sábado, 14 de marzo de 2015

Miradas conmovedoras

                                CRÍTICA TEATRAL: EL HIJO DE LA NOVIA

A lo largo de la vida he aprendido que la distancia es un factor importante, porque te permite ver las cosas desde otro punto de vista. Y ha jugado a mi favor para poder ver la adaptación de El hijo de la novia, en el Teatro Lope de Vega de Sevilla hasta el domingo 15.

He visto la película de Juan José Campanella sólo una vez, cuando salió en DVD, por lo que hablamos de más de diez años transcurridos, y eso hizo que afrontara lo que veía en escena como algo prácticamente nuevo, sin hacer las comparaciones que hubiesen surgido en la mente si el visionado de la película hubiese sido más reciente.

Centrándonos en la adaptación teatral, Garbi Losada y José Antonio Vitoria han tenido la enorme sabiduría de condensar en un único espacio todos los pasajes fundamentales de la historia escrita por Campanella y Fernando Castets, con una lograda escenografía donde resaltan unos cuadros de Tina Sáinz y Álvaro de Luna en su juventud. Ya esos cuadros te van preparando emocionalmente al ver a estos dos grandes actores veteranos en escena, una auténtica delicia. Concretamente, De Luna compone a un hombre enamorado de su mujer y ese amor traspasa la cuarta pared, gracias a sus dotes interpretativas, inmensas, gestos y sobre todo la mirada, de ahí el título de esta crítica. La mirada de él a Tina Sáinz es de amor con mayúsculas y reafirma la frase que se decía en la versión de Canción de Cuna que dirigió José Luis Garci: "Saber mirar es saber amar" y yo añado "y saber interpretar" porque esta es una obra donde las miradas expresan mucho sentimiento sobre todo amor y de ternura, como también demuestra la escena entre Tina Sáinz y Juanjo Artero.
Un momento de la función con el elenco al completo en escena. David Ruano
Artero, al que le he visto en muchas series de televisión, incluso ahora en su impecable interpretación de Víctor Reyes en Amar es para siempre, tuve la oportunidad de verlo en teatro por primera vez en Por amor al arte, de Neil LaBute junto a Maribel Verdú, Cristóbal Suárez y Beatriz Santana.  Con su interpretación de Rafael en El hijo de la novia muestra una vez más su variedad de registros, ya que su personaje, preocupado por el trabajo y otros asuntos, de no echar cuenta a su familia, amigos y novia, tiene una enternecedora trasformación que hace que el tramo final de la obra sea una oda a la alegría de vivir y al amor por las personas que te rodean.

La obra se beneficia de las interpretaciones de todo el elenco donde Tina Sáinz compone con delicadeza un personaje que no es fácil, pero la veteranía es un grado y se nota. Por otro lado, Sara Cozar y Mikel Laskurain son dos auténticos descubrimientos para un servidor. Ella tiene un arco emocional muy bien trazado con un personaje al que la dedicación y el amor por Rafael hace que le afecten para bien y para mal lo que él haga o le diga, demostrando una gran ternura hacia los demás personajes. Por su parte Laskaurin aporta ese toque cómico mezclado con bondad que suma a una función que es un trozo de vida reconocible y que tiene en la sencillez, argumental y de puesta en escena dos de sus principales virtudes, dejando que la historia fluya en todo momento.

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