jueves, 22 de febrero de 2018

"Deber cumplido": Traumas y remordimientos

La experiencia de ir a una guerra tiene que impresionar sí o sí. Por muy dura que sea una persona, es una situación tan anómala, que tiene que marcar a fuego de alguna manera. El cine ha hecho obras maestras sobre los desastres de las contiendas bélicas y la vuelta a casa de los combatientes, siendo para un servidor Los mejores años de nuestra vida (William Wyler, 1946) y El Cazador (Michael Cimino, 1978) dos de las más contundentes y logradas sobre el tema. Si la primera se centraba en la Segunda Guerra Mundial y la segunda en la Guerra de Vietnam (muy apegadas ambas a cuando tuvieron lugar), la Guerra de Irak centra la atención de Deber cumplido

Basándose en hechos reales y, concretamente, en un libro escrito por David Finkel, Jason Hall escribe el guión de su ópera prima tras centrar estos años anteriores en la actuación y en la escritura, firmando él los guiones de tres filmes tan dispares como American Playboy (David Mackenzie, 2009), El poder del dinero (Robert Luketic, 2013) y El francotirador (Clint Eastwood, 2014).

Hall apuesta por una historia contenida con pequeños pero efectivos golpes de efecto contando la experiencia de tres hombres que vuelven a sus hogares con sus familias, con el recuerdo de lo que allí vivieron les persigue. La elección del reparto es uno de los aciertos del filme, por escoger a actores jóvenes que no son súper estrellas, lo cual hace aún más realista lo que se cuenta.

De todos, Miles Teller es el que tiene un mayor protagonismo. El protagonista de Whiplash (Damien Chazelle, 2014) hace un gran ejercicio de contención para dar vida a un sargento lleno de culpa y arrepentimiento por dos episodios concretos de los que se siente responsable y que afectaron a terceras personas. Se nota una naturalidad sobre todo en su actitud, que resulta bastante creíble y la visita a uno de los afectados es uno de los momentos más emotivos de la película, donde se exalta la camaradería y la amistad. Por otro lado su aparente normalidad se va resquebrajando, necesitando ayuda pero anteponiendo el bien de los que le rodean antes del suyo propio. Teller demuestra en este filme que va con paso firme en su carrera. Su esposa es interpretada con idéntica naturalidad por Haley Bennet, vista en títulos como el remake de Los siete magníficos (Antoine Fuqua, 2016) o La chica del tren (Tate Taylor, 2016).

El segundo foco de atención está puesto en otro combatiente interpretado por Beulah Koale, actor de trayectoria mayoriariamente televisiva. En este caso sirve para poner de manifiesto las secuelas a nivel psicológico que una guerra puede acarrear y las dificultades que provocan en la vida diaria. Keisha Castle-Hughes, a la que conocimos desde niña por su debut en el cine, Whale rider (Niki Caro, 2002), que le proporcionó una nominación al Oscar, interpreta a su mujer. Vista en Juego de Tronos como una de las chicas guerreras de Dorne, ha demostrado el paso a la edad adulta con creces y en Deber cumplido le dan la oportunidad de mostrar la ternura y el miedo por las reacciones de su marido.

Deber cumplido cuenta con una lograda fotografía de Roman Vasyanov en cuyos créditos se encuentran Escuadrón suicida (David Ayer, 2016) o Bright (David Ayer, 2017) y música de Thomas Newman, que ostenta un record nada agradable: 14 nominaciones al Oscar sin premio, por cierto.

Sin ser la gran película del año Deber cumplido se deja ver y es muy realista a la hora de mostrar las secuelas de una guerra en hombres que están rotos por dentro y que, contradiciendo la sobada premisa de que un hombre de verdad no debe ni mostrar debilidades ni llorar se nos muestra a personas llenas de miedos y que necesitan ayuda, mientras otros, por desgracia, no pueden soportar la presión. Así somos los seres humanos sin distinción de sexo.    

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