domingo, 15 de junio de 2014

Broche de Oro

        CRÍTICA DE ÓPERA: EL OCASO DE LOS DIOSES


Con la representación de anoche de El Ocaso de los Dioses el Teatro de la Maestranza culmina su proyecto más ambicioso: Representar completa la Tetralogía El anillo del nibelungo de Richard Wagner, y hay que decir que ha finalizado este gran monumento operístico a lo grande. 

No quiero engañar a nadie: No he visto las tres anteriores entregas de la Tetralogía pero creo que, con lo que presencié anoche, me pude hacer una buena idea de la grandiosidad del proyecto en su conjunto. El Ocaso de los Dioses tiene un final apoteósico para una historia épica que Wagner, muy sabiamente, recuerda para ubicar a los que, como un servidor, no vio las anteriores partes de la historia y, aún así, disfrutar.
Encuentro entre Brünnhilde y Waltraute. Guillermo Mendo
Esta producción se disfruta como digo porque Carlus Padrissa ha conseguido captar la esencia wagneriana y transmitirla al estilo de La Fura dels Baus sin que choque ni desentone en ningún momento, todo ello gracias al sabio uso de los múltiples elementos con los que cuenta. 

La traslación de la acción a un mundo más moderno no es un error porque las obras, como esta, de carácter universal, aguantan muy bien ese cambio si se hace con criterio y Padrissa lo tiene. De los múltiples elementos disponibles, las proyecciones ideadas por Franc Aleu son una auténtica maravilla, creando imágenes imborrables como el fondo del Rin o el fuego del Acto III, por citar sólo dos ejemplos.

El criterio de Padrissa se ajusta a una historia que parte de la mitología nórdica, un gran aliciente por la riqueza que ofrece ese mundo de deidades y héroes que engrandecen la cultura de una civilización. 

El Ocaso de los Dioses comienza con un soberbio prólogo por parte de las tres nornas (interpretadas por Elena Zaremba, Elena Zhidkova y Sandra Trattnigg) seres equivalentes a las parcas romanas y a las moiras griegas que tejen el destino y determinan cuándo debe empezar y acabar una vida. Los recuerdos que las tres evocan sitúan al espectador y hacen que esté lo suficientemente informado para presenciar la continuación de la historia de Siegfiried y Brünnhilde.
Las tres nornas del prólogo. Guillermo Mendo
La historia de amores, traiciones y sacrificios tienen sus puntos álgidos en los Actos II y III con el anillo que se menciona en el título de la Tetralogía siempre presente y que a un servidor le hizo pensar que Tolkien tuvo una clara inspiración en la obra de Wagner para su particular Tetralogía literaria con El Hobbit, al igual que El Oro del Rin, como prólogo de la historia.

Los engaños de Hagen (un seguro Christian Hubner), hijo de Alberich, el forjador del anillo, culminan con un sacrificio por amor y la restitución del orden al regresar el anilllo al Rin.

Pero tal grandioso espectáculo no podría ser posible sin unas voces a la altura, destacando, en mi opinión, el poderoso timbre vocal de Linda Watson (Brünnhilde), espectacular en su monólogo final o en su encuentro en la roca con su hermana Waltraute.

Stefan Vinke encarna a un Siegfried que destaca de manera notable en la partida de caza del Acto III, y Martin Gantner, soberbio en su interpretación del Rey Gunther. Y siguiendo con la parte mitológica, las tres ondinas que reclaman el oro robado del Rin (encarnadas a la perfección por Mercedes Arcuri, Alexandra Rivas y Anja Schlosser) redondean un trabajo vocal y visual inolvidable donde el Coro dirigido por Iñigo Sampil brilló con fuerza en el Acto II así como la ROSS dirigida por Pedro Halffter de manera impoluta hicieron de la jornada de ayer algo inolvidable que recordaremos siempre los que allí estuvimos
Las tres ondinas del Rin con otra de las espectaculares proyecciones. Guillermo Mendo
Los que no viesen ayer El Ocaso de los Dioses tienen la oportunidad los días 17 y 20 de este mes, yo, si fuese ustedes, no desperdiciaría la ocasión.   

2 comentarios:

  1. Después de ver la obra, este articulo me parece muy informativo, tanto para
    el que la ha visto como en el caso mio, como para el que la vaya a ver.

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  2. La vi anoche y suscribo totalmente la opinión. Espectacular e inolvidable.

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