jueves, 7 de junio de 2012

El espíritu de Samuel Beckett sigue vivo

                      CRÍTICA TEATRAL: "CARCAJADA SALVAJE"

Si una obra se repone 18 años después de su estreno en España, con el mismo director y la misma actriz, y se sigue representando, tiene que ser por algo: Carcajada salvaje de Christopher Durang, dirigida de nuevo por Josep Costa, ofrece una estructura peculiar: tres partes, las dos primeras con un monólogo cada una y la última parte,en la que es patente la vigencia hoy en día del teatro del absurdo que llevó a la cima Samuel Beckett. No obstante, el título de esta obra forma parte de una frase, que además se menciona en la función, del autor de Esperando a Godot.

Partiendo de una premisa tan sencilla, como es un incidente en un supermercado por culpa de una lata de atún, dos actores en estado de gracia, Charo López y Javier Gurruchaga, exponen, cada uno por separado, su versión del incidente, lo que da pie a reflexiones sobre sus miedos, manías y la  exposición de ideas sobre temas sociales como el medio ambiente, el sexo o las relaciones con las personas desconocidas en unos monólogos que dicen algunas verdades tan grandes como catedrales. Cada uno de ellos no tiene reparos en exponerse vulnerable ante el público que sabe que le escucha. Charo López explica situaciones que le han ocurrido con ironía y lanza miradas cómplices con esa profundidad en los ojos que la hizo famosa y que mantiene intacta, junto con su inconfundible risa, marca genuina Charo López.

Por otro lado Javier Gurruchaga crea momentos de humor con sus técnicas para mantener la positividad ante la vida con una gestualidad en la que se notan las dotes de imitador que le hicieron tan popular. Lo curioso es que el texto plantea, sobre todo al final del monólogo de él, que los dos personajes, en apariencia tan diferentes, tienen ciertos puntos en común que los acerca un poco.
Javier Gurruchaga y Charo López  durante la representación
Sin embargo, la tercera parte de la obra, es en la que lo absurdo se impone con recreaciones variadas del incidente en el supermercado, donde Gurruchaga entona el famoso Love me, tender de Elvis Presley. Aquí la pared imaginaria desaparece y, a través de recuerdos de sueños y situaciones mencionadas durante la obra, ambos personajes se encuentran en el escenario en un juego teatral en el que hay que dejarse llevar.

Carcajada salvaje es un ejemplo más de la valentía de unos actores que no se arrugan ante una propuesta arriesgada y donde demuestran su versatilidad, en el caso de Charo López desvinculándose del drama, y mostrando, una vez más, sus dotes para la comedia. 

Por todo lo dicho, confirmo que Carcajada salvaje hay que ir a verla con disposición absoluta a entrar en el juego que nos propone el teatro y su particular magia.

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