. Naturaleza muerta en una cuneta era más un thriller que no se había llevado nunca al teatro y que Adolfo Fernández adaptó muy bien junto a Ángel Solo, y de hecho es candidata a los Premios Max, por lo que parece que ha gustado.
Con Carmen Conesa en su debut sobre las tablas, Münchhausen

P.: ¿Cómo recuerda su primera experiencia sobre las tablas con Münchhausen?

D.C.: Pues la verdad es que fue  una bonita experiencia. De esa función estoy muy orgulloso... se me ponen los pelos de gallina al recordarla. Lo recuerdo con mucho placer, a la vez que miedo e incertidumbre al ser mi primera función y no sabía en ese momento como iba a resultar. También viví un bonito proceso de ensayos con Salva Bolta y Luis Luque, a los que admiro y quiero y compartía escenas con gente con la que tuve mucha complicidad: Adolfo Fernández, Carmen Conesa, Samuel Viyuela que interpretaba a mi hermano y es como un solete. Tener estas gratas experiencias en el teatro hace que ames más este trabajo y que lo disfrutes a lo grande con tus compañeros.

P.: Usted protagonizó siendo un niño junto a José Luis García-Pérez la película Cachorro, con una temática adulta y que mostraba escenas muy explícitas ¿recuerda si le dejaron verla en el estreno, o no?

D.C.: Fui a verla, pero cuando salía una escena de sexo me sacaban del cine. El director me decía "Esto no lo puedes ver" y luego volvía a entrar. Cachorro la guardo en mi recuerdo como una experiencia brutal porque recuerdo que era verano, yo tenía diez años, era lo primero grande que hacía, y para la que disponía de más tiempo. Al ser, además, el niño en una película de mayores, era el "niño mimado".
Con José Luis García-Pérez en la película Cachorro
P.: Centrándonos en Aída ¿cómo lleva el tema de la popularidad que le ha reportado la serie?

D.C.: Al empezar de pequeño, al principio no tenía mucha noción de las cosas. Fui creciendo con eso y de pequeño no te dicen tantas cosas, y al ser más mayor ya se te acercan pequeños y adultos. Es muy bonito que la gente te muestre su cariño, sobre todo ahora que va a terminar la gente te muestra con sus comentarios que la serie forma parte de sus vidas y es algo magnífico, ya que hay mucha gente que ha crecido con ella.

P.: En la serie, además de la crítica a través del humor, han ido apareciendo actores veteranos como Concha Hidalgo con la usted compartía escenas. Supongo que eso supondría para usted un gran aprendizaje...

D.C.: La verdad es que es un placer aplicar a tu trabajo lo que has aprendido en las escuelas, y tener una continuidad en el trabajo y estar rodeado de actores que son maestros como Concha Hidalgo o Carmen Machi, te da la posibilidad de observar la forma de trabajar que tiene cada uno de ellos y es muy bonito poder aprender de ellos; como Luis San Narciso me dijo en una ocasión "La mejor escuela es el trabajo".
Con Eduardo Casanova al comienzo de Aída
P.: La serie tiene además un mensaje de tolerancia muy positivo, que está muy bien que se muestre,  precisamente con la relación que se establece entre su personaje y el de Eduardo Casanova, teniendo en cuenta que, muy al principio de la serie, él le declaraba su amor a Jonathan y éste lo llega a considerar amigo... 

D.C.: Claro, es algo que se ha ido naturalizando. Eduardo y yo somos grandes amigos y nos queremos mucho y eso los guionistas lo ven y traspasa la serie por lo que se establece una relación de amigos, como tiene que ser.

No hay comentarios:

Publicar un comentario