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lunes, 10 de junio de 2019

"Rocketman": Elton John a su manera

Tras el apabullante éxito de Bohemian Rhapsody (2018) sobre la vida de Freddie Mercury y el grupo Queen, ha llegado a los cines un nuevo biopic sobre otro cantante muy conocido y que aún sigue entre nosotros: el británico Elton John (1947) y que lleva por título Rocketman, como uno de sus muchos éxitos, y donde él ejerce de productor ejecutivo. Esto ya da una pista de que lo que en teoría se cuenta es todo verdad o, mejor dicho, como él quiere que el espectador lo reciba.

Las comparaciones son odiosas pero es que el director de este filme no es otro que Dexter Fletcher, que saltó a los titulares por sustituir a Bryan Singer y completar el biopic que hizo ganar a Rami Malek un merecido Oscar al Mejor Actor. Todo esto hace que se tengan en cuenta las diferencias entre ambas películas y que un servidor lo resume brevemente desde, lógicamente, su punto de vista personal.  

Rocketman es explícita en lo que Bohemian Rhapsody era sutil, sobre todo en lo concerniente a las adicciones de Elton John y a sus relaciones amorosas que se ejemplifica en la primera escena íntima entre el cantante y el productor musical John Reid (por lo visto inexplicablemente censurada en Rusia). El estar el cantante implicado en la producción de la película, como se ha dicho antes, es señal de que él quiere mostrar claramente sus luces y, sobre todo sus sombras, lo cual queda claro desde el comienzo de la película.

Lo que ocurre es que el viaje que el espectador recorre es, bajo el punto de vista de un servidor, algo errático por los números musicales incluidos en el filme y que a éste que escribe esta crítica, le hicieron irse de la trama cada vez que uno tenía lugar. La excentricidad de las coreografías en unos números que en muchas ocasiones sirven para realizar transiciones temporales vitales están como metidos con calzador y lastraban la narración principal. En la mayoría de los buenos musicales, aunque paren algo la acción central, los números están metidos en el momento oportuno e incluso aportan y divierten, desde los clásicos Cantando bajo la lluvia (Stanley Donen y Gene Kelly, 1952) o el multipremiado West Side Story (Robert Wise y Jerome Robbins, 1961) hasta el reciente La La Land (Damien Chazelle, 2017). En el caso de Rocketman esto no sucede y descoloca.

Por otro lado la vida de Elton John, desde su infancia hasta el éxito, está narrada de manera correcta, con logrados momentos como, por ejemplo, cuando se toca al piano Candle in the wind (la cual años más tarde versionó para el funeral de Diana de Gales) o cuando se graba en estudio el tema Don't go breaking my heart con Kiki Dee. Sin embargo, momentos dramáticos como los problemas con su familia no tienen esa fuerza emocional necesaria para conmover y se echan de menos momentos importantes en su carrera como el Oscar obtenido por la canción Can you feel the love tonight? de la maravillosa El Rey León (Rob Minkoff y Roger Allers, 1994).

A nivel de interpretación Taron Egerton hace un digno retrato del cantante, muy bien caracterizado, por cierto, pero no tiene ese componente que haga que se conecte con él, prácticamente lo mismo que con la historia de la película en sí. Fletcher no yerra en la elección de Egerton, a quien ya había dirigido en Eddie el águila (2015) junto a Hugh Jackman pero no logra un resultado vibrante. 

Aunque no hay que desmerecer el esfuerzo del actor popular gracias al díptico Kingsman dirigido por Matthew Vaughn, se ve sobrepasado por la genial composición que del letrista e íntimo amigo del cantante, Bernie Taupin, hace el maravilloso Jamie Bell. La madurez de este actor, que ya sorprendió desde su debut con Billy Elliot (Stephen Daldry, 2000) se vio reafirmada recientemente con la nostálgica Las estrellas de cine no mueren en Liverpool (Paul McGuigan, 2017). Bell transmite una tolerancia y amistad hacia el personaje de Elton John con total verosimilitud, cualidad que no se puede decir de Bryce Dallas Howard en el papel de la madre del cantante. Una de las pelirrojas más populares de Hollywood tiene en esta ocasión un pelo moreno que le sienta mal no, lo siguiente, y no es creíble en ningún momento.

Por su parte Richard Madden (para siempre Robb Stark de la serie fenómeno Juego de Tronos) muestra un nuevo registro interpretativo dando vida al citado John Reid, mostrando un desinterés afectivo por una persona que está enamorada de él y donde la fachada impoluta es el perfecto disfraz para un ser frío, déspota, aprovechado y sin escrúpulos, como muestra la escena en la piscina, que un servidor no detalla. El actor británico sigue en racha tras la popular serie con papeles en cine como el príncipe en Cenicienta (Kenneth Branagh, 2015) o en televisión (la actual serie Bodyguard).

Un reparto, como se ve no del todo compensado para un biopic correcto pero que un servidor no cree que trascienda. Rocketman puede ser disfrutado por los fans acérrimos de Eklton John pero su falta de empaque hace que quien no lo sea, se quede indiferente, como es el caso de un servidor que, aclara, de nuevo, únicamente expresa su impresión personal.     

1 comentario:

  1. Estuve tentado de ir a verla al cine, pero es que a mi lo biopics sobre músicos me dejan algo frío. Me gusta la etapa del cantante de los años 70, el resto no. Por lo menos este actor canta los temas, no como el de Queen. La veré cuando tenga ocasión. Buena reseña Ale.
    Un saludo

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