sábado, 30 de mayo de 2015

Gran tragedia italiana

                                          CRÍTICA DE ÓPERA: TOSCA

El Teatro de la Maestranza vivió ayer una maravillosa noche con la primera  representación de Tosca de Giacomo Puccini, una coproducción con el Gran Teatre del Liceu de Barcelona con la que cierra la programación operística de esta temporada y que permanecerá en cartel hasta el 13 de junio.

Lo que se vio y oyó durante la representación produjo emoción a raudales por la calidad vocal de los intérpretes y la poderosa puesta en escena.
Jorge de León y Hui He (espléndidos Caravadossi y Tosca)Guillermo Mendo

Paco Azorín, director de escena y escenógrafo, dio una muestra más de su maestría en ambas facetas con una de las óperas más famosas de todos los tiempos. Cuando supe que él estaba en esta producción tenía la intuición, como así ha sido, de que no me iba a a defraudar, porque siempre tuve en mente el espléndido montaje de Julio César de Wiiliam Shakespeare en el que dirigió a Mario Gas, Sergio Peris Mencheta y Tristán Ulloa entre otros. 

Tosca es una ópera muy rica en todos los aspectos que bebe de diversas fuentes, pero, sobre todo, es una de las cumbres de la tragedia del bel canto. El fatal destino de los tres personajes principales: Tosca, Cavaradossi y Scarpia, está mostrado con total verosimilitud gracias a una labor en equipo que ha producido excelentes resultados. En primer lugar, la escenografía transformable y movible para cada uno de los actos tiene una calidad que demuestra la sabiduría de Azorín y que tiene su máxima expresión en el modélico tercer acto, con un primer fragmento de noche envuelto en la niebla que es de gran belleza así como ese amanecer donde Pedro Yagüe demuestra cómo sabe manejar la luz y crear imágenes poderosas. Isidre Prunés diseña un vestuario bello sin ser ampuloso destacando la hermosa capa de Tosca en el primer acto y el vestido de la misma en el segundo así como el colorido de las vestimentas de los escolanos.

Centrándonos en la parte musical Pedro Halffter estuvo, una vez más, portentoso dirigiendo a la ROSS que interpretó a la perfección la hermosa música de esta obra maestra. Con respecto a los intérpretes no puedo empezar a hablar de ellos sin nombrar en primer lugar la portentosa voz del tenor canario Jorge de León. Su interpretación del pintor Cavaradossi fue espectacular en general y en particular, cuando entonó Recondita Armonia y, sobre todo E lucevan le stelle, donde el público aplaudió entusiasmado por la emoción que puso en la interpretación y el control de su poderosa voz, poniendo los pelos de punta.

En segundo lugar, la soprano Hui He hizo una Tosca con una gran paleta emocional: cómica cuando muestra sus celos ante Cavaradossi al contemplar el cuadro que éste pinta en la iglesia y dramática a partir de la tortura de su amado Vocalmente fue de menos a más, a la par que la historia, luciéndose sobre todo en el segundo acto.

Por su parte, el barítono Ambrogio Maestri demostró también su enorme profesionalidad en la piel del malvado Scarpia, un personaje (al que dará vida el barítono Juan Pons los días 1 y 7) en el que se muestran las diversas fuentes que contiene Tosca que referí antes pero no especifiqué: La primera es clara y confesa en la propia ópera: Scarpia, con el uso del abanico, se transforma por iniciativa propia en un pérfido Yago, el potente coprotagonista de Otelo de William Shakespeare para despertar los celos en Tosca y, por otro lado, y esto es una apreciación personal, por la profesión de Scarpia, su grado elevado de maldad y su persistencia por conseguir sus propósitos, me recordó al Javert de Los Miserables de Víctor Hugo con intereses amorosos. Maestri ofrece todos los matices emocionales de estos referentes literarios en su personaje a la perfección a lo que unió una contundente voz.
Un hermoso momento del primer acto con Maestri en el centro. Guillermo Mendo
Finalmente, diciendo de antemano que todos cumplieron su cometido con creces, destaco el sacristán que interpreta Enric Martínez-Castignani con una interacción con Jorge de León en el primer acto muy destacable.

En resumen, un montaje para el recuerdo de una ópera hermosísima a la par que trágica y que pone de manifiesto no sólo la calidad incuestionable de Puccini sino también la de los profesionales que han puesto en pie esta  nueva producción de Tosca, que no ha perdido el favor del público desde que se estrenó en el año 1900 en el Teatro Costanzi de Roma. Una vez que se ve, se entiende el motivo.

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