lunes, 15 de septiembre de 2014

"Los santos inocentes", 30 años de una obra maestra

Para retomar la actividad en el blog tras el parón de agosto y comienzos de septiembre, qué mejor forma de hacerlo que rendirle un homenaje a una de las obras maestras del cine español, Los santos inocentes, de cuyo estreno se cumplieron treinta años el pasado 4 de abril.

La famosa foto de familia de la película
Hablar de esta película es hacerlo de una joya cinematográfica en todos sus aspectos. Partía de una novela, publicada en 1981, del afamado escritor Miguel Delibes (1920-2010) de quien hasta la fecha se habían adaptado, entre otras, El Camino (1950) para el cine en 1963 de la mano de Ana Mariscal y para la televisión en 1978 por parte de Josefina Molina o El príncipe destronado (1973) en 1977 con el título de La guerra de papá, con dirección de Antonio Mercero.
El maestro de las letras Miguel Delibes
La novela, con una estructura bastante peculiar, era muy interesante por el tema que trataba : la forma de vida de los trabajadores de las fincas por parte de terratenientes y capataces en los años 60, retratando con un tono muy realista el contraste de la riqueza y la miseria. Esta novela despertó el interés del director Mario Camus que venía de triunfar en la televisión con la espléndida adaptación de Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós realizada con todo lujo de detalles en 1980, y de adaptar al cine, con un reparto irrepetible e histórico, La Colmena de Camilo José Cela en 1982 obteniendo además el Oso de Oro del Festival de Berlín.
El veterano director Mario Camus
Para financiar el proyecto Camus contó con la complicidad del matrimonio formado por los actores Julián Mateos y Maribel Martín, con los que Camus ya había trabajado anteriormente: A Mateos lo dirigió en Young Sánchez (1964) y Maribel Martín fue la inolvidable Jacinta galdosiana en televisión.
Maribel Martín y Julián Mateos, los productores
El reparto es de los que hacen historia: La familia en la que se centra la historia tuvo, entre otros, a tres actores inmensos: Paco Rabal (Azarías), Alfredo Landa (Paco El Bajo) y Terele Pávez (Régula) quienes, en la piel de sus personajes, aceptaban con resignación la situación que les había tocado vivir.
Alfredo Landa y Terele Pávez (Paco el Bajo y Régula)
Por otro lado,los miembros de la familia a la que sirven están interpretados por Juan Diego (el señorito Iván), Ágatha Lys, Agustín González, Mary Carrillo, la propia Maribel Martín y Liberto Rabal, además de Manolo Zarzo interpretando a un doctor.
Juan Diego, impecable como el señorito Iván
Los guionistas de la película fueron el propio Mario Camus, Antonio Larreta y Manolo Matji y supieron dar una estructura cinematográfica a la inusual técnica narrativa que Delibes usó para su novela. Uno de esos aciertos fue inventar la premisa de que Azarías estaba en un psiquiátrico, por lo que, a través de un flashback los espectadores veían los acontecimientos pasados y el hecho que le hizo acabar ahí.

La película fue redondeada por un equipo técnico de primera: Rafael Palmero en la dirección artística, Antón García Abril encargado de la música, la fotografía de Hans Burmann, o el vestuario de León Revuelta.

La película está llena de momentos inolvidables: La total sumisión de Paco el Bajo a las órdenes del señorito Iván, al que obedece con una lealtad fuera de lo común, el vuelo de la milana al hombro de Paco Rabal y este pronunciando la famosa frase "Milana bonita", Alfredo Landa husmeando la tierra siguiendo el rastro de aves en una cacería etc...

El éxito de la película fue clamoroso, triunfando incluso en el Festival de Cannes, donde Alfredo Landa y Paco Rabal obtuvieron el Premio a la Mejor Interpretación Masculina, y la película una Mención Especial por parte del Jurado Ecuménico. Además, con esta película se consiguió algo poco común: que el público aplaudiese a rabiar cuando presencian la muerte de un personaje.
Alfredo Landa y Paco Rabal premiados en Cannes
Maribel Martín y Julián Mateos se beneficiaron mucho del éxito debido a su labor como productores de la película y eso les animó a producir, dos años después, otra película que resultó ser otro clásico: El viaje a ninguna parte de Fernando Fernán Gómez.

En definitiva, treinta años de una película redonda en todos los aspectos y que demostró la capacidad de traspasar fronteras de nuestro cine. Por treinta años más.     

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