miércoles, 9 de noviembre de 2016

Nacho Gómez: "La pareja protagonista de 'La rendición de Brenda' es una especie de isla"

Nacho Gómez vuelve a demostrar su pasión por el teatro. Saboreando aún el éxito de La pícara Justina, vuelve con Teatro Exiguo a mostrar su talento como actor, autor y director tras Asesinato bajo una farola con La rendición de Brenda, apoyada por GNP, que se estrena en el Centro TNT-Atalaya los días 11 y 12 de noviembre. Acompañado en escena por Mané Solano, Almudena Ruíz y Ana Real muestra a los espectadores cómo vive una pareja desde su propia casa una guerra declarada por el Presidente de su país. Con la simpatía que le caracteriza, Nacho Gómez atendió a El Rinconcillo de Reche para hablar de diversos aspectos de esta obra que, seguro, hará disfrutar y reflexionar a los espectadores.

Nacho Gómez. Foto: María Ramos

Pregunta: Uno lee el título de la obra y al momento le viene a la cabeza un famoso cuadro de Velázquez...

Nacho Gómez: Exactamente. Era un poco por el tema bélico. La idea surgió en un curso con Luis Felipe Blasco Vilches que hice el año pasado. Se propuso hacer una escena rápida y salieron dos de la obra y le puse Brenda de casualidad. Salió muy divertida y me propusieron que estudiase ampliar esas escenas porque la idea era buena. Precisamente también en ese momento me estaba leyendo un libro bélico, Compañía K de Wlliam March, considerado una de los primeros libros antibelicistas y es muy divertido. Los capítulos tienen por título las iniciales de los soldados. El autor cuenta su experiencia durante la Primera Guerra Mundial con crudeza pero también con humor. De hecho un capítulo recuerda a una escena de la película La vaquilla: Los dos bandos hacen una pausa y se van todos juntos a bañarse a un río. También surgió el paralelismo con el cuadro referido, La rendición de Breda, que nos vino como anillo al dedo.

P.: La obra plantea un tema bastante serio pero de una manera un tanto particular, ya que la acción se desarrolla en el interior de una vivienda...  

N.G.: Sí. La acción comienza con la declaración de Guerra que se hace a primera hora de la mañana por parte del Presidente que la plantea como negocio, pensando que eso va a solucionar los problemas del país, porque una guerra da mucho trabajo y el paro se acabaría. Para ahorrar costes la guerra viene a las casas de los ciudadanos. De ahí se pasa a la casa de los protagonistas, Brando y Brenda, una vivienda VPO, por la que pasan una serie de personajes, como el médico que da el permiso para ir a la guerra, un cura, un abogado, la resistencia. Todas estas personas pasan por la vida de la pareja, estropeándosela, y se ven en una situación cada vez peor sin comerlo ni beberlo.

P.:  En la anterior producción de Teatro Exiguo se parodiaba el género de detectives, y ahora en esta nueva obra se trata el tema de la guerra ¿lo tratáis en plan parodia o , por el contrario, os ponéis más serios?

N.G.: Nos ponemos más serios y usamos el humor como canalizador. Hay mucha crítica y pildorazos. El humor hace que llegue al espectador de una manera más suave, y se puede reír pero en el fondo se da cuenta de que lo que ve no tiene ninguna gracia.

P.: Sois cuatro actores en escena ¿hacéis varios personajes?

N.G.: Mané Solano sí interpreta a seis personajes pero los demás uno desde el principio hasta el principio.

P.: Como director ¿qué ha querido destacar en la puesta en escena?

N.G.: Pues es un cambio evidente con respecto a Asesinato bajo una farola porque hemos recreado la fachada de una vivienda que ha hecho Ángela Guerrero, una arquitecta, por lo que la escenografía aporta muchísimo, y tiene un aire a cómic con un color gris uniforme. También hay puntales, para hacer un paralelismo con las lanzas del cuadro de Velázquez. El trabajo de Ángela es fantástico y le estamos muy agradecidos. Tiene una estética muy marcada y definida.

P.: Con respecto a la dirección de actores ¿en qué se ha incidido más en lo que a las interpretaciones se refiere? 

N.G.: Se dicen muchas cosas que son rápidos guiños a la actualidad. Los personajes muy marcados pero a la hora de dirigir tenía claro como quería que fuesen cada uno de los personajes. Les  he dejado hacer bastante. Mané Solano por ejemplo es un maravilloso clown. No encorseto mucho y me gusta que me sorprendan.

P.: ¿Esta obra está influida por Las bicicletas son para el verano

N.G.: Sí. Sabía que me lo iba a preguntar (risas). Es una película con toques de humor dentro de la crudeza que retrata. También en los ensayos recordaba La vida es bella y La lista de Schindler, aunque estábamos más en la línea del filme de Roberto Benigni. Siempre me pareció más crudo que un padre simule delante de su hijo haciendo de soldado cuando lo van a fusilar para que su hijo no lo vea y lo considere un juego. Por ahí va Teatro Exiguo. El humor hace que te enfrentes a cosas de una forma más directa y te dés cuenta de barbaridades.

P.: Tengo una curiosidad. Al ser una pareja que se ve en una situación que les coge de sorpresa ¿la guerra afecta a su relación de manera  negativa y hace que saquen trapos sucios?

N.G.: No. La pareja protagonista son como un equipo. Son muy diferentes el uno del otro, pero están juntos como una piña y se apoyan hasta el final de la obra. Van sobreviviendo a cada escena como pueden por esa especie de felicidad ingenua que ambos tienen. No se dinamita la relación. Era una idea que tenía claro desde el principio. Lo que quería era que por las vidas de ellos pasasen una serie de personajes y que fuese el reflejo de la sociedad. Ellos carecen de muchas cosas pero son felices. Mostramos tanto el amor como la compenetración que hay entre Brando y Brenda. Ellos se mantienen un poco al margen de lo que sucede aunque no lo puedan eludir. Son como una isla. Por la comicidad nos venía mejor mostrar a la pareja de esa manera. 

P.: Para finalizar, ha tenido un gran éxito con La pícara Justina...

N.G.: Yo estoy muy contento con el resultado. Se trabajó mucho pero quedó un bonito trabajo y lo he disfrutado muchísimo. El hecho de hacer varios personajes me hacía pasármelo como un niño. Se pasaba de un personaje cómico a otro serio y eso es muy enriquecedor. Era una mezcla que era muy potente.

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