martes, 27 de diciembre de 2016

Sario Téllez: "A los niños hay que darles herramientas para que piensen sobre ciertos temas"

Sario Téllez estrena hoy en el Centro TNT-Atalaya,  dentro de la presente edición del feSt, El circo de Valentina, el último espectáculo de Lamaraña Teatro tras Alicia y Monstruos, una cena terrorífica. El circo de Valentina, que cuenta con la participación de GNP, supone un nuevo ejemplo de la creatividad de Téllez, la cual ha tenido grandes éxitos con Atalaya como actriz (Medea, El Público, Divinas Palabras, A solas con Marilyn o interpretando a la hija muda de Madre Coraje en la edición anterior del feSt) y como ayudante de dirección (Celestina. La Tragicomedia, Ricardo III etc...). Téllez atendió a El Riconcillo de Reche para hablar de El circo de Valentina, que dirige y en la que comparte escenario con Beatriz Ortega, Juan Luis Corrientes, Aurora Casado y María Martínez de Tejada y que estará en cartel hasta el 30 de diciembre. Pasen y lean.

Sario Téllez
Pregunta: ¿Cuál es el origen de El circo de Valentina?

Sario Téllez: Actualmente vivimos en unos tiempos en los que te sientas a ver los informativos con los niños y ves cómo una gran cantidad de personas por guerras, desgracias y miserias empiezan a moverse, muchos refugiados que buscan el bienestar y la felicidad, como todos. Viendo situaciones como éstas, yo me planteé qué podía hacer y el teatro es una muy buena herramienta para plantear preguntas, temas. Además, el espectáculo tenía el reto de que iba a ser para niños. Había que cuidarlo todo mucho y ser muy sutil en el mensaje que se quiere transmitir. El circo de Valentina tiene similitudes con Madre Coraje porque en ambos casos se reivindican cosas que están ocurriendo ahora y el teatro es fundamental porque el niño más pequeño, viendo El circo de Valentina, captará la parte más visual pero hay una línea argumental que ya capten los niños a partir de de siete, ocho o nueve años. También es un teatro familiar porque el adulto  que acompañe al niño también captará un mensaje.

P.: En la sinopsis del espectáculo se menciona un letrero que dice NO PASAR. Supongo que puede simbolizar muchas cosas...

S.T.: Claro, es que, cuando el circo llega a la ciudad, les prohíben pasar y les piden papeles de documentación y ellos no saben a qué papeles se están refiriendo. También les preguntan si traen dinero o petroleo y la gente del circo dicen que traen magia, alegría e ilusión. Eso no interesa. El espectáculo está hecho con mucho cariño y les damos herramientas a los niños para que piensen sobre ciertos temas, no es un espectáculo pesimista.

P.: Una de las claves de los espectáculos infantiles es que a los niños se les muestren cosas acordes a su edad, no como si fuesen más pequeños de lo que son...

S.T.: Claro. Hay que tener en cuenta que la mayoría de los integrantes de La Maraña Teatro somos padres y tenemos una trayectoria de muchos años haciendo teatro adulto. Al ser padres, es cuando nos hemos decidido a hacer teatro infantil porque es un teatro que hay que tratarlo con mucho rigor y cuidado ya que hay que llegar a esos niños que serán en el futuro padres, pensadores y espectadores de un teatro más adulto. Hay que transmitirles que el teatro es diversión, disfrute, pero también plantea preguntas y a mí me encantaría que el niño salga del espectáculo haciéndole preguntas a sus padres. Es una oportunidad para que tengan voz y voto. En nuestro anterior espectáculo, Alicia, la protagonista hacía un viaje y en El circo de Valentina la protagonista también hace un viaje donde conocerá a personajes del circo y cada uno de ellos le dará pequeñas herramientas y preguntas para que piensen sobre ellas. El niño puede sorprender con lo que puede llegar a expresar y pensar. Además introducimos humor y les hacemos partícipes. Siempre hacemos que un personaje esté entre el público, con ellos. Hay canciones que ellos pueden acompañar con palmas o corear, una dinámica activa en definitiva.

P.: Los personajes de El circo de Valentina son reconocibles...   

