lunes, 20 de marzo de 2017

"La Bella y la Bestia": El mismo cuento... y algo más

Disney parece haber encontrado un nuevo filón llevando al cine con actores de carne y hueso sus clásicos animados. A Alicia en el País de las maravillas (Tim Burton, 2010) y su secuela, La Cenicienta (Kenneth Brannagh, 2015) y El Libro de la Selva (Jon Favreau, 2016), que recientemente ganó el Oscar a los Mejores Efectos Especiales, le sigue ahora La Bella y la Bestia. El filme dirigido en 1991 por Gary Trousdale y Kirk Wise asentó la recuperación de los míticos estudios de animación tras el éxito de La Sirenita en 1989. La Bella y la Bestia ganó los Oscar a la Mejor Banda Sonora y a la Mejor Canción por Beauty and the Beast que interpretaba la mítica Angela Lansbury en el filme, ya que ponía voz a la Señora Potts y, además fue la primera película de animación que optó al Oscar a la Mejor Película (aquel año ganó El silencio de los corderos). Tras triunfar en los escenarios como musical, le ha llegado el turno de revivir en versión no animada. 

El director Bill Condon, ganador del Oscar al Mejor Guión Adaptado por su película Dioses y Monstruos (1998), además de dirigir Dreamgirls (2006) o Mr. Holmes (2015) es el encargado de retomar la historia basada en el cuento Jeanne-Marie Leprince de Beaumont que dio lugar a una notable película dirigida por Jean Cocteau en 1946. Condon ha basado su trabajo en trasladar la historia que millones de personas se saben de memoria calcando de principio a fin escenas, como el tema inicial Bella en la que la protagonista canta con los habitantes del pueblo donde vive. Se puede decir que se ve la historia conocida por todos de principio a fin añadiéndole detalles que aportan como la mención a la madre de Bella y lo que le ocurrió.

Esta es una película donde los efectos especiales están usados con criterio y maestría porque la animación de los objetos del castillo es uno de sus grandes logros con el número musical Qué festín o el enfrentamiento con los habitantes del pueblo como modélicos ejemplos. Asimismo he de admitir que una escena muy esperada, la del baile entre los dos protagonistas, canción al margen, podría haber estado más elaborada, puesto que la coreografía parece hecha para salir del paso.

Con respecto a las novedades hay también musicales, ya que además de usar los conocidos temas compuestos por Alan Rice y Howard Ashman se incluyen otros como el tema Evermore, que la Bestia canta en solitario cuando deja ir a Bella para salvar a su padre y que es uno de los aciertos del filme. La recreación de época y escenarios están, por otro lado, muy logrados.


Con respecto a las interpretaciones Emma Watson hace una Bella correcta sin más. Será que a mí aún me cuesta desvincularla del personaje de Hermione en la saga Harry Potter. Precisamente una revista cinematográfica proponía a Anne Hathaway como Bella, algo que personalmente lo veo más adecuado. Dan Stevens (Matthew Crowley en Downton Abbey) se esfuerza por ser una convincente Bestia que modifica su aspereza por la ternura, mientras que Luke Evans se luce como el presumido y perverso Gastón junto al que un amanerado Josh Gad crea un tándem complementario porque LeFou es aquí mostrado como un personaje leal y atraído por su amigo, una condición que los guionistas han acentuado hasta tal punto que Gastón sabe lo que LeFou siente por él, de ahí esa lealtad inquebrantable. Para mí el actor que está perfecto es Kevin Kline. El ganador de un Oscar por Un pez llamado Wanda compone un enternecedor Maurice y las escenas con Watson destilan gran ternura. Para poder disfrutar de Stanley Tucci, Ewan McGregor, Emma Thompson e Ian McKellen hay que esperar al final u oír sus voces en la versión original, retomando los roles a los que, por ejemplo Angela Lansbury, David Ogden Stiers o Jerry Orbach prestaron sus cuerdas vocales en la película animada, aunque el piano al que Tucci pone voz es otra de las novedades de esta película.

El diseño de producción también es notable así como el vestuario creado por Jacqueline Durran por lo que La Bella y la Bestia de acción real es una película muy lograda en muchos aspectos pero no hace que nos olvidemos del filme animado que se quedó grabado en nuestras mentes hace 25 años. 

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