lunes, 26 de febrero de 2018

"Yo, Tonya": Triple axel, patinazo y caída

No todas las vidas son ejemplares y  Yo, Tonya es una prueba de ello al contar, por lo visto, con pleno consentimiento, la historia de Tonya Harding, la patinadora estadounidense, de las pocas que consiguieron hacer el triple axel, que se vio envuelta en el escándalo en 1994 cuando su máxima rival fue agredida por encargo de su guardaespaldas y amigo de su ex marido. La sombra de la implicación se cernió sobre ella hasta el punto de prohibirle que volviese a competir. 

Yo, Tonya es una película que cuenta la historia de una anti heroína de la que se muestran todos sus aspectos sin ser nada complaciente. Es una tendencia de la que se vio otro ejemplo reciente en Molly's game (Aaron Sorkin, 2017) pero sin tanta verborrea. Steven Rogers, acostumbrado a escribir historias más dramáticas como las de Quédate a mi lado (Chris Columbus, 1998) o Posdata: Te quiero (Richard LaGravenese, 2007) es autor de un guión con un lenguaje directo y lleno de tacos (se podría ver la película para contar las veces que la recurrente palabra en inglés que empieza por Fu... se repite) para evidenciar desde el principio que Tonya vive en un entorno hostil y su personalidad también es compleja. Vamos, que no es ningún angelito.

Craig Gillespie, cuyos créditos incluyen Lars y una chica de verdad (2007), Noche de miedo (2011) o La hora decisiva (2016) dirige Yo, Tonya con contundencia y sequedad, donde la violencia verbal y física están presentes prácticamente en cada escena. El resultado es una película directa donde se muestra un mundo, el del patinaje artístico de alta competición, como un servidor cree que no se ha hecho nunca. Al ser un deporte donde el entrenamiento es muy duro y sacrificado, tiene un tono, salvando las distancias, que recuerda un poco a Cisne Negro (Darren Aronofsky, 2010) pero sin el trasfondo psicológico de ésta.

Margot Robbie interpreta a Tonya con una entrega absoluta. El hecho de que también ejerza de productora de la película muestra su empeño personal por sacar adelante el proyecto, el cual la Tonya real parece haber aprobado. Si no, no se entendería su presencia en los Globos de Oro. Robbie, que saltó a la fama gracias a El lobo de Wall Street (Martin Secorsese, 2013) tras unos inicios televisivos, se vuelca para dar vida a Harding, con descaro, una lengua muy suelta y fuerza para devolver los golpes morales y físicos que recibe. A un servidor le ha parecido que Harley Quinn, el personaje que Robbie interpretaba en Escuadrón suicida (David Ayer, 2016) es homenajeado en dos escenas concretas donde Tonya sonríe con un toque de locura. El vestuario de Jennifer Johnson es destacable sobre todo en los modelos que Tonya usa para competir, llamativos pero no del todo elegantes, un factor que repercute en su carrera deportiva.

Si se sigue con el apartado interpretativo es inevitable centrarse en Allison Janney. Una vez vista la película a un servidor no le extraña que se esté llevando todos los premios y es prácticamente seguro, salvo sorpresa, que el Oscar es para ella. La manera en que interpreta a Lavona, la madre de Tonya, una mujer dominante, severa hasta sobrepasar límites, sin mostrar una pizca de amor hacia su hija (bueno y a todo el mundo que la rodea porque reparte a partes iguales insultos y malas contestaciones), es asombrosa. Janney es una actriz muy popular gracias a la serie El ala oeste de la Casa Blanca (1999-2006) y ha participado en películas como La tormenta de hielo (Ang Lee, 1997), Celebrity (Woody Allen, 1998), Las horas (Stephen Daldry, 2002), Juno (Jason Reitman, 2007) o Criadas y señoras (Tate Taylor, 2011). En Yo, Tonya tiene una impresionante transformación física y una actitud que deja mucho que desear (el personaje) llegando a robar y acaparar el protagonismo en las escenas en las que aparece.

Esta película, donde las versiones de los hechos que se cuentan pueden a veces ser puestos en duda por una voluntaria ambigüedad en algunos momentos, sube enteros gracias a su reparto. Sebastian Stan, el Soldado de Invierno en las tres películas del Capitán América del universo Marvel (aunque un servidor lo descubrió interpretando al Sombrerero Loco en las primeras temporadas de la serie Erase una vez) interpreta a Jeff, el marido de Tonya, con mucha credibilidad sobre todo al mostrar esa dualidad de dulzura y violencia que le caracteriza desde el principio y que conforma una relación muy tormentosa.

Pero Yo, Tonya tiene otros personajes secundarios destacados como la entrenadora de Tonya a la que da vida Julianne Nicholson, actriz con una interesante carrera televisiva que incluye importantes intervenciones en Ley y Orden: Acción criminal, Boardwalk Empire o Masters of sex. También destaca la breve aparición de la joven Mckenna Grace, (la cual conmovió a un servidor en Un don excepcional) interpretando a Tonya con doce años.

Yo, Tonya no es una película perfecta, está hecha un poco a contracorriente, pero el reparto funciona a las mil maravillas para mostrar las grandezas y, sobre todo, las miserias de personas que buscan su lugar en el mundo, pero que están algo desorientadas porque no son modelos de conducta, de ahí otro de los valores del filme: mostrar personajes imperfectos que, como por ejemplo, Tonya, acarició la gloria y cayó en picado como Icaro al acercarse demasiado al sol, pero supo reinventarse.

Por último, un servidor resalta la banda sonora que incluye desde música clásica (Las cuatro estaciones de Vivaldi) hasta conocidas canciones como una versión de Gloria de Umberto Tozzi o Romeo & Juliet de Dire Straits, colocadas en escenas concretas para transmitir diferentes sensaciones y sentimientos.     

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