viernes, 6 de diciembre de 2013

Fascinante Ainhoa Arteta en una majestuosa producción

                                        CRÍTICA DE ÓPERA: MANON LESCAUT

El Teatro de La Maestranza ha vivido otra noche de gloria con la primera representación de la ópera Manon Lescaut de Giacomo Puccini, reposición de la producción realizada en Teatro Regio de Turín hace ocho años. La historia de amor de la heroína del título, de la que se presencia su auge y su caída, ha cautivado una vez más al público por varias razones. 

Para el que escribe estas líneas la primera razón tiene nombre propio: Aihnoa Arteta. La soprano ha embelesado al público gracias a su prodigiosa calidad vocal y a su fuerza interpretativa, ya que se muestra totalmente creíble en un personaje, Manon Lescaut, que es un carrusel emocional y vital: Del amor verdadero al lujo y de vuelta al amor, lo que causa su desgracia final. Arteta logró varios aplausos durante la representación y una ovación final merecidísima.
Aihnoa Arteta rodeada de lujo en el acto IIGuillermo Mendo
Otro punto a favor de la producción es la impresionante escenografía de Thierry Flamand en cada uno de los cuatro actos. Por poner un ejemplo, el acto II maravilla por la casa de Geronte, el amante rico de Manon, donde se evidencia la ambientación de la ópera, la Francia dieciochesca, con un lujo que queda patente nada más se alza el telón y con una simbólica caída del dosel de la cama de la estancia para dar a entender la "caída" de Manon.

Asimismo, el vestuario, tanto femenino como masculino, creado por Christian Gasc es una joya que sirve para mostrar también el estado emocional de los personajes. Ejemplos serían las vestimentas que se ven en la concurrida plaza de Amiens del Acto I, donde se respira buen humor y alegría o el vestido de Ainhoa Arteta en el siguiente, en consonancia con el lujo que la rodea.

En el apartado vocal hay que destacar la labor en general de todo el elenco y en especial, aparte de Arteta, de Walter Fraccaro que tiene momentos dramáticos en su encarnación del enamorado estudiante Des Grieux en los que saca a relucir su potencia vocal (el acto II en el reencuentro con Manon, es un buen ejemplo o el desolador acto IV, donde Fraccaro y Arteta dan una master class).
Walter Fraccaro y Aihnoa Arteta en el Acto IV. Guillermo Mendo
Por otro lado, Vittorio Vitelli, que repite el papel de Lescaut que ya interpretó en Turín, da muestras de su calidad vocal sobre todo desde el último tercio del Acto I en adelante. El resto del elenco tiene sus momentos de gloria así como el coro, de una calidad irreprochable. En su conjunto se ha podido comprobar que la dirección de Didier Flamand, junto con la ayuda de Jeoffrey Bourdenet ha dado sus frutos en un espectáculo lírico donde el amor y el dinero juegan un papel vital.

La historia concebida por el abate Prévost, en manos del maestro Puccini es una delicia, con variaciones y elipsis narrativas incluidas, y gracias a un equipo artístico y técnico de primera y la ROSS, dirigida de nuevo por el maestro Pedro Halffter, el público sevillano puede disfrutar de otra gema operística como es Manon Lescaut en todo su esplendor. 

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