miércoles, 14 de noviembre de 2018

15 Festival de Cine de Sevilla: Drama, arte e historia protagonistas de la quinta jornada

Un servidor ha vuelto muy satisfecho con lo visto durante el quinto día del Festival de Cine de Sevilla. Tres películas con muchos valores se han proyectado hoy dentro de la Sección Oficial, y por lo tanto, candidatas al Giraldillo de Oro y otros galardones del palmarés que se conocerá este sábado. 

La jornada ha finalizado con la proyección de Obra sin autor, una película alemana que un servidor temía por su duración: 188 minutos. Se trata del nuevo filme dirigido por el alemán Florian Henckel von Donnersmarck, ganador del Oscar a la Mejor Película de Habla No Inglesa por su ópera prima La vida de los otros (2006). En esta ocasión cuenta la historia de un pintor, Kurt Barnert inspirándose en la vida del artista Gerhard Richter (Dresde, 1932)

La película sigue los pasos de este personaje, comenzando en su infancia en 1937 y terminando en los años sesenta con la rueda de prensa de una exposición de sus trabajos. Todos estos años dan para contar muchas cosas y, lo que se puede decir del guión, también escrito por Donnersmarck es que tuvo la virtud de no aburrir a un servidor con un ritmo ágil y contando cosas interesantes, siempre, claro, desde una opinión personal. 

El filme ahonda en hechos que marcan al pintor desde pequeño, y no ahorra pinceladas de la barbarie nazi durante la Segunda Guerra Mundial de la que fueron víctimas miembros de su familia. Por otro lado, la historia se centra en la evolución profesional del protagonista: desde sus períodos de aprendizaje en Alemania Oriental y Occidental, con sus intentos por encontrar su propia identidad artística, hasta el lograrlo pintando cuadros basándose en fotos. Esto conlleva un proceso arduo de experimentación que va desde el retrato tradicional pasando por las tendencias vanguardistas, de ahí las diferencias entre las dos Alemanias, expuestas también en otros muchos aspectos.

Sin embargo el aspecto personal también tiene mucho calado ya que el horror de la guerra está en su mente y su romance y posterior matrimonio con la hija de un médico con un atroz pasado vinculado con él. La historia de amor es convencional pero no ahorra momentos alegres y tristes. 

El filme tiene una conseguida ambientación con un vestuario hermoso, sobre todo el femenino y en el terreno de las interpretaciones destacan las de Sebastian Koch, el cual repite con Donnersmarck tras la mencionada La vida de los otros, así como la de Paula Beer, de grato recuerdo para un servidor  por Frantz (François Ozon, 2016). La película flaquea, sin embargo en la interpretación de Tom Schilling  como Barnert, demasiado estático e inexpresivo, aunque un servidor, como ha señalado en más de una ocasión, considera que son directrices del director, ya que lleva el peso de la película. Este es el punto menos favorable de una película bien narrada y ambientada que ha dejado en un servidor un buen sabor de boca.

Con esta película finalizaba un día que había comenzado con la proyección de la película francesa Vivir deprisa, amar despacio dirigida por Christophe Honoré. Es un drama ambientado en 1993 y cuenta el romance entre dos hombres, uno más joven que el otro, con la terrible sombra del SIDA extendiéndose. 

El filme es una radiografía de las relaciones entre los homosexuales y cómo afrontan la mencionada enfermedad. En conjunto se puede decir que la película transmite un mensaje de Carpe Diem pero que en realidad es una máscara para, en el caso de uno de los protagonistas, aprovechar al máximo la vida. La promiscuidad también se ve en los lugares de ambiente pero eso no quita para que se reflejen historias de amor llenas de comprensión y apoyo. En ese sentido, el personaje que interpreta un impresionante Vincent Lacoste, al que un servidor descubrió en la comedia romántica Los casos de Victoria (Justine Triet, 2016), destaca por su vitalidad y actitud que le hacen ser un personaje querido por el espectador ya que despliega todo su encanto personal y un servidor se aventura a decir que lo considera un buen candidato a llevarse el Premio al Mejor Actor. Por su parte Pierre Deladonchamps interpreta al otro miembro de la pareja: un escritor con un hijo y que lleva una activa vida íntima a pesar de ser portador del VIH.

Se da la circunstancia de que Deladonchhamps fue uno de los protagonistas de una película premiada con el Giraldillo de Oro: El desconocido del lago (Alain Guiraudie, 2013) y también protagonizó la estimada El hijo de Jan (Philippe Loiret, 2016). Sin desmerecer para nada su interpretación, un servidor considera que Louis Garrel (el cual ha trabajado en varios filmes con Honoré como Mi madre o Les chansons d'amour) hubiese hecho genial este personaje. Tampoco se puede olvidar del reparto a Denis Polaydés, hace meses en la cartelera española con El buen maestro (Olivier Ayache-Vidal, 2017). Su personaje desprende ternura y amor, así como resignación por su edad y la naturaleza de la mayoría de sus relaciones amorosas.

El filme destaca por una gran cantidad de referencias culturales de aquel año 1993: desde una proyección de El piano de Jane Campion, hasta una visita al cementerio donde está enterrado François Truffaut y otros artistas, pasando por una representación teatral, en forma de monólogo, de Orlando de Virginia Woolf protagonizada por Isabelle Huppert en aquel momento o un poster del filme Querelle (Rainer Werner Fassbinder, 1982) cuyo protagonista, Brad Davis, también tuvo el SIDA. Todo ello complementa una película a la que quizá algo menos de metraje no le hubiese venido mal.

Y a continuación un servidor vio una curiosa novedad: una película de animación titulada Ruben Brandt, Collector, de nacionalidad húngara, dirigida y escrita por Milorad Krstic. Destaca por su peculiar diseño de animación en general y de los personajes, con aspectos peculiares como tres ojos, por ejemplo, en homenaje a la época cubista de Picasso, toda una intención ya que la trama se centra en una peculiar banda de ladrones a la que el hombre que titula el filme, un psicoterapeuta, confía la misión del robo de una serie de famosos cuadros: El nacimiento de Venus de Boticelli, Olympia de Manet o La infanta Margarita en azul de Velázquez con el fin de que cesen sus pesadillas. 

La película cuenta con trepidantes escenas de acción, arranca con una persecución espectacular, y tiene personajes interesantes donde destaca la seguridad de los femeninos como la experta ladrona Mimi con una capacidad acrobática asombrosa. También hay que sumarle un hombre contratado para capturarla a ella primero y a la banda después, secretos y relaciones entre personajes inesperadas y un viaje por los museos de todo el mundo, además de un logrado clima de intriga y de conspiración. Como peculiaridad, en la banda sonora de la película se encuentra la canción Oops I did it again de Britney Spears en forma se sensual balada.

Ruben Brandt, Collector puede tener sus peros en no resolver o dejar en el aire relaciones entre personajes y algunos agujeros en la historia pero no se le puede negar su excelente homenaje a la cultura y a su esfuerzo por diferenciarse de la animación proveniente de Hollywood o Japón siguiendo la estela, con su peculiar estilo, de otros títulos europeos como, por ejemplo, El secreto del libro de Kells (2009) o La canción del mar (2014), ambas dirigidas por Tomm Moore.              

No hay comentarios:

Publicar un comentario