domingo, 27 de noviembre de 2016

Henar Frías y Rubén Tobías se adentran en el alma de "Molly Bloom"

James Joyce creó con Ulises una de las novelas más influyentes del siglo XX y, en cuestión de personajes, uno de ellos, Molly Bloom cobró una nueva dimensión gracias al teatro. Henar Frías y Rubén Tobías, apasionados de las tablas, vuelven a representar Molly Bloom que estrenaron en el Teatro Echegaray de Málaga en noviembre del año pasado. Ahora vuelven a ponerlo en pie en el Teatro Zorrilla de Valladolid los días 2 y 3 de diciembre


El Rinconcillo de Reche ha hablado con ambos y la conversación ha sido una delicia por la pasión por su trabajo, que transmiten sus palabras. Gracias a ellos, ya que la obra se representará también en Madrid, Montevideo y Chicago, las nuevas generaciones conocerán a una mujer fascinante sobre la que José Sanchis Sinisterra ya escribió  La noche de Molly Bloom, que estrenó a finales de los años setenta con Magüi Mira

Frías y Tobías, que comparten, además, la vida juntos, nos detallan aspectos muy interesantes de esta obra con una dramaturgia propia para poner en escena un monólogo interior intenso y reivindicativo. Pasen y lean.

Pregunta: ¿Qué les hace decidirse a poner en escena Molly Bloom?

Henar Frías: Pues decidimos montar Molly Bloom porque un director malagueño se puso en contacto conmigo y me dijo que, físicamente, daba el perfil del personaje de Molly y creía que sería fantástico que hiciese esta obra. Finalmente lo dirigió Rubén Tobías y qué mejor que trabajar con mi marido, porque así podíamos ensayar en cualquier momento, compartir ideas, y permite que pueda aportar ideas. Me hacía sentir con mucha libertad. Elegimos a Molly por su fuerza, sensualidad, por su amor. Pienso que la gente que tiene un concepto equivocado de este personaje. No es una femme fatale, ni promiscua, ni infiel por naturaleza. Ella busca amor, que es lo que mueve el mundo. Como su marido no la atendía adecuadamente, ella se encontraba falta de abrazos, cariño y atenciones. Eso le lleva, con mucho dolor, a buscar el amor en un solo amante. Nuestro texto, muy fiel al de James Joyce, destaca su búsqueda del amor.

Rubén Tobías: Incluso cuando puede aparecer otro amante se plantea qué hacer con el que ya tiene. En ese sentido es una mujer fiel, siempre está con un solo hombre.

H.F.: Su marido sí que se va con otras mujeres, prostitutas para que le colmen y ella lo que quiere es amor.

P.: Ese aspecto hace que en el montaje también se plantee cómo era la sociedad...

H.F.: Ella busca también no depender de ningún hombre, sentirse libre, para cambiar el que los hombres puedan ir a buscar lo que quieran y las mujeres que quedarse en casa cuidando de ésta y de los hijos. Ella, además, ha sido cantante de opereta, y quiere seguir ganando dinero, salir y entrar, algo que tampoco está bien visto en aquella época. Es una mujer muy adelantada a su tiempo en todos los aspectos y muy reivindicativa. Durante la obra hace manifiestos feministas a favor de la mujer libre.

P.: ¿En qué se han basado para crear el texto de Molly Bloom?

H.F.: Nos hemos basado en varios libros: el de Valverde, el de Joyce y varias traducciones, intentando ser lo más fiel posible. Es una adaptación que hemos hecho nosotros y hemos tenido que suavizar algunos pasajes porque Joyce era bastante obsceno para su época.

R.T.:  Pensamos que no es necesario ser tan explícitos.

H.F.: Muchas veces es mejor insinuar, porque es un texto muy sensual y descarnado, pero hay momentos en que se sobreentiende de sobra lo que  va a pasar, lo que se ha hecho y lo que se hizo, sin necesidad de mostrarlo. Al contar Molly su historia lo hace sin ningún tipo de reparo, al ser una mujer muy liberal. Cuenta sus amores desde su infancia y sus experiencias las narra sin ningún tipo de tabú. Todo podría ser más explícito pero no queremos herir la sensibilidad de nadie ni tampoco es necesario.

P.: Con respecto a la puesta en escena ¿qué elementos se han querido enfatizar?

R.T.: Lo que se muestra es un dormitorio durante la madrugada, nada más. Molly se despierta y su marido, Leopolod, llega borracho no se sabe de dónde. Ella no puede conciliar el sueño y empieza a caminar y empieza a decir lo que piensa, el monólogo interior. Es un dormitorio muy cálido.

H.F.: Quería señalar además que todo el mobiliario que se ve sobre el escenario es antiquísimo, intentando ser lo más fieles posible a la decoración que existía al principio del siglo XX, incluso el vestuario. Hemos  buscado camisones de 1914 y mis pololos son de esa época y lo hemos encontrado en una tienda de Madrid. En la obra hacemos hincapié en que la mente vuela libre. Creo que es lo más difícil que he hecho en mi vida.

P.: James Joyce es uno de los maestros en el llamado stream of consciusness o corriente de la conciencia y Ulises una de las obras más complejas de la Historia de la Literatura. ¿Querían montar esta obra para acercar al público una obra tan densa?

R.T.: Sí. Lo que ocurre es que el capítulo de Molly Bloom, el último de Ulises, está mal vendido, como algo pornográfico y la gente debería ser consciente de que no deja de ser un monólogo durante una madrugada.

H.F.: Aparte, yo añadiría que no tiene que ver nada con Ulises. Que forme parte del epílogo de la obra y que forme parte de la fluidez de pensamiento característica de Joyce no quiere decir que sea igual su lectura que el resto de la novela. Cuando se llega a esta parte te sorprendes porque es muy dinámica y se lee muy rápido. La obra dura una hora y cuarto y se no se hace lenta, es todo lo contrario. Además le hemos dado una fluidez que hace que sea muy amena. Tengo tan  interiorizada a Molly que ya siento que forma parte de mí.

R.T.: Hay un ritmo textual que hay que seguir y el monólogo contiene una serie de circunstancias que no se pueden acelerar. Pienso que muchas mujeres se sentirán identificadas con él y Henar está haciendo un trabajo impresionante, descubriendo cosas nuevas cada día. 


P.: Supongo que los movimientos están muy medidos...

R.T.: Sí, todo está muy cuidado, siempre con la libertad de poder cambiar algo.

H.F.: Lo que ocurre es que, aunque sigas siempre una misma línea, hay días que te emociones más o estés más sensible. Dentro de que el movimiento corporal sea el mismo yo noto que, de un día a otro, hay mucha diferencia. Cada función es distinta. Incluso el público influye, por su receptividad de un pasaje u otro.

P.: ¿Qué le dirían a los lectores de mi blog para que vayan a ver Molly Bloom?

R.T.: Que es buen teatro y muy bien interpretado por Henar

H.F.: Coincido en que es buen teatro y en la interpretación hago todo lo que puedo y le doy las gracias a Rubén porque sí es verdad que separamos mucho lo personal de lo profesional. Si no, no podríamos trabajar. Es un muy buen texto y las mujeres se van a identificar mucho con esta mujer, porque, a pesar de transcurrir la acción a comienzos del siglo XX es una mujer de hoy. La consideran una Penélope actual porque Molly es la Penélope de hoy. 

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