viernes, 25 de enero de 2013

Soberbio retrato de la asfixia existencial

                                   CRÍTICA TEATRAL: TÍO VANIA

Antón Chéjov era un maestro a la hora de radiografiar al ser humano. Los personajes de sus obras viven en un entorno que condiciona sus emociones y les retiene en él incluso físicamente . Tío Vania (1898) es un gran ejemplo de ello, ya que la vida sigue pasando después de que termine el conflicto dramático, sin recurrir a sorpresas finales como ocurría en La Gaviota (1896).

La compañía valenciana L'Om-Imprebís ha realizado un montaje íntegro de Tío Vania dotándolo de un dinamismo que hace que en ningún momento la atención del espectador decaiga, gracias al ritmo impuesto por el director Santiago Sánchez y un elenco de actores sencillamente maravilloso. Durante el transcurso de la obra todos y cada uno de ellos tienen la ocasión de deslumbrar con sus dotes interpretativas.

Rosana Pastor compone a la perfección una Helena que se erige en un objeto de deseo para varios de los hombres con los que convive en esa casa de campo donde se desarrolla acción y que se ve obligada a reprimir sus deseos. Precisamente éste es uno de los elementos resaltables de la obra. Sonia, interpretada con una cantidad de matices por Xus Romero, vive su amor por el Doctor Astrov (Carles Montoliu, que expresa con una nitidez vocal asombrosa, extensible al resto del reparto, algunas de sus ideas sobre la vida) con la resignación de saber de antemano que no va a ser correspondida.
Un momento alegre de la obra                           David Ruano
Por otro lado, Vicente Cuesta y Sandro Cordero, interpretan magistralmente al Profesor Seberiakov y al Tío Vania respectivamente, mostrando la rabia contenida durante años. Por otro lado Paca Ojea, es una delicia en el papel de Marina y reflexiona sobre la vejez diciendo frases emotivas que llegan al corazón. Carmen Arévalo y Carles Castillo representan a unos personajes, como otros anteriormente citados resignados a vivir como siempre.

Con una escenografía sencilla pero contundente, una reproducción de sonidos externos perfecta, junto con una hermosa música en directo, y un vestuario sobresaliente (los trajes que luce particularmente Rosana Pastor son auténticas maravillas), este montaje de Tío Vania, en el Teatro Lope de Vega de Sevilla hasta el domingo,  es un acertado montaje para mostrar a las nuevas generaciones la universalidad y calidad de un autor como Chéjov, un autor indispensable, y que los responsables de L'Om-Imprebis han sabido mostrar en escena con todos sus matices, con algunas reflexiones que nos hacen pensar sobre diversos aspectos de nuestra existencia, aunque se concibiera a finales del siglo XIX.

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