La Sección Oficial a Concurso del XIII Festival de Cine Europeo de Sevilla ha finalizado a la espera mañana de la lectura del palmarés. Lo que se ha podido ver son dos películas totalmente opuestas tanto en la historia como en el estilo estilo. La mañana empezaba saliendo de la sala con una agradable sensación gracias a Mister Universo, coproducción entre Italia y Austria dirigida por Tizza Covi y Rainer Frimmel. En este nuevo filme, con un fresco aire documental, se recupera a Tairo Caroli, protagonista de La pivellina, dirigida por Covi y Frimmel en 2009. Caroli, como el resto de personajes, se interpreta a sí mismo para contar la historia de un domador de leones que pierde un hierro doblado por Arthur Robin, Mister Universo en 1957, que éste le dio siendo niño y que le servía de amuleto. Este hecho le decide a a hacer un viaje para encontrar a Robin y que le doble otro hierro, lo que le hace visitar a diversos miembros de su propia familia para recabar información sobre el paradero del aclamado forzudo.
La película está llena de momentos entrañables, como las escenas que Tairo tiene con unos niños, con su hermano o su tío, el cual cantó una canción en su juventud que suena a lo largo de la película y que es una belleza y uno de los muchos aciertos del filme. El encuentro de Tairo con Arthur Robin es también entrañable así como la visita de la contorsionista amiga de Tairo al hijo de Robin para que doble otro hierro para su amigo. Mister Universo también pone sobre la mesa temas como la triste decadencia de los circos en la actualidad, donde profesionales con vocación hacen verdaderos esfuerzos para que el escaso público que acude pase un buen rato. También se plantea el tema de la superstición por la importancia que el protagonista le da al hecho de haber perdido su talismán pero sirve para reflejar la importancia que una persona le da a cualquier cosa en la vida y decide seguir adelante a pesar de que otras personas no consideren importante esa misma cosa. Un soplo de aire fresco (no me importa repetirlo) que alegró la Sección Oficial.
Esta positiva sensación contrastó con el pase de Godless, coproducción entre Bulgaria, Dinamarca y Francia que narra la vida de una mujer que cuida a ancianos y a su vez se apropia de sus carnets de identidad para venderlos en el mercado negro. La directora Ralitza Petrova incide en la sordidez y la dureza tanto de la historia como en la manera de contarla, un auténtico bofetón al plasmar una terrorífica realidad por la corrupción de la que está infectada la sociedad.
Con este filme Petrova triunfó en el Festival de Locarno siendo premiada tanto la película como ella por la dirección y la actriz protagonista, Irena Ivanova, firme candidata a ganar el Premio a la Mejor Actriz en el Festival hispalense.
Por otro lado he podido disfruta, enmarcada en la sección Nuevas Olas, de una comedia romántica francesa, In bed with Victoria, dirigida por Justine Triet e interpretada por Virginie Efira, también el reparto de Elle de Paul Verhoeven o Pastel de pera con lavanda (Éric Besnard, 2015) y Vincent Lacoste, que destacó gracias al filme Hipócrates (Thomas Lilti, 2014). Victoria tiene ecos de la rom-com estadounidense pero es muy francesa.
En esta película se cuenta la historia de una abogada que en una boda se reencuentra con un antiguo cliente al que defendió por un tema de drogas y termina alojándolo en su casa, en donde él le ayuda con la casa y el cuidado de sus hijas. A su vez la protagonista tiene que defender a un amigo de una acusación muy grave a la vez que tiene que batallar con su ex-marido al usar éste información privada del ámbito profesional de ella para llenar de contenidos un exitoso blog en Internet. Es un filme sin grandes pretensiones, ligero, y que se ve con agrado.
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