lunes, 12 de febrero de 2018

"The Florida Project": La mirada de los inocentes

La cara menos amable de la vida o la menos complaciente ha dado lugar a películas estimables, con una española, Barrio (Fernando León de Aranoa, 1998), como contundente ejemplo. La lucha por sobrevivir es una fuente inagotable de inspiración y, precisamente, el cine independiente, es el que más veces la ha mostrado de manera más certera.

The Florida Project, dirigida, escrita, producida y editada por Sean Baker, es el sexto largometraje de éste y, en opinión de un servidor, tiene elementos potentes pero carece de algo, llámese emoción o fuerza, para conmover.

Las peripecias de de una madre y una hija que se hospedan a las afueras de Disney World tiene en la  dirección de los niños protagonistas uno de sus aciertos, ya que muestra cómo éstos no son conscientes de la precaria situación en la que viven porque la pureza de su perspectiva hace que todo, hasta lo más insignificante, se convierta en una aventura como ocurría también en La guerra de papá (Antonio Mercero, 1977) o La vida es bella (Roberto Benigni, 1998), donde realidades vividas directamente, o cuyas consecuencias flotan en el ambiente, son vistas como un juego por la mirada limpia infantil. En ese sentido el filme de Baker hace pocas concesiones porque ese mundo idealizado se resquebraja de una manera drástica en el tramo final de la película.

El bache del guión es que muestra esbozos de vida de los habitantes del edificio donde viven los protagonista centrando la atención en las aventuras de los más pequeños pero sin dejar de mostrar las duras situaciones económicas y personales de los adultos, pero sin ahondar. No hay que quitar mérito a la propuesta pero a un servidor le ha parecido ver una especie de continuación de American Honey (Andrea Arnold, 2016) con la protagonista adulta con un presente ya precario y unas pésimas perspectivas de futuro, pero siendo madre en esta ocasión. 

La película sí logra transmitir ese ambiente decadente, rozando en algunos casos la marginalidad, que contrasta con el mundo de ensueño del emblemático parque temático del creador de Mickey Mouse, el Pato Donald o Goofy. Algo a lo que la fotografía de Alexis Zabe ayuda notablemente porque eso sí, realismo transmite por los cuatro costados.

Con respecto a las interpretaciones, aparte de los niños, destaca la de la debutante Bria Vinaite, como la mencionada madre y Willem Dafoe, que ha obtenido una nominación al Oscar como Mejor Actor Secundario por este filme. Sin dejar de reconocer que es de lo mejor de la película el protagonista de títulos como Platoon (Oliver Stone, 1986), El paciente inglés (Anthony Minghella, 1996) o La sombra del vampiro (E. Elias Merhige, 2000) se luce mucho más en esta película que en la nueva versión de Asesinato en el Orient Express (Kenneth Branagh, 2017) pero no está para ser nominado.

The Florida Project presenta una serie de momentos que parecen casi repetidos varias veces y, cuando presenta una mínima posibilidad de que puede tomar otro rumbo interesante, se queda a mitad de camino. Sólo el final, tratado miles de veces en el cine, aunque con un matiz emotivo por parte de la niña a la que da vida Brooklynn Prince, tiene un poco de más fuerza que el resto del metraje. 

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