martes, 11 de octubre de 2011

¿Dónde estaba el mando de la PlayStation?

             CRÍTICA CINEMATOGRÁFICA: LOS TRES MOSQUETEROS

Una historia puede contarse muchas veces, y la forma en que se hace es donde se nota la diferencia. El cine se ha servido de clásicos de la literatura desde siempre. En la actualidad se está volviendo a esta tendencia, baste echar un vistazo a la revisión de Alicia en el País de las Maravillas, de la mano de Tim Burton, que imprimía su particular universo visual al mundo de fantasía imaginado por Lewis Carroll. Otro ejemplo es Sherlock Holmes, por parte de Guy Ritchie y que le daba un atractivo toque a las aventuras de este famoso detective salido de la mente de Arthur Conan Doyle.
D'Artagnan en pleno y múltiple combate
Ahora le ha llegado el turno a otro clásico incontestable: Los tres mosqueteros de Alejandro Dumas padre. Esta obra cumbre de las letras francesas ha sido revisitada de la mano del director Paul W.S.Anderson. Y es que el pasado y el estilo traiciona, pero no en el mal sentido. Me explico: si Anderson, a lo largo de su carrera ha destacado por adaptar para la gran pantalla videojuegos como Mortal Kombat (1995) o Resident Evil (2002) y secuelas, de las que ha ejercido en algunas de guionista y productor y con cuya protagonista, Milla Jovovich, se casó hace dos años, es normal que el estilo de los videojuegos se imponga incluso en una historia que transcurre en el siglo XVII



El factor histórico hace que las coreografías de luchas y, sobre todo, el inicio del filme, se inspiren claramente, por no decir descaradamente, en una de las sagas de videojuegos actuales de mayor éxito: Assassin's Creed, cuya segunda parte está ambientada en la Italia del Renacimiento y con uno de los tramos de la historia transcurriendo en Venecia, ciudad donde comienza la película. Además, en el videojuego, el protagonista es ayudado por Leonardo Da Vinci y sus inventos y la misión veneciana de esta película tiene que ver también con este artista visionario ¿casualidad?, yo creo que no. Tal es así que creía estar viendo el propio videojuego en la pantalla del cine.
Imagen de Assassin's Creed 2, referente del filme
Luego, el director tiene la decencia de contar la historia literaria de Dumas con la llegada a París de D'Artagnan y el inicio de su amistad con los tres mosqueteros. Pero simplemente es correcto, aunque se tome licencias narrativas y se centre únicamente en la famosa aventura de los herretes de diamantes de la Reina Ana. El director abandona la historia clásica en el tercio final para volver a plantearnos unas secuencias de videojuegos, con un estilo visual atractivo.

Precisamente, si hablamos de atractivos, la película los tiene en la elección de los villanos de la función: Christoph Waltz (ganador del Oscar hace dos años por Malditos Bastardos, de Quentin Tarantino) interpreta convincentemente al Cardenal Richelieu, Orlando Bloom encarna al Duque de Buckingham, y Milla Jovovich interpreta a Milady, transformada en una letal asesina y que tiene secuencias de acción, como recuerdo de su papel en las películas de Resident Evil, aunque hay que decir que parece más posar, no en vano también es modelo, que actuar.
Milla Jovovich, esposa del director, como Milady
La película, hecha para los espectadores del siglo XXI, acaba dando a entender que habrá una nueva franquicia de películas, esta vez con los mosqueteros de protagonistas, pero, personalmente, no creo que hagan olvidar a otras versiones anteriores, donde, he de confesar, sigo prefiriendo la versión dirigida por George Sidney en 1948 y protagonizada por Gene Kelly, Lana Turner, Vincent Price, June Allyson y Angela Lansbury y que sí abarca narrativamente toda la trama de la novela.

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