sábado, 22 de octubre de 2016

Esperanza Pedreño: "'Mi relación con la comida' parte de lo íntimo para tratar luego temas más sociales"

Esperanza Pedreño tiene unos ojos que sonríen permanentemente y un tono de voz que transmite paz al que tiene delante. La actriz lleva dos años interpretando Mi relación con la comida de Angélica Liddell, que, además dirige y produce. El Rinconcillo de Reche aprovechó las representaciones de esta obra en Sevilla para hablar con ella y que contase aspectos de una obra muy personal y directa. Esto dio lugar a una entrevista, donde también hubo lugar para el cine, que se quedará para un servidor en el recuerdo. Pasen y lean. 


Pregunta: En Mi relación con la comida usted es productora, directora e intérprete del texto ¿Cómo comenzó todo?

Esperanza Pedreño: Yo, desde que salí de la RESAD, allá por 1998, siempre he tenido una parte en la profesión que es la autogestión: He escrito cosas, las he interpretado, he dirigido y esta es gran parte de la vinculación que he tenido con el mundo del teatro. Nunca he querido ni estar parada ni esperar a que me llamen. Este montaje es el cuarto que produzco. 

P.: Tengo entendido que se interesó por Mi relación con la comida porque cayó en sus manos y lo leyó...  

E.P.: Así es. Mi base de formación es el verso por una escuela en Almagro en la que estuve y este texto es un largo recitativo, escrito en verso libre, que me conectó de nuevo con el verso, que me fascina, por el fraseo que el verso tiene. Llevo dos años con esta obra y me ha seguido formando como actriz. Además era un caramelo y me siento muy identificada con muchas cosas de las que habla, como el momento en el que se empieza a ser considerado en la profesión. La protagonista es un alter ego de la autora y esta obra surge en un momento en el que ella empieza a tener reconocimiento en Madrid. Ella recuerda que escribió su obra en la pobreza y ahora que está despegando un representante de una institución pública decide invitarla a comer para hablar de su obra y ella se niega porque escribió su obra en la pobreza. También incide en la relación con el teatro ya que habla sobre qué es el teatro y qué debería despertar en el público, si debe ser sólo un entretenimiento o si debería aportar algo más. 

La obra también tiene una línea sobre cómo encontrar un bufón en España, donde, por nuestra idiosincrasia, no nos permite contradecirnos. No es fácil luchar desde el poder desde las tablas y demuestra cómo somo los españoles porque, por ejemplo, los políticos, no tienen la capacidad para reírse de sí mismos, cosa que no pasa en otros países. Por eso creo que en España hay menos bufones en comparación con otros lugares. En Mi relación con la comida, a través del personaje de Yoric de Hamlet habla de qué son los bufones: Un arma arrojadiza pero que necesitamos ser perdonados por el poder para poder enfrentarnos a él pero aquí se nos ignora.


P.: Una de las características de la obra es que las cosas se exponen claramente, sin eufemismos de ningún tipo...

E.P.: Sí. Es un texto muy directo y eso choca. No guarda las formas pero tiene un contenido muy profundo. Por ejemplo, la demagogia. Cuando te pones al lado de personas que están pasando hambre o se habla de África enseguida te tachan de demagogo. También es una obra antisistema porque apela mucho al marxismo, planteando que el que pesca en el mar o labra la tierra debería ser quien recibiese más dinero dentro de la cadena industrial y no es así, siempre son los explotados. En la obra se expone que a ella le gusta hablar de dinero, que es una curranta y lo relaciona con el hambre que pasaron sus abuelos...

P.: Por lo tanto estamos ante una obra muy personal...

E.P.: Sí, parte de lo íntimo y va hacia temas más sociales. Primero habla de dónde y cómo escribía sus obras y luego habla de cómo somos en España, remitiendo a los abuelos y al hambre que pasaron como motor del trabajo y de la capacidad para prosperar. Hay una pobreza que conduce al inmovilismo absoluto y hay otra que nace del campo, de la lucha, de seguir adelante a pesar de las dificultades para ganar el jornal. En esa situación el hambre es un motor y un instinto de conservación para tirar adelante. También existe una pobreza cultural relacionada con el resultado, con la política, con el cargo a dedo y es una posición absolutamente marxista y el tramo final del texto es pesimista. La autora lo que decide es decir lo que piensa aunque lo diga de una manera muy bestia. Cuando viene gente mayor a ver la obra, a pesar del lenguaje que tiene, muchas veces se olvidan de eso y conectan con la parte más profunda del texto.

P.: ¿Cómo es la reacción del público?

E.P.:  Depende del teatro donde se represente. En Madrid ha estado en dos teatros: el Teatro Galileo y el Teatro del Barrio y el público que va a ambos es muy diferente. Como habla de las clases sociales se mete con las señoras de astracán. Había gente que se levantaba y se iba, algo que está dentro de las perspectivas del espectáculo. Es algo que he presenciando viendo yo otros montajes de Angélica Liddell, la cual lo comprende y lo acepta y yo también. En Teatro del Barrio no pasó porque es otro público. La obra incide individualmente y reparte para cada uno. Es algo que tiene que ver con la investigación interna que tiene el texto en relación con el bufón porque éste se mete primero consigo mismo para luego dar palos. La obra para mí es una gran bufonada, porque remite a un personaje que lucha contra el poder.

P.: Por todo lo dicho es un texto que sorprende al público...

E.P.: Es que es una obra que se va abriendo y se convierte en un auténtico panfleto. La autora siempre ha defendido el teatro confesional, sin personajes, tiempo ni espacio. Es el aquí ahora. 

P.: En su trayectoria hay una película que me gustó mucho, Una palabra tuya, por la que fue nominada al Goya ¿qué recuerdos tiene?

E.P.: Cuando leí el guión estaba deseando que me eligieran para hacerla. Luego le pregunté a la directora, Ángeles González-Sinde, si merecía la pena que me leyese la novela de Elvira Lindo en la que se basaba y me dijo que no me hacía falta porque en el guión había información para construir el personaje. Pero no pude evitarlo y la leí. Es muy bonita la manera en que se llevó al cine porque en la novela todo lo que ocurre ya ha pasado y se asienta en los recuerdos con un componente trágico pero al llevarla al cine se decidió contarla de otro modo que es más dramático.

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