jueves, 24 de mayo de 2018

"Lean on Pete": Viaje sin emoción

No siempre una sinopsis y un trailer muestran lo que realmente es la película que anuncian, y eso es lo que le ha ocurrido a un servidor viendo Lean on Pete el nuevo largometraje del director británico  Andrew Haigh tras películas con bastante reconocimiento como Weekend (2011) o 45 años (2015) que le otorgó a la actriz Charlotte Rampling (ahora mismo en cartelera con Hannah, de Andrea Pallaoro) una nominación al Oscar

En el caso de Lean on Pete, Haigh (que adapta la novela de Willy Vlautin) se centra en las peripecias de un adolescente que se encuentra perdido en la vida, con un padre despreocupado y conflictivo. Sólo el encuentro con un caballo de carreras hace que brille un rayo de esperanza en su existencia, desarrollándose una relación de amistad engañosa argumentalmente. Si bien la relación con el equino podría remitir, salvando las distancias, a películas como El corcel negro (Carroll Ballard, 1979) o War Horse (Steven Spielberg, 2011), pronto esta comparación desaparece porque el caballo se evidencia como un McGuffin dentro de la aventura personal del protagonista.

Lean on Pete tiene una premisa y un personaje esperanzadores, lo cual se diluye ante el trágico destino, que se empeña, de una manera casi increíble, a que al adolescente no le queden asideros a  los que agarrarse, con una desgracia tras otra, y eso hace que el citado viaje por el desierto estadounidense resulte anodino, a lo que no ayuda la falta de expresividad del joven Charlie Plummer. Al haber visto cómo destacaba en la irregular Todo el dinero del mundo (Ridley Scott, 2017) se ha de suponer que el ejercicio de contención que se vislumbra en el filme de Haigh es algo pedido por el propio director (y que ha sido valorado en el Festival de Venecia, donde Plummer ganó el Premio Marcello Mastroianni). Eso hace que, a pesar de las desgracias que se suceden o los bellos paisajes que se ven, todo resulte sin alma, contemplándose situaciones intencionadamente dramáticas como si se viera llover.

Tampoco contribuyen a realzar el resultado el buen hacer de otros actores del reparto, como Steve Buscemi, cuyo personaje es el responsable de que nuestro protagonista conozca el mundo de los caballos y comience, al menos en pantalla, a mostrar su espíritu de buscavidas. Tampoco Chloë Sevigny, como compañera de éste, logra un personaje con sustancia. Es quizá algo más comprensiva pero de la misma manera de pensar. Por otro lado, es curiosa la presencia de Travis Fimmel encarnando al padre del adolescente con un aspecto en el extremo opuesto al que luce encarnando a Ragnar en la exitosa serie Vikingos. Su personaje sirve para conocer desde el principio el mundo sin futuro por el que los personajes se mueven y hacen al personaje de Plummer mover ficha, aunque las mencionadas desgracias y la muy precaria situación económica tampoco ayuden en un principio a ser positivos.

Andrew Haigh pretende que vayamos junto con el joven protagonista y le acompañemos en su viaje físico y emocional hacia una estabilidad mínima en la vida, lo cual, como si de una novela picaresca se tratase, con las situaciones y las personas que se encuentra por el camino esto no se vislumbra una labor fácil..

Con el punto de vista puesto en el retrato de un paisaje muy concreto y en las situaciones dramáticas que pone por delante la vida misma, Lead on Pete se equivoca en el tono para lograr que el espectador se conmueva. Esa ha sido, al menos,la experiencia de un servidor.   

2 comentarios:

  1. Pues muy de acuerdo, Ale, como hemos comentado ya en otro lado. Efectivamente, como decimos por aqui por Andalucía, a la peli le falta un hervor. Una pena... Excelente crítica, como siempre, analítica y documentada.

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    1. Muchísimas gracias Enrique, has definido lo que a ambos nos ha transmitido la película muy bien jejeje, un abrazo

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