jueves, 7 de marzo de 2013

Breve Reencuentro

                         CRÍTICA TEATRAL: ANTES TE GUSTABA LA LLUVIA

Si hay algo con lo que debemos vivir y, sobre todo, seguir viviendo, es con el dolor que nos producen situaciones con las que nos vamos encontrando, a veces de manera inesperada. Esos golpes que te da la vida son los que se reflejan en la obra Antes te gustaba la lluvia, en el Teatro Lope de Vega de Sevilla hasta el domingo.

El texto de la autora holandesa Lot Vekemans es un análisis de cómo dos personas que estuvieron unidas en el pasado se vuelven a ver al cabo de los años y exponen la distinta manera con la que sobrellevan el dolor tras un traumático acontecimiento en sus vidas.

Estas dos personas están encarnadas por Blanca Oteyza y Sergio Otegui, dos actores que se complementan muy bien sobre el escenario y que defienden sus personajes como lo marca la acertada dirección de Miguel Ángel Solá.
Blanca Oteyza y Sergio Otegui en la función
Oteyza despliega todo un torrente emocional marcado desde el comienzo con una existencia que no ha vuelto a ser la misma, comida por la amargura y el vacío. Mientras tanto, Otegui compone un personaje que afronta la vida de otra manera, siguiendo adelante, aunque ese tiempo en el que vuelve a verse con el personaje de Oteyza le sirve para romper emocionalmente y mostrar el dolor que tenía escondido en lo más hondo de su ser.

La escenografía contribuye a ese clima de frialdad ambiental y emocional que existe en un primer momento entre los dos personajes, marcado en la cultura de los países del norte de Europa. Sin embargo, estos personajes logran tocarse, acariciarse y sentir por un momento que el tiempo no ha pasado y que no están distanciados. 

Antes te gustaba la lluvia es una obra intensa, con unos silencios muy marcados, donde dos actores lo dan todo para transmitir esa verdad que necesita el teatro y que Blanca Oteyza y Sergio Otegui logran sobradamente gracias, ante todo, a una gran naturalidad, algo necesario para poner sobre la mesa unos sentimientos que hacen remover el interior de los espectadores, porque lo que presencian es un trozo de vida con una situación planteada que, por mucho que duela, ocurre porque, simple y llanamente, la vida es muy injusta.

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