S.T.: Son personajes del circo antiguo. Siempre pensamos en el adulto y en el niño. El niño se va a quedar maravillado con unos personajes raros que no conoce, como la mujer barbuda, los cuales los hemos visto los adultos en películas, así como unas siamesas, una pitonisa, un domador de pulgas, o un forzudo. Son personaje que el niño que vaya ahora al circo no los va a encontrar. El adulto va a alucinar porque son personajes muy atractivos y a mí me encanta esa época, con una estética vintage, y la escenografía es un carromato con luces, colores pastel. Estos personajes los hemos escogido porque, en su época, eran marginados y la única forma de vida que tenían era trabajar en un circo ambulante y, cuando llegaban a las ciudades, eran apedreados y no les dejaban entrar porque se pensaban que traían mal agüero.
Los componentes de El circo de Valentina. Foto:feSt
P.: ¿Qué destacaría del trabajo de Carmen de Giles en este espectáculo?

S.T.: Siempre es maravilloso. Nosotros también partimos del reciclaje de material de otros espectáculos hechos por Carmen, porque hay que decir que Ricardo Iniesta nos ha acogido en su espacio y reciclamos vestuario. Carmen asesora e investiga porque este espectáculo está ambientado en la Segunda Guerra Mundial y por eso se llama la niña Valentina, porque ha nacido en plena guerra y se dice al final que los tiempos no han cambiado tanto. Carmen ha hecho un gran trabajo y hemos reciclado cosas de otros espectáculos como La ópera de tres centavos. Me encanta trabajar con Carmen.

P.: En su trayectoria con Atalaya ha podido viajar a ricos universos como los de la tragedia griega, Federico García Lorca o Valle-Inclán y trabajando de una manera que hace que los espectáculos lleguen de una manera muy directa al espectador... 

S.T.: Sí. Es una forma de trabajar que continúo en La Maraña. Es muy visual, con elementos muy cuidados, el trabajo del actor se basa en las partituras físicas etc...Todo está en función del espectáculo. En Atalaya es donde me he formado, no sólo como actriz, sino también a la hora de dirigir y es mi fuente de trabajo. Es un teatro poético, por eso se cuidan tanto las imágenes, la luz, la música y en este espectáculo hemos metido música en directo, aprovechando que sabíamos tocar diferentes instrumentos.

P.: Usted ha sido ayudante de dirección en muchos espectáculos de Atalaya ¿qué destacaría de ese trabajo en concreto dentro de un montaje teatral?

S.T.: Depende del director con el que se trabaje. En mi caso, trabajar con Ricardo Iniesta, al haberme dirigido durante tanto tiempo como actriz, hace que nos conozcamos mucho y a veces montamos a la par. Además conectamos mucho con respecto a las imágenes el ver por dónde va el trabajo, por lo que yo me sumo a lo que él tiene en la cabeza. Antes de que él diga algo ya sé lo que está pensando, tenemos mucha conexión y eso es un gustazo. Lo que hacemos es poner capas y que el espectáculo vaya creciendo. El lanza una idea de una escena y yo voy sumando.

P.: ¿Qué obra de las que ha interpretado considera que fue un punto de inflexión en su carrera? 

S.T.: A solas con Marilyn, de Alfonso Zurro, porque suponía afrontar un monólogo. Además la codirigí con Ricardo. Siempre había trabajado con compañeros en el escenario y esta obra suponía estar sola en escena durante más de una hora. Creo que fue el mayor reto de mi carrera porque dirigía e interpretaba sola. Era un texto muy poético que habla de la mujer con un potente mensaje. Lo interpretó Maica Barroso hace varios años y cuando lo montamos nosotros se empezó a estudiar en la escuela de arte dramático y los alumnos venían a ver el montaje y giró durante muchos años.

P.: Para terminar ¿por qué hay que ir a ver El circo de Valentina?  

S.T.: Primero porque supone entrar en un mundo mágico del circo antiguo con personajes especiales y, a través de la protagonista, Valentina, se vivirán momentos alegres, otros tristes. Será un viaje y, por lo tanto, hay que venir esperando la sorpresa. Me gustaría que el público se deje impregnar y abierto a sorprenderse.   

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