martes, 3 de diciembre de 2013

Eduardo Velasco interpreta a Jesucristo en "El profeta loco" en La Fundición

Eduardo Velasco es un actor con una gran carrera sobre los escenarios. La última muestra de su talento se podrá disfrutar en Sevilla del 5 al 9 de diciembre en la sala La Fundición donde protagoniza El profeta loco que él mismo coescribe junto a Paco Bernal, produce con Avanti Teatro y dirige con la asesoría de Cuca Escribano y Julio Fraga junto con Miguel Zurita como ayudante de dirección.
Eduardo Velasco en el escenario de La Fundición. Alejandro Reche
Las funciones de El profeta loco serán de jueves a sábado a las 21:00 horas y el domingo y el lunes a las 20:00 horas. Las entradas cuestan 11 euros y 8 en tarifa reducida

En esta obra Velasco se mete en la piel de Jesucristo para hablar de diversos temas, con un giro al final de la función. De esta función, que ha sido un éxito en Málaga, El Rinconcillo de Reche ha hablado con el propio Eduardo Velasco que, además, estrenará a finales de enero El Encuentro en el Teatro Central junto a José Manuel Seda, y con Cuca Escribano.

Pregunta: ¿Cuál es el origen de esta obra?

Eduardo Velasco: El origen está en el fin de la gira de De Ratones y Hombres y el panorama profesional que se nos presenta es como decir: "Señores, tengo cuarenta y cinco años, tengo el perfil laboral más jodido que existe en este país. No sé hacer otra cosa". ¿Qué puedo hacer? Montemos un espectáculo.  Con la ayuda, la asesoría, el acompañamiento de compañeros y gente tan grande como Cuca Escribano, que formó parte del proceso desde el principio fue guiando. Porque, cuando surge una idea, siempre es muy ambigua y hay que acotarla hasta la esencia, por lo que ha supuesto unos meses muy intensos de trabajo.

Cuca Escribano: Yo conozco el proyecto desde el inicio. Eduardo tiene la idea y piensa en qué escritores pueden desarrollarla. Paco Bernal empieza a hacer las primeras versiones, y desde el momento en que el texto se escribe yo estoy presente, aportando y opinando y entonces se decide que me implique en la dirección porque, aunque la lleve también Eduardo, necesita de una mirada exterior, por lo que confía en mí y en Julio Fraga para esa labor, aparentemente puede parecer complicado pero no lo ha sido. Aunque ya se ha estrenado es un espectáculo vivo, que es lo que tienen los de creación propia, por lo que siempre se puede ir afinando un poco más.

P.: Yo recuerdo la performance en Málaga ¿fue una experiencia que atrajera a la gente y que opinara positivamente de cara a ver el espectáculo?

E.V.: La performance es un elemento de promoción para el espectáculo. Ambas cosas se retroalimentan, como las exposiciones de fotografías que yo procuraré que nos acompañen durante las funciones.  Pretendo crear sinergias entre distintas disciplinas artísticas que se retroalimenten entre sí. La performance tiene un claro objetivo: Yo pongo sobre el escenario a un trabajador de la cruz, alguien que está entre ocho y diez horas al día subido en en ella, y el espectáculo comienza cuando llega la noche, este señor se despierta y tiene su vida normal y cuenta su historia al público. La performance me sirve a mí también como un ejercicio del trabajador frente al personaje. Abordar a un personaje como éste, Jesucristo, que es el mayor icono de la Historia de la Humanidad, no es nada fácil. Enfrentarse a ese personaje, analizarlo y tratar de darle alma, carne, sangre es complicado. 

En Málaga fue un lujo poder hacerla en el Museo de Arte Contemporáneo, hubo mucha asistencia de público y el propio director del Museo nos dijo que habíamos batido el récord de asistencia de performances que se habían hecho allí y eso nos alegró mucho. En Sevilla se hará sin cruz en El Corto Maltés el viernes 6 durante un par de horas por la tarde en las que el personaje buscará allí a su Jesucristo y luego habrá un encuentro con el público.
Velasco durante la representación de El profeta loco
P: Interpreta a un segundo personaje en la obra ¿cómo afronta esa dualidad?    

E.V.: Lo hago con un poquito de "esquizofrenia", grandes dosis de irreverencia y salteado con muy poca vergüenza. No se puede abordar de otra manera. La única manera de llevarlo a cabo es hacerlo desde las tripas, la verdad y el alma. Si no, no sale, es imposible. Todos tenemos la referencia de este señor, revolucionario en su tiempo. Ese dogma de fe que provoca ese personaje tanto si eres ateo, como si eres agnóstico, creyente y tal, esa figura está ahí, porque el ser humano necesita tener fe y creer en algo. 

Mi propio dogma de fe es el ser humano y me considero muy humanista en ese sentido. El hombre es el verdadero lobo para el hombre. Somos la única especie sobre la Tierra que tenemos la capacidad de hacer el el mal y el bien a nuestro antojo. Por todo esto, hay que dejar de racionalizar sobre este personaje y abordarlo con muchas tripas. Esta es mi verdad y mi propuesta y desde aquí grito mi indignación no sólo a los políticos y a los economistas, sino también al público, a la gente, a los niños que son el futuro y a los ancianos que representan nuestro pasado.

