viernes, 31 de octubre de 2014

Excelencia reafirmada

                       CRÍTICA TEATRAL: LA ESTRELLA DE SEVILLA

Jugando con la Historia y la leyenda, La Estrella de Sevilla es una tragedia que nos habla de temas muy actuales: La justicia, las barbaridades que se pueden hacer por amor etc...

Con una mirada puesta en los clásicos como base, la Compañía Teatro Clásico de Sevilla ha ido asentándose y consolidándose como muestra de teatro hecho con amor, creatividad y profesionalidad. Si, por hablar de lo más reciente, sus responsables deslumbraron con El Buscón y Julia. Un viaje teatrástico, con La Estrella de Sevilla reafirman su posición gracias a una propuesta que va al grano y que tiene una intensidad emocional que va incrementándose hasta llegar a lo más alto.
El elenco de actores de La Estrella de SevillaLuis Castilla

Alfonso Zurro dirige y realiza una versión de la obra atribuida a Lope de Vega directa y sin rodeos y donde la limpieza del verso favorece la conexión con el patio de butacas. Los acontecimientos que provocan el capricho de un rey por una hermosa sevillana son seguidos sin pestañeo por el espectador en una propuesta escénica sustentada en la sólida labor de los actores y acertadas decisiones de puesta en escena.

Comenzando con los actores, Pablo Gómez-Pando, en la piel de Sancho Ortiz, el prometido de Estrella, da una muestra más de su gran talento sobre el escenario con un personaje que pasa por muchos estados de ánimo en muy poco tiempo, reflejando a la perfección la aceptación de su destino por el sangriento encargo Real que le han mandado hacer, y su escena en la cárcel es de una potencia asombrosa.

Manuel Moteagudo encarna con seguridad regia al Rey Sancho el Bravo con muchos matices, donde sorprende de lo que es capaz de hacer por una mujer y las dudas que le vienen a la cabeza una vez que ve lo que ha desencadenado y la reacción de los personajes a su alrededor. 

Rebeca Torres, interpretando el objeto de deseo que desencadena la tragedia, está excelente en general y desgarradora en particular ante la dolorosa visión de un ser querido, tornando su actitud a partir de ese momento, en un cambio radical del papel que jugaba desde el principio.

Por su parte, Alicia Moruno se luce en su  papel de la ambiciosa esclava Natilde (una excepción en la tradición del papel del criado en el Siglo de Oro) , en un trabajo sin fisuras demostrando la habilidad con que se mueve en el escenario sacando todo el jugo a su personaje.

Antonio Campos, Moncho Sánchez-Diezma y Manuel Rodríguez muestran una gran solidez en sus interpretaciones y , el caso de los dos últimos, su habilidad para desdoblarse en otros personajes sin que extrañe gracias a la naturalidad con que lo hacen.
Uno de los momentos más potentes de la función. Luis Castilla
El conjunto de actores muestra una coordinación calculada al milímetro para mover la conseguida e ingeniosa escenografía ideada por Curt Allen Wilmer (este señor es una joya con una imaginación sin límites) donde unos largos palos de madera sirven para ubicar al espectador en los diferentes espacios en los que se desarrolla la acción. A su vez, la iluminación de Florencio Ortiz está inteligentemente pensada para reflejar diferentes situaciones y cambios de ánimo y la idea de los actores a modo de coro expone desde el principio el tinte trágico del que se teñirá la historia.  

Viendo La Estrella de Sevilla, el que escribe estas líneas, sólo tiene un deseo: que la Compañía anuncie su próximo proyecto porque estoy seguro de que colmará las expectativas de los espectadores con creces, como han hecho hasta el momento presente.

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