viernes, 8 de noviembre de 2013

Amparo Rivelles, gran dama del escenario, fallece a los 88 años

El mundo de la cultura en España vuelve a ponerse de luto por el fallecimiento de Amparo Rivelles. Fue una actriz que estuvo impecable tanto en cine como en teatro y televisión.
Amparo Rivelles (1925-2013)
 La hermana del también añorado Carlos Larrañaga se presentó ante mis ojos por primera vez cuando yo tenía trece años formando parte del extenso reparto de La Regenta, la modélica adaptación televisiva de la novela de Leopoldo Alas "Clarín" que Fernando Méndez-Leite dirigió en 1995 con Aitana Sánchez Gijón, Héctor Alterio, Carmelo Gómez, Juan Luis Galiardo, Cristina Marcos, Fiorella Faltoyano etc... Amparo Rivelles interpretaba a Doña Paula la madre del personaje encarnado por Carmelo Gómez y al final del primero de los tres episodios da un recital interpretativo de tal magnitud que hacía que, aunque luego su personaje saliese menos en pantalla , no te olvides de él, una cualidad común a todos los personajes que interpretó a lo largo de su extensa carrera.

Como Doña Paula en La Regenta (1995)
Trece años antes de La Regenta, Amparo Rivelles protagonizó una serie que marcó desde su estreno: Los Gozos y las Sombras, adaptación de la trilogía concebida por Gonzalo Torrente Ballester en la que interpretó impecablemente el papel de Doña Mariana, una mujer bondadosa y con carácter que hizo las delicias de los telespectadores. En esta serie coincidió con su hermano en el reparto, y en toda la serie en una sola escena, además de contar con actores de la talla de Eusebio Poncela, Charo López, Eduardo Fajardo, Rafael Alonso, Manuel Galiana o Julia Trujillo.

Estos dos títulos televisivos eran sólo una muestra del inmenso talento de Amparo Rivelles, hija de los actores Rafael Rivelles y Mª Fernanda Ladrón de Guevara. Destacó en el cine en los años 40, coincidiendo con su hermano en  Alma de Dios (Ignacio F. Iquino, 1941).

A partir de entonces protagonizó varias adaptaciones de populares obras de teatro en la gran pantalla como Los ladrones somos gente honrada (Ignacio F.Iquino, 1942) sobre la famosa obra de Enrique Jardiel Poncela, autor de otro de sus éxitos en el cine, Eloísa está debajo de un almendro (Rafael Gil, 1943), así como Malvaloca (Luis Marquina, 1942) de los Hermanos Alvarez Quintero, Fuenteovejuna (Antonio Román, 1947) de Lope de Vega o La duquesa de Benamejí (Luis Lucia, 1949) sobre la obra de Manuel y Antonio Machado.
La actriz en su juventud
También destacó en filmes de corte histórico como Eugenia de Montijo (José Lopez Rubio, 1944), La leona de Castilla y Alba de América, ambas dirigidas por Juan de Orduña en 1951.

Con Rafael Gil, aparte de la mencionada adaptación de la obra de Jardiel Poncela, también hizo El clavo (1944), sobre un relato de Pedro Antonio de Alarcón, y La Fe (1947), que levantó cierto revuelo en el momento de su estreno por su temática.
A mediados de los años 50 se marchó a Méjico participando en coproducciones con España como La herida luminosa (Tulio Demicheli, 1956), varias telenovelas y películas hasta finales de los 70.

A comienzos de los 80 encabezó una adaptación de La casa de Bernarda Alba de García Lorca dirigida por Gustavo Alatriste. De nuevo en España asentada y tras el enorme éxito de Los Gozos y las Sombras, es premiada en la primera ceremonia de los Premios Goya por su interpretación en Hay que deshacer la casa (José Luis Gª Sánchez, 1986), adaptación de la obra de Sebastián Junyent que ella misma estrenó sobre las tablas. Con el filme histórico Esquilache (Josefina Molina, 1989) fue de nuevo nominada al Goya.

En el teatro fue un auténtico portento y me lamento de no haber podido haberla visto en las dos últimas ocasiones en que vino a Sevilla, con Paseando a Miss Daisy de  Alfred Uhry dirigida por Luis Olmos en 2001 y con La brisa de la vida de David Hare, donde compartía escenario con Nuria Espert bajo la dirección de Lluis Pasqual en 2005.
Con Nuria Espert presentando La brisa de la vida
Otras obras destacadas de su trayectoria sobre los escenarios fueron La voz humana de Jean Cocteau en 1981 que ella volvió a hacer en televisión. Lo mismo ocurrió con El caso de la mujer asesinadita de Miguel Mihura y Alvaro LaIglesia que protagonizó en 1984 dirigida por Gustavo Pérez Puig.

En 1988 encarna a otro personaje memorable, ya que Adolfo Marsillach la elige para protagonizar La Celestina de Fernando de Rojas para la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Allí dio cuerpo y alma a la famosa alcahueta acompañada en el escenario por Juan Gea, Adriana Ozores, Jesús Puente y Charo Soriano entre otros.

Con el reputado director José Luis Alonso hizo La loca de Chaillot de Jean Giradoux en 1989 junto a Margot Cottens y Silvia Marsó y Rosas de otoño de Jacinto Benavente en 1990, una obra especial, ya que la había interpretado su madre y ella misma la hizo para Estudio 1 en 1979. En el montaje teatral estuvo acompañada por Alberto Closas, con quien haría la última función de éste, El canto de los cisnes de Alexei Arbuzov en 1993 dirigidos por Juan Carlos Pérez de la Fuente.

Con Pérez de la Fuente también sería dirigida en La importancia de llamarse Wilde, versión de El abanico de Lady Windenere de Oscar Wilde en 1992 y en Los padres terribles de Jean Cocteau en 1995. También obtuvo un gran éxito con Los árboles mueren de pie de Alejandro Casona en 1999.

Tía de Luis Merlo, Pedro y Amparo Larrañaga, fue precisamente en la serie MIR, que su sobrina protagonizaba, donde la pudimos ver por última vez ya que en 2006 se retiró de los escenarios con La duda, basada en El abuelo de Benito Pérez Galdós.
Con sus sobrinos Luis Merlo y Amparo Larrañaga

Se va otra gran actriz, una señora de los escenarios y una auténtica maestra de la interpretación, descanse en paz, Amparo Rivelles.

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