P: Un aspecto que llama la atención es el físico que muestra en la obra, en De Ratones y Hombres se notaba ya un trabajo físico importante pero aquí parece dar un paso más ¿Cómo lo ha logrado? 

E.V.: En este caso la delgadez es consecuencia de ser productor, productor, llevar la distribución, la prensa, escribir el texto, interpretar, carga, descarga, conduce, monta, desmonta y toda la historia. Por muchos potajes que yo me comiese el Cristo saldrá delgado seguro. Pero puntualizo que es más importante, para interpretar a este personaje, la preparación emocional y psicológica porque al ser Jesucristo, el Profeta, el Mesías, es un personaje psicológicamente muy delicado, algo que he observado al estudiar a los actores que lo han interpretado sobre todo en el cine, y te arrastra, tienes que hacer un ejercicio de poner los pies en la tierra para que no se te vaya la cabeza.

Pregunta (a Cuca Escribano): ¿Cómo recuerda usted la reacción del público en Málaga?

C.E.: Yo tuve la oportunidad de estar en todas las funciones de Málaga. Funcionó todo tal como esperábamos, incluso hubo gente que se emocionaba, o reía más de lo uno esperaba. La reacción fue muy positiva. Cada día hubo más público. En este espectáculo la figura de Jesús está muy bien tratada. Se lleva palos la Iglesia pero se trata de una institución que por sus acciones a lo largo de la Historia, es muy criticable. Personas muy religiosas  se emocionaron, no recuerdo reacciones negativas. 

P: Echando la vista atrás usted hizo en los comienzos de su carrera Otelo. El Moro acompañando entre otros, a Eva García-Vacas ¿Qué piensa de esos años de formación y aprendizaje?

E.V.: En esa función teníamos varias escenas juntos, ella hacía de Blanca y yo de Casio y fue un lujo. Pensando en los comienzos yo, con cuarenta y cinco años que tengo, sigo teniendo la misma pasión y la misma fe en esta profesión que cuando tenía dieciocho. Yo aun sigo pensando que podemos cambiar el mundo. Sigo viviendo la ilusión de estar en este teatro como si fuera el primero que piso en mi vida y esa ilusión es la que no tenemos que perder porque esta profesión es una maratón con subidas y bajadas.

P: Usted interpretó Camino al cielo de Juan Mayorga, el último Premio Nacional de Literatura Dramática ¿Cómo recuerda esa experiencia?

E.V.: Tuvo sus luces y sus sombras. Las luces por el grandísimo placer de conocer personalmente a Juan Mayorga que se desplazó para trabajar el texto conmigo y otros grandes compañeros como Juanma Lara. Las sombras se encuentran en que se estrenó en Málaga, hicimos diez funciones y se quedó ahí. Yo interpretaba, de todos los personajes, al que considero que era el caramelo: El narrador, un observador internacional que tenía que ir visitando los campos de concentración y que, por no meterse en líos, puso la cruz de "Todo está correcto" y cayó sobre sus espaldas la muerte de millones y millones de personas en los campos de exterminio nazis. Otro espectáculo que recuerdo especialmente es So happy together con dirección de José Bornás y textos de Laila Ripoll, Yolanda Pallín, Jesús Laíz y José Ramón Fernández que trataban el conflicto palestino israelí. Todo lo que sea teatro de compromiso social, ideológico o filosófico me interesa y esos son los que más me han marcado.

P: También interviene en Solas, adaptación de la película de Benito Zambrano con dirección de José Carlos Plaza. Es una película con los sentimientos a flor de piel, por lo que también debe de ser un factor importante para usted a la hora de involucrarse en el proyecto...

E.V.: Siempre. El teatro es un altavoz de las emociones y del alma humana. Para mí, mientras más catarsis emocional tenga el personaje más me gusta, porque me hace buscar más en mí mismo y más me hace crecer y evolucionar. Esas emociones que transmitimos desde el escenario es el mayor regalo que podemos ofrecer al público.

P: La primera obra en la que yo le vi sobre un escenario fue De ratones y hombres. Supongo que tendrá recuerdos maravillosos...

E.V.: Por supuesto, la experiencia de trabajar todos los días con Fernando Cayo, con Roberto Álamo y el resto de compañeros: Irene Escolar, Diego Toucedo, Alberto Iglesias, Emilio Buale, Josean Bengoetxea, Rafael Martín y Antonio Canal... Era una compañía de tanto amor que sólo apunto una cosa: El primer día de ensayos en los Teatros del Canal llegó Miguel del Arco y nos dijo "Chicos, quiero deciros una cosa antes de empezar a leer: Es la primera vez que trabajo con una compañía que no son colegas míos a nivel profesional y yo no puedo trabajar en una compañía si no hay amor, lo necesito para trabajar". A todos se nos pusieron los pelos de punta y yo nunca he trabajado en una compañía con tanto amor y tanta entrega. 
Con el resto del magnífico elenco de De ratones y hombres
Pregunta (a Cuca Escribano): Tengo entendido que viene a Sevilla con teatro...

C.E.: Sí, el segundo fin de semana de enero vengo al Teatro Quintero con No te vistas para cenar, una comedia de enredo muy divertida y muy bien construida de Marc Camoletti con dirección de José Troncoso y en la que comparto escenario con Aurora Sánchez, Jesús Cisneros, Yolanda Aréstegui y Antonio Vico. Estamos de gira tras permanecer en Madrid cuatro meses en el Teatro Rialto.

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