miércoles, 14 de noviembre de 2018

15 Festival de Cine de Sevilla: Día de contrastes en la sexta jornada

Día de experiencias opuestas en el Festival de Cine de Sevilla con la proyección de tres filmes dentro de la Sección Oficial. La jornada ha comenzado con Dovlatov, dirigida por el cineasta ruso Aleksey German Jr el cual ya participó en el Festival hace tres años con su anterior filme, Under electric clouds. Este titulo hizo a un servidor asistir a verla con reservas, las cosas como son. Pero hay que ser honestos y Dovlatov ha sido una grata sorpresa y tiene el aliciente de que se basa en la vida de un escritor real, Serguéi Dovlatov (1941-1990)

La acción transcurre en la Unión Soviética en 1970 y refleja la vida del protagonista, al que interpreta el actor bosnio Milan Maric, para dar un repaso al ambiente que se respiraba en aquella época y lugar, el cual se muestra con una gran desesperanza y desencanto. El intento y continuos rechazos  del protagonista para que sus textos se publiquen da una idea de las consecuencias de tener una ideología contraria a la imperante, lo cual conlleva un desencanto y una impotencia ante la que el autor no se resigna.

La virtud principal de la película es su dinamismo narrativo y la facilidad para, con unos retazos de otras vidas, dar una visión general donde la represión y la precariedad son dos de los elementos más destacados en la vida diaria de una extenso país en  el que sus habitantes aún no se han recuperado de los horrores vividos durante la Segunda Guerra Mundial, de cuyo fin han transcurrido en el filme ya veinticinco años por el recuerdo de un doloroso episodio en el que murieron niños. Por otro lado, trágicos eventos que ocurren durante el filme reflejan el grado de desesperación y el desasosiego en el que se vivía.

La filmación de un documental o la lectura de escritos desparramados por el suelo son ejemplos de las vivencias de Dovlatov y su actitud de rechazo e inconformismo ante lo impuesto aunque ello le lleve a unas malas relaciones sociales y a estrellarse una y otra vez contra el muro de la no publicación de sus escritos. 

Lo que un servidor consideró durante el visionado de la película que hay un logrado ambiente cultural pero demasiadas referencias a escritores, algunos desconocidos para éste que les escribe. De los que sí le sonaban llama la atención la mención de Nabokov  por su novela Lolita lo que da pie a constatar el revuelo que causó su publicación.

El filme también destaca por una fotografía muy transmisora del gélido ambiente, obra de Lukasz Zal, quien ha prestado su talento a filmes de Pawel Pawlikowski como Ida (2013), ganadora del Oscar a la Mejor Película de Habla No Inglesa,  o Cold War, aún en cartel, además de participar en la maravilla animada que es Loving Vincent (Dorota Kobiela y Hugh Welchman, 2017).

Una experiencia totalmente opuesta ha sido la película austriaca Joy de la directora Sudabeh Mortezai, que estrena con éste su segundo largometraje tras Macondo, rodado en 2014.

Precedida por premios internacionales, Joy es un acercamiento a la prostitución de las mujeres de países africanos en Europa, por lo que no deja de tener el valor de mostrar una dura realidad. El problema reside esencialmente en la forma de hacerlo. La narración es plana, con alguna escena violenta tanto con personas como con animales (en una escena inicial que un servidor no entendió).

Llama además bastante la atención el hecho de que sea una mujer sin escrúpulos la explotadora, únicamente interesada en recuperar el dinero de préstamos que ha hecho, cuando la prioridad de estas mujeres es ganar dinero para mandarlo a sus familias. Algún golpe efectista para mostrar en pantalla la sordidez de una situación denigrante, Joy, que, aunque es el nombre de la principal protagonista, es un contrasentido si se traduce esa palabra, ya que en inglés significa "alegría", un elemento del que carece este filme con buenas intenciones pero mal ejecutado y con decisiones erróneas sobre qué mostrar y qué no.

El día no mejoró con el último filme visto en este día. Pearl es  una coproducción entre Francia y Suiza con la que debuta en la dirección de largometrajes Elsa Amiel . Se centra en el mundo del culturismo. Específicamente en un concurso mixto en el que participa la mujer cuyo apellido titula el filme y que interpreta la debutante Julia Föry. El resultado global para un servidor ha sido de indiferencia. Está bien contada la historia pero no teje una trama interesante más allá de la aparición de la ex pareja de ella y el hijo común de ambos y la persistencia del entrenador de la protagonista, encarnado por Peter Mullan, el cual sorprendió al mundo entero con Las hermanas de la Magdalena (2002) su segunda película como director la cual también escribió y en la que se reservó un personaje.

La película trata temas como la exigencia para alcanzar el triunfo, con sacrificios incluso humillantes, la maternidad asumida por alguien que no ha criado a un hijo o los sentimientos "dormidos" que se pueden despertar en las personas al conocer a otras. La película se recrea en la exhibición cuerpos súper musculados tanto masculinos como femeninos y a un servidor le llamó la atención una cruel frase del niño mencionado al ver a uno de los participantes llorando.

El final se podría considerar esperanzador pero se queda abierto con lo cual acusa más la vacuidad de lo que se ha contado en apenas ochenta minutos.   

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