domingo, 15 de enero de 2017

"Cabaret": Una gozada para los sentidos

Así de claro lo digo: Es un gustazo ver producciones del calibre de Cabaret, porque hace posible apreciar el grado de profesionalidad que hay en España a todos los niveles. He de admitir que la mítica película de Bob Fosse con Liza Minnelli, Michael York y Joel Gray la vi hace bastantes años, por lo que el recuerdo al ver el montaje que nos ocupa era bastante vago, lo cual creo que me favoreció para disfrutar totalmente, sin las comparaciones que, inconscientemente, la mente suele hacer si el visionado ha sido reciente.

El musical estrenado en 1966 y que, por lo tanto, cuando se estrenó este montaje actual, coincidía con sus cincuenta años de existencia y éxito, hizo vibrar al público del Teatro Lope de Vega de Sevilla (donde permanecerá en cartel hasta el 22 de enero). Jaime Azpilicueta demuestra ser un maestro en el terreno del musical. Éxitos rotundos como, por ejemplo, Evita o My Fair Lady (ambos con Paloma San Basilio) sirven para calibrar su sabiduría para afrontar estos grandes espectáculos, donde no se descuida ningún aspecto.

A nivel interpretativo Cristina Castaño interpreta maravillosamente a Sally Bowles con un potencial vocal asombroso y dotando al personaje del dramatismo y de la comicidad que requiere en cada momento. Su torrente de voz en el tema Cabaret se tradujo en unos estruendosos aplausos. Con esta interpretación Castaño hace que el público aprecie en toda su dimensión su gran calidad como actriz y cantante. A la labor de Castaño hay que añadir la interpretación de Armando Pita como el Maestro de Ceremonias del Kit Kat Klub. Pita le da sobre todo, ese toque de picardía que alguien que trabaja en un lugar así debe tener, ya que la gente iba allí a divertirse, olvidarse de sus problemas y qué mejor que la sensualidad y comentarios subidos de temperatura para conseguir el objetivo. Pero, además, el personaje del Maestro de Ceremonias es el que mejor ejemplifica inicialmente, las consecuencias de vivir en el Berlín previo a la Segunda Guerra Mundial, con una escena final por parte de Pita y del cuerpo de bailarines de Kit Kat Klub absolutamente escalofriante.
Por otro lado, Alejandro Tous, en la piel del ambiguo Cliff, da la talla sobre todo en las escenas con Cristina Castaño y es también víctima de las circunstancias, porque se puede afirmar que Cabaret es uno de los musicales con uno de los trasfondos más amargos que existen y eso afecta a las vidas de todos los personajes. Para no extenderme demasiado alabo el nivel vocal e interpretativo del resto del elenco.

A nivel técnico esta producción es un prodigio. La iluminación potente y hermosa de Juanjo Llorens tiene una variedad de tonalidades que embellece en gran medida la puesta en escena, donde la escenografía de Ricardo Sánchez Cuerda es un primor de creatividad para recrear el Kit Kat Klub, la habitación de Cliff o la frutería de Schultz y particularmente me encantó el Corazón en el número del Maestro de Ceremonias con su peculiar amor. Por otro lado, el vestuario de Antonio Belart es hermoso y vistoso. Qué casualidad que este mismo fin de semana haya visto Incendios, donde él también es el encargado del vestuario, lo que demuestra su versatilidad y su alto nivel de creatividad, porque Cristina Castaño está hermosísima con los vestidos que luce, Alejandro Tous es todo elegancia y los trabajadores del Kit Kat Klub rebosan sensualidad.

Musicalmente, las canciones más reconocibles para el colectivo popular, con letra de Fred Ebb como Money, money, la mencionada Cabaret o la inicial Willkommen están perfectamente traducidas y ejecutadas a nivel vocal y coreográfico. He de admitir que era el primer musical en teatro que veía en mi vida y la experiencia no ha podido ser más gratificante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario