domingo, 15 de enero de 2017

"Party. El juego de la amistad": ¿Amigos para siempre?

Las obras de teatro tocan todo tipo de temas. Precisamente, por el tema que toca Party. El juego de la amistad, me siento en la obligación de hablar en primera persona. Teatro Incendio ha puesto en pie un texto de Fabio Gil, actor también en la obra que habla de algo para mí muy importante: La amistad. Siempre recordaré las palabras de un gran actor que me dijo que era una clase de amor, y así lo siento: Por un amigo se sufre cuando le pasa algo malo, se sienten celos cuando se aleja, porque lo quieres. Pues bien, la propuesta de Incendio Teatro plantea una situación más cotidiana de lo que algunos pudiesen pensar.

La reunión de unos amigos para celebrar un cumpleaños sirve para mostrar un abanico de comportamientos y posturas respecto a determinadas situaciones, y ahí radica el valor de montaje dirigido por Moncho Sánchez-Diezma y Manuel Romero. La dirección apuesta por la frescura y naturalidad de las interpretaciones, algo que el elenco de actores logra mostrando a personajes cuyas posturas no son siempre iguales sino que van variando, evidenciando una realidad: la mayoría de las personas ven el color gris, no sólo el blanco o el negro e incluso son contradictorias, diciendo lo contrario de lo que hacen o viceversa. Esa variación en los comportamientos es muy humana y provoca que lleguemos a comprender un poco a todos. Precisamente aquí es donde me voy a mojar: Uno de los personajes expresa que la amistad hay que cuidarla como a una planta a la que hay que regar. Esa es una postura que yo comparto al cien por cien. Expreso esta opinión personal porque lo que este montaje hace es exponer una serie de situaciones y maneras de pensar reconocibles, por lo que el público se sentirá identificado en algún momento (si no tiene el corazón de piedra, claro).

Es interesante que la acción se desarrolle en dos tiempos porque así podemos ver cómo la amistad, supuestamente inquebrantable, ha cambiado en el alma del grupo por las circunstancias de la vida. Con respecto a los actores, Paula López demuestra en escena una frescura y energía positiva contagiosa que cambia radicalmente cuando los conflictos surgen en general y uno de ellos se centra en particular en su personaje. Fabio Gil interpreta perfectamente al miembro de toda reunión que siembra discordia en la armonía del grupo y, particularmente, destaco su enfrentamiento dialéctico con el personaje que interpreta Mario Coello, donde, reitero la naturalidad está en todo momento presente ya que podría haber resultado forzado y no lo es en absoluto. La pareja que forman José Carlos Pérez y Marina Tomás pasa por diversos estados emocionales que deja a las claras que no es oro todo lo que reluce en su relación de pareja ni tampoco en el grupo en general donde las cosas que no se dicen en su momento y salen a la luz en momentos de tensión, dinamita la relación entre todos. Por su parte, Celia Oda, interpreta a su personaje dotándolo de una fragilidad a punto de romperse y Lorena Ávila da vida a la nueva pareja del personaje que interpreta Coello y ejerce de narradora de una manera un tanto particular con breves rupturas de la cuarta pared e incluso siendo invisible, pero no detallaré más para que el espectador se percate de la estructura dramatúrgica de una obra que propone situaciones muy reales, duras y que son un reflejo de las actuales relaciones sociales, donde no todo es tan idílico como se podría ver desde fuera. 

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