viernes, 9 de diciembre de 2016

"Anna Bolena": La corona maldita

Que la vida de la mayoría de las esposas de Enrique VIII, siendo reinas, fue un camino más lleno de espinas que de rosas es un hecho: Muertes (Ana Bolena y Catherine Howard por ejecución, y Jane Seymour tras el parto del heredero al trono) y rechazos (Catalina de Aragón y Ana de Cleves). Si obviamos a Catalina Parr, la sexta y última esposa del monarca, parece que el portar la corona inglesa era un mal augurio y causa de una gran sed de poder.

En la humilde opinión de quien escribe esta crítica, parece que Graham Vick (y Stefano Trespidi como repositor) tuvo claro esto a la hora de realizar la puesta en escena de Anna Bolena de Gaetano Donizetti, ópera que ayer se representó por primera vez en el Teatro de la Maestranza. Con dos elementos escenográficos, obra de Paul Brown, se representa el sufrimiento y la muerte premonitoria de Ana Bolena, en este caso, aunque los dos elementos también pueden asociarse a Catalina de Aragón (que es mencionada) y a Jane Seymour (no sólo por lo que muestra Donizetti del personaje en este título sino por el final que éste tuvo, antes mencionado): Una corona de espinas ensangrentada y una enorme espada son suficientes para reflejar lo que un servidor ha explicado anteriormente.
Un potente momento de la puesta en escena de Anna Bolena. Guillermo Mendo
Anna Bolena centra su acción en la caída en desgracia del personaje del título, con infidelidades, traiciones y ejecuciones. Esta producción del Teatro Filarmónico de Verona y la Fundación Arena de Verona tiene en el apartado vocal una de sus mayores bazas. Angela Meade sorprendió gratamente por su poderío vocal, de gran potencia pero controlándola y modulándola en todo momento y la verdad es que se luce en todas las escenas en las que interviene, aunque las que protagoniza junto a Ketevan Kemoklidze (Jane Seymour) y Lord Richard Percy (Ismael Jordi) son de especial gran intensidad. Así como la última escena, previa a su ejecución donde muestra al personaje perdiendo la cabeza en sentido figurado justo antes de perderla literalmente.
Angela Meade, sublime en toda la ópera, en la última escena. Guillermo Mendo
Siguiendo con los mencionados, Kemoklidze interpreta a Jane Symour con una ambivalencia de sentimientos, deseos y actitudes, que le hace tener intensos debates internos y en la referida escena con Bolena al comienzo del segundo acto mezcla su calidad vocal con un dramatismo que ahonda en lo antes mencionado, porque da la sensación de ser ella la que ha sido arrestada a la espera de juicio y no Ana.

Ismael Jordi es un valor seguro cuando se trata de encarar vocalmente a un personaje, lo cual ya demostró con creces hace cuatro temporadas cuando interpretó magistralmente al Duque de Mantua en Rigoletto de Verdi en el coliseo sevillano. En la piel de Lord Richard Percy se muestra seguro cantando de forma clara y modulada, expresando el amor hacia Ana sin tapujos mientras que en la escena con Lord Rocheford en el segundo acto se muestra muy convincente exaltando la lealtad hacia el hermano de Ana, su preferencia a morir, y el momento final con los ojos vendado, al igual que Rochefort y Smeton, es angustioso por el final que les espera.
Ismael Jordi, un gran Lord Richard Percy, junto con Angela Meade. Guillermo Mendo.
Simón Orfila no baja la guardia para mostrar al rey inglés como el malo de la historia. Su seguridad vocal era necesaria para enfatizar la seguridad que proporciona el poder y el deseo, más cercano a un capricho carnal, por Jane Seymour y el rechazo que le provoca Ana, puesto que ya tiene a Jane como amante. A la interpretación se añade el porte regio de Orfila que queda enfatizado en la escena a caballo o cuando viste los ropajes que lo identifican más con la imagen que se tiene de este rey. Aquí hago un inciso en el tema del vestuario, obra también de Paul Brown, porque está muy logrado para trasladarnos al siglo XVI. La vestimenta naranja de Orfila llena de ojos es un gran hallazgo que evidencia la capacidad del rey de verlo todo, ya sea por sí mismo o por informaciones de terceros. El traje que luce Kemolikdze es de una composición y color acertadísimo mientras que la vestimenta negra del coro es muy familiar si se ha visto por ejemplo la película Las hermanas Bolena. También el negro de Meade al final es de un negro apabullante que contrasta con el blanco inmaculado de Jane y Eduardo casándose, que se muestra a la vez que Ana vive sus últimos momentos de vida.
Una muestra del vestuario de Paul Brown: Kemoklidze y Meade (Jane Seymour y Ana Bolena). Guillermo Mendo
Tanto Manuel De Diego como Alexandra Rivas y Stephano Palatchi cumplen con creces su cometido vocal e interpretativo con sus respectivos personajes.

Anna Bolena, con la ROSS (dirigida en esta ocasión por Maurizio Benini) sonando de manera armoniosa y potente cuando lo requería, y el Coro de la Asociación de Amigos del Teatro de la Maestranza realizando una labor impecable, se suma a la larga lista de títulos representados en el Teatro de la Maestranza en su historia, con una obra de nuevo de Donizetti, del que un servidor guarda un reciente grato recuerdo gracias al montaje de L'elisir d'amore que se vio la temporada pasada.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario