domingo, 14 de mayo de 2017

"Alien : Covenant": Entonces, la última escena de "Prometheus"... ¿pa qué?

Después de meses esperando como agua de mayo la nueva entrega de la saga Alien puedo afirmar que Alien: Covenant no me ha defraudado pero sí me ha descolocado una idea que tenía en la cabeza y que quedaba bastante explícita en la última escena de Prometheus (Ridley Scott, 2012): El origen del xenomorfo, aunque he leído artículos en los que se afirma que no sale. Pues bien, sí sale incluso tomando el verbo salir de manera literal. Por lo tanto, viendo Alien: Covenant, parece que tanto Ridley Scott como los guionistas se han olvidado de esa escena a la hora de realizar esta última entrega.

Si no fuese por ese detalle Prometheus tendría una digna continuación en la película que nos ocupa porque la historia hace referencias a lo que ocurrió en el filme protagonizado por Noomi Rapace y Charlize Theron además de recuperar al androide David al que da vida Michael Fassbender de nuevo. El guión escrito por John Logan (uno de los guionistas de Gladiator, un peplum que se vendió como una historia original cuando no dejaba de ser una combinación de Espartaco y La caída del imperio romano) y Dante Harper da una vuelta de tuerca al androide de Fassbender a la vez que homenajea todo el universo creado por el propio Scott en 1979, con acordes de la música de Jerry Goldsmith incluidos.

La película tiene momentos que son una delicia para los fans (a mí me sigue inquietando el sonido y la manera en que se abren los huevos que contienen al famoso facehugger, cuyo salto hacia el incauto de turno siempre me hace pegar un respingo), introduce seres diferentes afines al xenomorfo e igual de letales y el final es de lo más inquietante, con una puerta abierta claramente a una continuación para que Scott conecte finalmente la historia con la de Alien: El octavo pasajero. No cuento más porque pretendo hacer pocos spoilers.

Los actores hacen lo que pueden cuando son, en películas como éstas, las víctimas de algo desconocido e incontrolable para ellos. Katherine Waterston, hija, por cierto, de Sam Waterston, famoso por la serie Ley y Orden y por filmes como El gran Gatsby (Jack Clayton, 1974) o Los gritos del silencio (Roland Joffé, 1984), le echa garra pero no la suficiente para ser, como muchos la han bautizado como la nueva Ripley. Por otro lado me agradó volver a ver en pantalla grande a Billy Cudrup, actor que descubrí en sus comienzos gracias a Sleepers (Barry Levinson, 1996) y El secreto de los Abbott (Pat O'Connor, 1997). Considero que los guionistas decidieron con cierta guasa llamar Lope al personaje que interpreta Damián Bichir (quiero pensar que tenían en mente a Lope de Aguirre pero yo temía que el personaje empezase a hablar en verso). Fassbender, como mencioné antes, repite personaje pero también interpreta a otro androide (parece que a Scott rodar Blade Runner le dejó una huella más profunda de lo que pensaba) y por el desarrollo de la película se erige por encima del resto de sus compañeros de reparto, con una mirada gélida espectacular.

Ridley Scott es ejemplo de cineasta curtido en mil batallas abarcando todos los géneros y, aunque se le va la mano en algunos momentos, considero que en otras manos Alien: Covenant, con sus virtudes y sus defectos, se habría ido por otros derroteros, a pesar del desliz que comenté al comienzo de esta crítica.

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